Nació en Toledo, Ohio, y durante su infancia podría rescatarse la figura influyente que fue su abuela Pauline, mujer destacada por su liderazgo y por ser la presidenta del comité educativo de la Asociación Nacional pro Sufragio de la Mujer, además de haber sido la primera mujer en hacer parte del Consejo de Educación de Toledo. La familia vivió durante un tiempo al interior de un remolque, viajando por varias ciudades, en donde el padre de Gloria ejercería el oficio de vendedor de antigüedades para sacar adelante a su familia. La madre de Gloria comenzó a padecer graves trastornos psicológicos y fuertes ataques nerviosos que acabaron por paralizarla. Solía sumergirse en alucinaciones y a menudo su conducta se tornaba incomprensiblemente violenta, por lo que tuvo que ser recluida en repetidas ocasiones al interior de sanatorios mentales. A la edad de los 10 años la pareja se separa, y Gloria se quedará con su madre para dar inicio a sus estudios de secundaria en la escuela de Toledo, y más tarde en la Escuela Secundaria Western, en Washington, D.C. Alumna destacada, Steinem recibe una beca que la lleva a estudiar dos años en India. En 1960 la revista Help! contrata por primera vez a una mujer como redactora, y dos años más tarde una revista pensada para hombres, Esquire, le pedirá que trabaje para ellos en la modalidad de freelance. El primero de sus artículos no gustó al editor, quien le pidió que volviera a redactarlo, pero, contrario a esto, Gloria se negaría publicando este artículo en otra revista, y en donde expresaba su inconformismo ante la disparidad de géneros, cuando la mujer en nuestras sociedades siempre se veía forzada a elegir entre su carrera y su vida familiar, contrario a como ocurre en el caso de los hombres, desprovistos de estas preocupaciones que limitan: “Todavía me falta escuchar a un hombre pedir consejo sobre cómo combinar una carrera profesional y su matrimonio”. Seguramente inspirada por su abuela Pauline, Gloria Steinem se anticipaba un par de años a los preceptos que en 1964 serían expuestos por Betty Friedan en su libro La mística de la feminidad, convirtiéndose ambas en las más destacadas exponentes de la conocida “Segunda Ola del Feminismo”. En 1963 publica un artículo cuya redacción representó una tarea investigativa a fondo. Gloria consiguió trabajo como Conejita Playboy para poderse documentar respecto a lo que sucedía al interior del Club Playboy de New York, dejando al descubierto un sistema de explotación sexual al que se veían expuestas estas mujeres, en un artículo por el que siempre se ha enorgullecido y que tituló A Bunny`s Tale. Irónica, sabía exponer con mordacidad, humor y picardía cada una de sus tesis: “Una mujer sin un hombre es como un pez sin una bicicleta”. En 1964 entrevista a John Lennon para la revista Cosmopolitan, y un año más tarde es contratada por una revista satírica para que colabore en la sección conocida como El surrealismo en la vida cotidiana. Por unos años Steinem estuvo sin empleo, hasta que en 1968 el recién fundado New York Magazine la llamaría para hacer parte de la redacción del periódico. En 1969 publica su famoso artículo titulado Después del poder negro, la liberación de las mujeres, consagrándose para ese momento como el ícono visible que lideraba el movimiento feminista. “Las mujeres no serán iguales por fuera del hogar mientras los hombres no sean iguales dentro de él”, decía Gloria. Por aquella época se dedica a la redacción de un ensayo que hace referencia al aborto. En él describe cómo a los 22 años había abortado, despertando desde ese momento su claro perfil feminista. Contrario a como le habían hecho creer, ella no sintió culpa, y aunque mucho hubiera querido atormentarse imaginando una y otra vez a su hijo, Steinem no lograría que ese sentimiento fuera más fuerte que su capacidad para decidir sobre su propia vida. Por otro lado, reflexiona de cómo hubiera sido nuestra naturaleza de haberse manifestado de una forma distinta: “Si los hombres pudieran quedar embarazados, el aborto sería un sacramento.” Dueña de sí misma, dueña de su propio destino, sugiere que si por algo quisiera ser recordada es por su invitación a las mujeres a decidir con libertad ser o no madres, a lo que llama “libertad reproductiva”. Dice así en su ensayo: “Había asumido la responsabilidad de mi propia vida, no iba a