Ella es la Historia

Publicado el Milanas Baena

Judit Polgár (1976)

Su vida está ligada a un tablero dividido en sesenta y cuatro casillas blanquinegras y en la que treinta y dos piezas se disputan una batalla a muerte. Sobre el escenario hay dos damas, pero en esta historia entrará en juego una tercera que ha sabido como nadie dominar todas las disputas ajedrecísticas. Judit Polgár nació en Hungría, y fue la tercera hija de un par de pedagogos que trataron a sus hijas como a una especie de conejillos de indias, un “experimento”, señalaría su padre, y que arrojaría como resultado a tres niñas prodigiosas en el denominado juego ciencia. Los padres decidieron pues educar a sus tres hijas en casa, impartiéndoles conocimientos en todas las disciplinas, haciendo un especial interés en los idiomas y, particularmente, en la instrucción del ajedrez. Las hermanas Polgár dedicaban siete horas diarias al estudio de las distintas trampas, celadas y estrategias que las llevaran a dominar las diferentes combinaciones y posibilidades que permite el juego. Para el padre de las Polgár, el genio no nace, sino que se hace, y la creatividad empleada en el ajedrez servía según él para medir la inteligencia de las personas. Fueron pocas las amistades de infancia que recordará la ajedrecista, distintas a esas amistades casi exclusivas que también compartieran su afición por su juego preferido, reconociéndolos como sus “verdaderos amigos” de la infancia. Fue así como las tres hermanas lograron convertirse en las tres mejores jugadoras de Hungría, pero sólo a la menor de ellas se le ocurrió que, tal vez, podría convertirse en una leyenda de este juego milenario. Su padre quiso que Judit disputara siempre torneos mixtos y pudiera confrontarse en un mundo que hasta ese entonces parecía dominado con exclusividad por los hombres. Fue así como durante la década de los noventa la avezada ajedrecista viajaría por todo el mundo conquistando los más distinguidos premios en las distintas grandes competiciones. Batió récords, ganó campeonatos y olimpiadas y venció a los más grandes jugadores del momento, como es el caso de Spassky, Karpov, Topalov, Kakjakin y Anand. A los 11 años derrotó por primera vez a un Gran Maestro Internacional, y unos años más tarde se consagraría como Campeona del Mundo Infantil en un torneo disputado en Winsconsin, así como la Campeona Absoluta de Hungría. Para 1991, a los 15 años y cuatro meses, Judit Polgár se consagraba en la historia del ajedrez, siendo la persona más joven en obtener el título de Gran Maestro Internacional, superando el récord que hasta ese entonces ostentaba el jugador estadounidense, Bobby Fisher, quien tildó a las mujeres como “débiles” y “estúpidas” para este juego. Sin embargo no sería así para la mítica Judit Polgár, dama que en solitario sabía vencer a cincuenta reyes, confrontándolos a través de simultáneas que solía ofrecer, y donde era de lo más normal que los vencidos sacaran toda clase de pretextos al verse derrotados sin clemencia por una dama. Desafiante, de un estilo feroz y agresivo, de una técnica más bien práctica, romántica, a los hombres les costaba reconocer la derrota, y entre las frases más comunes, la primera gran dama del ajedrez recuerda la disculpa patética que daban muchos: “Tuve un mal día”. Otros temían encararla con la excusa de ser demasiado buenos para jugar contra una mujer. A todo esto Judit Polgár supo sobreponerse y abrirse camino, discutiendo por medio de alfiles y caballos y demostrando con sus enroques que una mujer sí contaba con las suficientes capacidades intelectuales para retar de tú a tú a cualquier hombre. Venció en Nueva Delhi, Novi Sad (Yugoslavia), New York, Las Vegas, Madrid, Linares, Mérida, Estambul, Mónaco, Hastings (Inglaterra), Stornoway (Escocia), Dortmund (Alemania), Yakarta, Salónica (Grecia), Ámsterdam, Wijk ann Zee y Hoogeveen (Holanda), entre muchos otros lugares. En 1996, y con tan sólo 19 años, Judit Polgár se ubica entre los 10 mejores jugadores del mundo. En el 2000 contrae matrimonio y dos años más tarde hace una pausa en su ir y venir por todo el mundo para concentrarse en su labor de madre. Un año más tarde, en el 2002, se convierte en la primera mujer capaz de vencer al temible Ogro de Bakú, el genial y tosco Gary Kaspárov, con quien había venido rivalizando desde hacía más de quince años, protagonizando en Linares, años atrás, una discutida partida en la que el azerbaiyano sería acusado de realizar una jugada de carácter irregular. Sea como sea, Judit conseguía por fin subyugar a un hombre que durante años fue el mejor del mundo, y que declaró que “el ajedrez no es cosa de mujeres… las mujeres son luchadoras más débiles”. Un año más tarde Judit tendrá a su segundo hijo, y para el 2005 retomará con todo ímpetu alcanzando su mejor registro histórico, posesionándose en el puesto 8 del ranking mundial con un ELO de 2735 y hasta ahora imbatible por ninguna otra mujer. De allí en adelante la legendaria ajedrecista no recuperaría su nivel, siendo así que en el 2014 se retira oficialmente de las competencias. Sin embargo un año después regresa y es entonces cuando pierde su hegemonía de 26 años como número uno del sexo femenino, logrando casi igualar la marca de Emanuel Lasker quien mantendría su dominio durante 27 años. La encargada de vencerla sería la prometedora jugadora china, quien por aquel entonces contaba con 21 años, Hou Yifan, y que en la actualidad es la única mujer que se encuentra entre los cien mejores jugadores del mundo. Pero Judit no cree que tenga que seguir siendo así, y que esto es debido a que a las niñas no se les ha inculcado la instrucción del ajedrez ni se les insta para despertar el interés ni mucho menos la pasión por este juego. “Yo lo hice, ¿por qué no lo harían otras mujeres?”, declara.  Es por esto que durante sus últimos años se ha dedicado a la pedagogía y al fomento del juego, desarrollando manuales de enseñanza y programas de capacitación para preescolar, y que ahora forman parte del plan de estudios de las escuelas primarias húngaras. Así mismo da clases, comenta torneos y dicta conferencias, a parte de oficiar como la entrenadora del equipo de ajedrez que representa a su país. Está convencida de que el experimento de su padre, a lo que ella prefiere llamar como “estilo de vida particular”, funcionó para servirse del ajedrez como una herramienta que le ha permitido aprender “para la vida”. Destaca el aporte del juego y cómo a través de éste se ha despertado su creatividad y su pensamiento lógico y matemático, así también como el amor por la lectura o el aprendizaje de valores tales como la constancia, la disciplina y la responsabilidad. Un juego que ha seducido a reyes, artistas e intelectuales de todos los tiempos, tales como Vladimir Lenin, Isaac Asimov, Lewis Carroll, Charles Chaplin, Marcel Duchamp, Jorge Luis Borges, Juan Pablo II, Catalina II y el Ché Guevara, por mencionar solamente un puñado entre tantos, y más recientemente a dos mujeres famosas del mundo del espectáculo, y que se han confesado apasionadas del ajedrez, Julia Roberts y Madonna. La mujer que puso en jaque al juego dominado por hombres, insiste en que fue gracias al trabajo experimental de sus padres que lograría alcanzar semejante nivel de genio: “Sólo pude llegar a donde llegué porque mis padres tenían grandes expectativas que me animaron sin importar mi sexo”. Sin embargo, la prodigiosa y recordada ajedrecista, la mejor jugadora de la historia, ha desistido de perpetuar la crianza que le fue impartida, y es por esto que sus hijos asisten a sus clases tradicionales en la escuela.

Judit Polgár

Comentarios