No ostentó el cargo de faraona, como después correspondería a Sobekneferu de manera oficial, pero en la historia egipcia Neithotep aparecerá tal vez como la primera mujer en asumir el control de mando y destacarse como gobernante. Situándonos en el Período Arcaico, Neithotep fue supuestamente la reina consorte del rey Aha (“El luchador”), sucesor del fundador y unificador de la primera dinastía egipcia, el rey Narmer. Poco se sabe de un personaje que vivió hace más de cuarenta siglos, y sin embargo algunos vestigios arqueológicos nos permiten contar algo de su historia. Algunos historiadores opinan que Aha sería no su esposo, sino su hijo, y que su marido sería el rey Narmer. El nombre de Neithotep significa “la diosa Neit está satisfecha”, refiriéndose a la diosa guerrera llamada Neit, y que era venerada en el Delta del Nilo, por lo que se cree es oriunda del Bajo Egipto, y de allí que su matrimonio con Narmer, nacido en el Alto Egipto, tuviera por conveniencia la de unificar a todo un país y dar comienzo a la historia de dinastías y faraones y que hoy conocemos como el Antiguo Egipto. Sea como sea, parece ser que Neithotep fue madre de Horus Aha, quien sucedería a Narmer siendo todavía un niño, y por lo que su madre sería quien estuviera a cargo del comienzo de una sucesión de dinastías que gobernarían durante siglos. Todo indica que su muerte acaeció durante el reinado de Horus Aha, y quien mandó construir una gigantesca mastaba para su madre en el cementerio de Naqada. A finales del siglo XIX se hicieron las primeras excavaciones de esta compleja estructura fabricada en adobe endurecido, y que al comienzo se creyó que era la tumba del faraón Narmer dado la suntuosidad del recinto. Las paredes externas tenían huecos donde estarían incrustadas algunas estatuas; la construcción en forma piramidal tenía en su parte alta un acceso que conectaba con la cámara mortuoria, y en cuyas paredes se encontraban tallados sellos e inscripciones, etiquetas de arcilla y marfil y toda clase de fórmulas e impresiones en piedra y que tenían su nombre. También se encontraron tablillas y varias representaciones de la faraona grabadas en la fachada conocidos como serek (serekht o serej). Los serek contenían el nombre del faraón escrito en jeroglíficos, y sobre el nombre la figura del halcón como el animal que representaba al dios Horus. Muchos de los serek de Neithotep consistían en un par de sellos fusionados, en el que además de su nombre y la figura del halcón se incluía el estandarte que simbolizaba a la diosa Neit, todo un sello particular que sería su distintivo iconográfico. En el 2012 un descubrimiento en las canteras del Sinaí, en Wadi Ameyra, arroja nuevos datos que podrían corroborar o desmentir algunas hipótesis. Tallados en las rocas se encontraron una inscripción del tercer faraón de la dinastía I, Dyer (Djer), y que se trata de un grabado de la flota naval de este faraón, con el serek que lo identificaba al lado derecho, y a la izquierda de su serek el nombre de Neithotep. Otra peculiaridad de esta representación es que el halcón que simboliza al dios Horus porta en sus manos un mazo de guerra con el cual golpea a un enemigo que permanece arrodillado. Muchos creen ver en estos hallazgos los indicios de que la reina aún vivía cuando Dyer estuvo gobernando, y para otros confirma la tesis de que Neithotep lideró unas expediciones mineras a las montañas del Sinaí, dejando en estos territorios un testimonio del nombre de la mujer que mandaba por aquel entonces, una mujer que aparece en la historia humana como una de las primeras en gobernar por sí misma, y aunque fuera por un corto período, y aunque nunca fue coronada oficialmente como reina.