dejar que las cosas me sucedieran, iba a dirigir mi vida y por eso me sentía positiva.” Pese a sus conclusiones, Gloria no quiso revelar nunca este episodio y lo ocultó hasta ese día por temor de ser juzgada. En 1971 hace parte de las fundadoras de la Asamblea Política Nacional de Mujeres: Llamamiento a las mujeres de América, donde servirá como redactora de discursos, y un año más tarde será la cofundadora -junto con la reconocida abogada Dorothy Pitman Hughes- de la revista feminista Ms. Dicha iniciativa tuvo el apoyo del New York Magazine que se ofreció para publicar la primera entrega de la revista. Hasta ese momento las revistas contenían todas un material casi dedicado con exclusividad al interés masculino, y apenas si dedicaban una escasa columna que supuestamente interesaría a las damas, refiriéndose a los asuntos del hogar, electrodomésticos, adornos caseros, cuidados maternos, remedios, moda y cosméticos, pero nunca se habían tratado otros asuntos que ciertamente competían a toda mujer y sobre los que valdría la pena empezar a reflexionar. En esta revista no sólo se permitirían recorrer esos terrenos vírgenes y superar tabúes, como manifestar abiertamente su idea de la “libertad reproductiva”, sino de hacer una denuncia a los productos y a ese mercado que insiste con vendernos supercherías contaminantes que acaban menoscabando la salud, como en el caso de los carcinógenos en los tintes para el cabello, y así también señalar que la moda que adquirimos está muchas veces confeccionada por niños y mujeres que están siendo explotados en pésimas condiciones laborales. La propuesta fue un éxito y tuvo un impacto contundente. Pasados pocos días ya habían recibido más de 20.000 cartas, y en cuestión de una semana ya contaban con más de 25.000 suscriptores y habían agotado una primera edición de 300.000 ejemplares. Ese mismo año Gloria Steinem sería la primera mujer en hacer presencia en el Club Nacional de Prensa. Para 1978 se recuerda la publicación de un artículo para la revista Cosmopolitan escrito en tono muy característico, y al que titularía Si los hombres pudieran menstruar. Allí sugería que en un mundo de condiciones semejantes, la menstruación sería un emblema natural de honor y no el sufrimiento que puede constituir para las mujeres en esta realidad, más como un acto de orgullo que de vergüenza. En 1986 superó un cáncer de mama y en 1994 lidió con la neuralgia, pero nada de esto sería impedimento para que a sus 66 años, bella y agraciada como lo ha sido siempre, y pese a mostrarse desde joven una opositora radical del acto matrimonial, Gloria Steinem se da la oportunidad de contradecirse y contrae matrimonio con un activista estadounidense. Antes solía decir que “la manera más segura de estar sola es contraer matrimonio”, y a quienes le piden explicar su cambio repentino de este ideal, dirá que “en este país el matrimonio fue el modelo legal de esclavismo… Yo no he cambiado, lo que ha cambiado es el matrimonio.” Su experiencia matrimonial fue la de un matrimonio feliz, ya que, como reza el sacramento, sólo la muerte podrá separarlos, y en este caso su esposo moriría cinco años más tarde a causa de un linfoma cerebral. En el año 2005, junto a Jane Fonda, Gloria fundó el Women’s Media Center, organización destinada a visibilizar la labor femenina en los medios de comunicación. Actualmente continúa al frente de varias editoriales haciendo parte de la junta asesora. Su autobiografía Mi vida en la carretera es desde hace muchos años uno de los más vendidos y un derrotero del movimiento feminista. Sonriente, ya octogenaria, dice haber ganado cada vez un terreno más amplio en eso que llamamos libertad, y sin embargo aún enfrentada con “demandas de género” que la cuestionan desde su adolescencia. Su convicción, sensibilidad y sentido común han servido como ejemplo de inspiración para millones de mujeres en todo el mundo. La actriz Emma Watson la tiene como un ídolo dentro de su actividad feminista, y es para todos y todas un modelo de emancipación y libertad femenina. Steinem decidió no tener hijos, y mantuvo su postura. Su lucha por la igualdad no acabará sino hasta el final de sus días. Su herencia es el despertar de una generación de mujeres que hoy cuentan con la capacidad de elegir sobre el destino de sus propias vidas y fabricar sus historias con libertad plena.