Vistiendo su capa hecha de plumaje de halcón conocida como Valshamr, y que le confiere el poder de transformarse en cualquier tipo de ave, y encima de una carroza ornamentada de oro y plata y jalada por dos enormes gatos sagrados o acaso un par de linces boreales, Bygul (abeja de oro) y Trjegul (árbol de ámbar dorado), o a veces cabalgando sobre el lomo de un jabalí de cerdas doradas llamado Hildisvíni (cerdo de batalla), la engalanada Freyja, diosa nórdica y germánica del amor, la belleza y la fertilidad acude al rescate de los vikingos caídos en batalla que no han sido reclamados por Odín para viajar con él al Valhalla, invitándolos para que moren una eternidad al lado suyo en los majestuosos salones de sus aposentos conocidos como Fólkvangr. Al final de cada lucha la copa de Odín simbolizaba la victoria y la copa de Freyja la paz; y así tan importantes eran los cuervos para el uno como los gatos para la otra. A ella se le encomendaba el cuidado y la prosperidad de los sembradíos. Para advertir de la buena cosecha, agitaba las ramas de los manzanos, y de esa forma enteraba a los mortales que se avecinaban los frutos. Los campesinos tenían por agüero no dejar nunca sus arados afuera, ya que si Freyja los encontraba la reacción de estos instrumentos sería convertirse en piezas inservibles. La emparentaban también con el rayo, y entre los muchos papeles que encarna esta diosa líder y combativa en el campo de batalla, también está la de asociarla con la guerra, la muerte, la magia, la profecía y la riqueza. A veces acompañada de sus asistentes Sjöfn (diosa del amor), Lofn (diosa de las bodas) y Vár (diosa de las promesas), Freyja era solicitada a través de conjuros y de sacrificios sangrientos y se le invocaban plegarias y peticiones para cuidar de los partos o alcanzar la felicidad del amor en pareja. Hechicera y sacerdotisa, enseña el arte de la magia, y es también invocada para atraer la regeneración y la libertad vital. Sin embargo de su leyenda se sabe poco, apenas unos relatos que lograron sobrevivir al proceso de cristianización de Escandinavia, liderados por Olaf de Noruega y Olaf II el Santo, período en el que se destruyó gran parte de los versos que componían el mito de la diosa Freyja, y cuyas representaciones e historias se irían perdiendo por considerárselas paganas. Sin embargo la tradición de sus hazañas y virtudes fue transmitida de generación a generación, y a pesar de las alteraciones de muchos historiadores medievales que insistieron con agraviar las otras deidades religiosas. Los templos, estatuas y otros elementos asociados a estos credos fueron demonizados, y sólo en unas aldeas campesinas el mito de Freyja lograría abrirse paso como parte del folklor cultural. En las tumbas halladas y que parecieran consagradas a esta santidad, suelen encontrarse armas de guerra asociadas a la defensa, contrario a las tumbas encontradas en honor a Odín, que suelen tener un armamento ofensivo o de ataque, por lo que se le considera a Freyja como aquella que lucha en favor de los que cuidan y protegen. Sea como sea, se sabe que Freyja figura como la más destacada deidad femenina de la mitología nórdica, la más grande entre las Vanir (dioses) del Ásynjur (la corte de las deidades nórdicas que moraban en Asgard), y su poderío se compara al de los dioses Thor y al de su hermano Freyr, divinidades de una familia tan fuerte como los dioses griegos que habitaban en el Olimpo. En los distintos relatos se le describe como una figura voluptuosa y seductora, con un poder lujurioso e irresistible, dotada de una increíble belleza. A veces llorando lágrimas de oro rojo ante las prolongadas ausencias de su esposo Od, ocasiones en las que tampoco desaprovechaba para entregarse a una cantidad de amantes que anhelaban poseerla, entre los que se destacaba su querido hermano Freyr. Así también sucedió con un grupo de enanos que habían labrado un precioso collar de oro conocido como Brisingamen (y que al parecer representa el sol y el ciclo del día y la noche), del que la diosa quedaría perdidamente encantada, y para obtenerlo asintió a encamarse con cada uno de los enanos, suceso que desataría el enojo de Odín. Su nombre significa “señora” o “ama”, y al parecer el día viernes, Friday en inglés, proviene del nombre de la diosa. Tan hermosa que las joyas más preciosas llevan su nombre. Sólo ella sobrevivió a todos los dioses. Su homólogo más cercano en el cristianismo sería la mismísima Virgen María. Tan venerada que toda mujer grande y hermosa lleva su nombre, y será así por esto que actualmente entre las escandinavas el nombre de Freyja figura hoy como uno de los más populares de la región.
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