Ella es la Historia

Publicado el Milanas Baena

Cósima Wagner (1837-1930)

La vida de esta mujer estuvo cercada por la presencia de tres grandes hombres de la historia: Franz Liszt, Richard Wagner y Friedrich Nietzsche. Su madre, la condesa escritora Marie d’Agoult, supo cautivar con su belleza y elegancia al prominente compositor húngaro, y fue así como Liszt comenzaría una relación adúltera con la condesa, de la cual saldría ese fruto ilegítimo que sería Cósima Liszt. Nació la noche de navidad. Durante su infancia, el reconocido músico no se interesó mucho por los cariños y cuidados hacia su hija; sin embargo, con el pasar de los años, notaría la inteligencia particular de Cósima, y procuraría mantenerla en contacto con el ambiente artístico e intelectual al que pertenecía. Fue así como por recomendación suya, uno de sus estudiantes más destacados, el pianista y director de orquesta Hans von Bülow, decide contraer matrimonio con Cósima, respondiendo no a los dictados del corazón, como sí a las conveniencias familiares o simplemente a las veleidades y caprichos del artista. A ambos los unía la admiración casi desbordada que sentían por un amigo en común: el compositor alemán Richard Wagner, y a quien Cósima había conocido cuando era apenas un adolescente, y por quien también su padre, y en general el pueblo alemán, sentían una especie de devoción especial y mística, considerándolo como una especie de genio en el género musical. De esta unión por conveniencia nacerían sus dos primeras hijas, Daniela y Blandine, pero al igual que le sucedería a Liszt con la condesa, así tampoco pudo resistirse Wagner a los encantos de su hija Cósima (veinticuatro años menor que él), a su inteligencia y perspicacia, a su cultura y refinamiento, y cayendo presa de estos encantos comenzaría con ella un amorío extramatrimonial, que se profundizaría en el verano de 1864, en Múnich, cuando el triángulo amoroso se dio cita en la casa de Luis II de Baviera. Después de dos años de mantener este idilio en secreto, es el mismo von Bülow quien acepta sin tapujos la relación que existe entre su esposa y su apreciado maestro, y declara que Cósima no podría ser feliz con ningún otro hombre. Sin embargo Wagner se mostraría avergonzado en un principio, negándose a aceptar este desliz, e incluso mudándose de Múnich para evitar toda clase de escándalos y malentendidos. Pero en 1865 nacía la primera hija de la pareja, a quien llamaron Isolde, pero que llevó el apellido von Bülow, y aunque el mundo entero ya sabía que esa pequeña debería apellidarse Wagner. Finalmente Cósima y Richard alcanzarían alejarse de las polémicas y consolidar una relación estable de la cual nacieron otros dos hijos: Eva y Siegfried. En 1866 muere la esposa de Wagner, y ese mismo año Richard y Cósima se mudan a una discreta villa a orillas del lago de Lucerna, en Suiza, donde esperarían cuatro años más para que finalmente Cósima obtuviera el divorcio legal, y entonces pudieran celebrar su amor a través del matrimonio que los unió hasta la muerte del músico. Tal parece que se trataba de una feliz relación, de un intenso compartir intelectual y de una compañía sentimental sin tregua. Cósima no sólo acompañaría los proyectos de su marido, sino que además se permitiría escribir y componer algunas piezas musicales que agradarían al mismo Wagner. Desde 1869 llevaron un diario en conjunto. La última entrada estaría fechada un día antes de la muerte de Wagner. En las navidades de 1877, luego de que su marido le dedicara por sorpresa su última composición para orquesta, a la que tituló El idilio de Sigfrido, Cósima escribió en el diario: “Al anochecer cuando nos separamos me pronuncia las profundas y santas palabras del amor, me siento morir y me pregunto cómo he podido merecer esta dicha”. Pero aún faltaba incorporar a un personaje notable en la vida de Cósima: el célebre filósofo Nietzsche, quien se declaraba ferviente admirador de la música de Richard Wagner, pero que además sería cautivado por la belleza de su esposa, teniéndola como a una rara especie de musa inalcanzable. Nietzsche encontraría en Cósima a una enriquecedora interlocutora con quien solía comentar sus ideas y proyectos. Un testigo de una tertulia histórica a la que tuvo la suerte de asistir, comenta que se encontraban discutiendo nuestros tres protagonistas, y decía que la interacción entre ellos al momento de debatir sus opiniones y de argumentar sus posturas respecto a casi cualquier tema, resultaba como un evento intelectual cargado de armonía, en el que cada uno respetaba y se nutría de las opiniones del otro, y que en ningún momento ninguno parecía querer imponerse por encima de las declaraciones ajenas. Lo cierto es que la pareja disfrutaba de estos encuentros con su amigo el filósofo, y así lo patentaría Cósima en su diario: “Nietzsche es sin duda el más significativo de nuestros amigos”. Pero para Nietzsche la mujer del genio era mucho más que una simple amiga. Siete años mayor que él, Nietzsche parecía haber despertado una fascinación intelectual por una mujer que sin embargo nunca le demostró ningún tipo de interés pasional. A ella dedicaría algunos de sus escritos, aunque nunca le confesaría su tremenda admiración, que no pasaría de ser un idílico amor platónico. En el momento en que Nietzsche y Wagner rompen relaciones debido a sus diferencias ideológicas, el filósofo recibe el doble desengaño de perder la amistad de uno de sus más admirados ídolos y la relación que mantenía con su apreciada amiga. Una vez muere Wagner, la fiel Cósima asume la dirección del Festival de Bayreuth, donde se continúan presentando las obras del afamado autor, respetando las mismas líneas que había instaurado el maestro, e impidiendo cualquier tipo de innovación en su estilo ya clásico y patentado en todo el mundo. De hecho tendría que ser el mismo Hitler quien dictara la renovación escénica de estas piezas musicales. Epicentro de altas figuras y celebridades, Cósima acabaría de consagrar la reputación de su marido, al cual sobreviviría por casi medio siglo, y junto al cual sería enterrada en el jardín de su propia casa, a la edad de los 92 años.

Cosima Wagner

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