Ella es la Historia

Publicado el Milanas Baena

Ellen Johnson-Sirleaf (1938)

No sólo sería la primera en su país Liberia, sino la primera mujer en el continente africano a quien le correspondió ostentar el cargo de presidenta. Tal vez sus padres, ambos criados entre la pobreza, jamás se imaginaron que un día su hija llegara a convertirse en la más alta mandataria de su nación. Serían ellos quienes en un principio se encargarían de su educación. Su padre logró escalar dentro de la política, convirtiéndose en el primero de origen étnico que conseguía una curul dentro del órgano legislativo. En 1948 Ellen comienza sus estudios en el Colegio de África Occidental, en la capital Monrovia, graduándose siete años más tarde en Economía. A sus 17 años se casa, y fruto de este matrimonio hoy Ellen tiene cuatro hijos y ocho nietos. Valiéndose de una beca, para 1961 continuará con sus estudios en la Universidad de Colorado, y en 1969 ganará un Máster en Administración Pública en la prestigiosa Universidad de Harvard, donde permanecerá durante dos años, para luego regresar a su país. En 1972 ocupa el cargo de Ministra de Hacienda, pero un año después tendrá que huir de Liberia, cuando un Golpe de Estado acabaría por fusilar al presidente y a una gran parte de su gabinete de gobierno. Desde entonces comenzaría en Liberia un intento por exterminar radicalmente a todo contradictor del nuevo régimen. Ellen se exilia en Kenia, y en cuya capital se establecerá trabajando como directora del City Bank, para finalmente regresar a mediados de los años ochenta y encarar frente a frente la batalla política. Sin embargo encontró un enemigo mucho más poderoso que no la dejaría actuar, y sindicada de ser una indiscutible opositora se le condenó a pagar diez años de arresto domiciliario. Al cabo de dos años, Ellen negoció su sentencia y prefirió pagar con el exilio. Viaja a Washington para dirigir instituciones financieras de alto prestigio como el Banco Mundial y el HSBC, y entre los años de 1992 a 1997 fue la directora del Desarrollo de las Naciones Unidas del Programa de la Oficina Regional para África. Una vez terminada la guerra civil liberiana, que después de 17 años dejaría a casi un millón de personas desplazadas y un saldo lamentable de unos doscientos cincuenta mil muertos, Ellen regresa nuevamente y una vez más se arriesga a combatir dentro del ring político. Esta vez se lanzará como candidata a la presidencia, logrando conseguir el segundo puesto, y aunque con una amplia diferencia respecto al candidato electo, a quien Ellen sindicaría de fraudulento, y por lo que a su vez ella sería incriminada de traición. A partir de entonces Ellen resistió a todo tipo de embates y represiones, hasta que en el 2003, y debido a su régimen corrupto y autoritario, el presidente se ve obligado a dimitir de su cargo, abriendo paso a un gobierno provisional. Por medio de un tratado se firma la paz con los rebeldes, y en dicho pacto se acuerda elegir a un nuevo jefe de Estado que gobernará mientras se convoque a un llamado de elecciones abiertas. Johnson-Sirleaf figura como una de las posibles aspirantes, pero el comité electoral se decide por un personaje de una ideología política menos radicalizada. Esto no impediría que durante los dos años de este gobierno provisional Ellen estuviera al frente de varias instituciones, y sería quizás este protagonismo el que le serviría de trampolín para que dos años más tarde se lanzara nuevamente al cargo de presidenta. Su rival político, el exjugador de fútbol, George Weah, sería el primero en discutir la legitimidad de unas elecciones cuyo resultado proclamaba por primera vez en la historia a una mujer como líder electa de un país africano. En el 2006 Ellen Johnson-Sirleaf era investida con el cargo de primera mandataria de Liberia, y en su asunción presidencial asistirían varias figuras destacadas en el campo político, tales como Barbara Bush y Condoleezza Rice. “La Abuela”, como es conocida, supo capturar a su pueblo con el poder de su oratoria, su desparpajo y su personalidad hilarante y sincera. Una mujer que representaba una mezcla necesaria que pudiera combinar los cuidados maternos con la dureza de un espíritu franco y combativo. Esa es Ellen, la mujer que a pesar de contar con una fuerte oposición mayoritaria, supo comandar las riendas de Liberia durante trece años, centrando su atención principal en sacar adelante la educación de sus niños, por lo cual establecería la enseñanza primaria como gratuita y obligatoria, y en especial se interesaría por el caso de la educación femenina: “Creo que deberíamos concentrarnos en las mujeres de a pie. En lo que podemos hacer para dar una educación a las niñas, para alfabetizar a las mujeres de a pie, y esto está ocurriendo también en muchos otros países”. De entrada intentó sanear el círculo corrupto de la política establecida desde siempre, mejorando además los salarios de los empleados públicos. Renovó el ejército depurándolo de consagrados comandantes y generales que desde siempre estuvieron a cargo. Otros intereses de su gobierno estarían abocados a impulsar el sistema de salud, fomentar la creación de carreteras con el apoyo económico de empresas privadas, construir acueductos y dotar con sistemas de agua y electricidad a un número cada vez más grande de personas. Presentó propuestas para disminuir la criminalidad en las calles, endureciendo las condenas para el caso de los violadores, y durante su gobierno bajaron los índices de delitos comunes y linchamientos. También quiso traer de regreso a los talentosos cerebros liberianos que durante los años de guerra tuvieron que exiliarse, y que hoy podrían volver para ser bien acogidos y prestar un aporte directo a su país. Viajó así por el mundo saludando a los más altos mandatarios, en un intento por comunicar a todos la nueva faceta de una Liberia renovada y esperanzadora. Pidió el apoyo y el anhelo de una alianza sólida con los Estados Unidos, para que con su ayuda Liberia pudiera convertirse en “un brillante faro, un ejemplo para África y el mundo de lo que el amor por la libertad puede lograr”. En el 2011, en reconocimiento a toda una vida dedicada al esfuerzo por promover el desarrollo y la convivencia armónica de todo un continente, Ellen Johnson-Sirleaf es homenajeada con el Premio Nobel de Paz. Un año después una intervención de su parte hizo que algunas organizaciones en favor de los derechos de los homosexuales se pronunciaran en contra suya y exigieran le retiraran la prestigiosa condecoración del Nobel. Sucedió en un evento celebrado en el 2012, en el que las palabras desacertadas de Ellen respecto a su defensa por la criminalización del homosexualismo, desdoraron la imagen benévola que muchos tenían de ella, entre ellos el primer ministro de Inglaterra, Tony Blair, quien después de asistir al evento declaró haberse sentido “avergonzado”. Actualmente Ellen es Miembro del Consejo de Mujeres Líderes Mundiales, organización conformada por líderes, mandatarias y políticas que pretenden impulsar y promover los espacios de acción de la mujer, para que cada vez sean más las dirigentes políticas en todo el mundo y se consiga finalmente un desarrollo equitativo. Ellen asume su compromiso con su pueblo, y mientras siga con vida seguirá empeñada en insistir en la lucha por un mundo más justo, más humano. Hace unos años declaró en una entrevista: “Represento las aspiraciones y esperanzas de las mujeres en Liberia y en África, y eso supone más presión para mí, porque tengo que tener éxito en nombre de ellas.”

Ellen Johnson-Sirleaf

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