Ella es la Historia

Publicado el Milanas Baena

Clorinda Matto de Turner (1852-1909)

Sus experiencias cotidianas en la finca de su abuelo, rodeada de la cultura indígena, serían las que despertarían en Clorinda el sentido de su obra y la causa propia de su vida. Siguiendo el curso costumbrista del renombrado escritor peruano Ricardo Palma, quien consideraba a Clorinda como su “mejor discípula”, esta escritora peruana sería precursora de la novela hispanoamericana junto a otras destacadas figuras femeninas como Juana Manso, Juana Manuela Gorriti, Gertrudis Gómez de Avellaneda, entre otras, además de ser pionera del propio género indigenista. Nació en Cusco, y fue bautizada como Grimanesa Martina, nombre del que desistiría muy temprano para bautizarse como fuera conocida por el resto de su vida: Clorinda. La caracterizó siempre su independencia y autosuficiencia, su amor por el conocimiento y la persecución propia de un alma labrada por sí misma en los amplios caminos de la escritura. Cultivó investigaciones autodidactas en disciplinas como física, filosofía e historia. Tenía intenciones de viajar a Estados Unidos para comenzar una carrera en medicina, sin embargo, debido a la muerte de su madre, Clorinda tendría que abandonar sus estudios académicos para hacerse cargo de los cuidados y atenciones de sus dos hermanos menores. En 1871 contrajo nupcias con un acaudalado médico y latifundista inglés, Joseph Turner, con quien se establecería en una lujosa quinta en el pueblo andino de Tinta, y cuya relación duraría una década. Joseph moriría, y Clorinda casi quedó despojada de su herencia, toda vez que su dinero se enredara entre el tramitar burocrático de jueces codiciosos y abogados mezquinos. Queriendo independizar su pluma, en 1876 funda la revista El recreo, en la cual participarían ilustres autores de la época como Fernán Caballero y Rufino José Cuervo. Sin embargo, un año después, por cuestiones de salud, desiste de su empresa y se traslada a vivir a la región de Arequipa. Allí participa de las “veladas literarias” celebradas por Juna Manuela Gorriti, y junto a otras mujeres destacadas se reúnen para fundar escuelas y revistas y para discutir tertulias en torno al arte, la política y la cultura. En 1984 publica Elementos de literatura según el reglamento de instrucción pública para uso del bello sexo, así también como su tragedia para teatro Himaa-Sumac o el secreto de los incas, la cual tuvo muy poco éxito, y sólo se representó una vez más, cuatro años después, en Lima. Ese mismo año sale a la luz su libro Tradiciones cuzqueñas, libro que recoge leyendas y textos biográficos, y dos años después publicaría un segundo tomo, Tradiciones, crónicas y hojas sueltas. En estos escritos, Clorinda supo visualizar al indígena y crear conciencia respecto al maltrato con el que desde siempre habían venido castigándoles los hombres blancos, reduciéndolos a la marginalidad y a la explotación y a unas condiciones de vida indignas y miserables. Su lirismo subversivo y en contracorriente con el pensamiento que imperaba por aquel entonces, sirvió de inspiración para toda una época, que en adelante comprendería al indígena desde una postura más humana, proclamándose la escritora peruana como esa voz que hablaba por todos ellos, la voz que decía lo que el indígena no conseguía expresar, y esta voz manifestada a través del relato literario. A finales de ese prolífico año acepta el puesto de redactora en jefe del diario La Bolsa, pero un año más tarde renuncia a este oficio, y para 1886 se establece en la capital peruana, donde se involucra con toda clase de instituciones artísticas, cívicas y culturales, y acompañada de otros intelectuales integra y participa como miembro del llamado Círculo Literario. Valiéndose del conocimiento del quechua que aprendería durante su niñez, tradujo los evangelios de esta lengua, y ese mismo año daría a conocer su estudio biográfico, Doctor Lunarejo, acerca de Juan de Espinosa Medrano, autor que durante el siglo XVII publicó una serie de dramas escritos en el lenguaje de los indígenas. En 1889 asume la jefatura de la redacción de El Perú Ilustrado, al tiempo que aparece su primera novela, Aves sin nido, y con la que Clorinda conseguiría fama y prestigio como una prominente y reconocida escritora de su tiempo. La historia nos cuenta sobre un amorío entre un acaudalado hombre blanco con una mujer mestiza, que se descubrirán víctimas del incesto ya que tienen un mismo padre, y que no es más que un sacerdote libertino y mujeriego. El drama por sí mismo puso en evidencia la corrupción política y desde luego religiosa, generando todo tipo de controversias y la confrontación directa de la iglesia católica, que en adelante comenzaría campañas de desprestigio alentando desde el púlpito para que Clorinda fuera condenada por sacrilegio. Su imagen fue quemada, su casa fue atacada y los libros de su autoría fueron incendiados en hogueras, para declarársele finalmente excomulgada. Pero nada de esto sería suficiente como para limitar el alcance y el éxito de esta novela, que incluso sería traducida al inglés. Durante estos años de escarnio público, pocos de sus amigos y conocidos quisieron acompañarla y apoyarla. A tres de ellos les dedica su siguiente novela, Índole, en la cual sigue fiel a su estilo costumbrista y a sus temas más recurrentes: la denuncia del abuso clerical, la explotación de los indígenas y la figura femenina como un ser que supera al hombre en capacidades morales y en virtudes. En 1891, queriendo que se levantara la censura que se le había impuesto al diario en el que trabajaba, El Perú Ilustrado, Clorinda decide renunciar, para darse un descanso en la ciudad de Chicago, y un año más tarde regresará a Lima y fundará junto con su hermano una imprenta a la que bautizaron La equitativa, encargada además de editar el periódico Los Andes, y que tenía por regla emplear únicamente a mujeres. La imprenta también sirvió como medio para difundir la educación femenina, tema principal que abordaría para su próxima novela -igualmente de carácter costumbrista- publicada un año más tarde, Herencia, y en la cual ahondará respecto a ese legado moral que las jóvenes heredan de sus madres, quienes las educan para la crianza y el hogar y para darle gusto a sus maridos, cuestionando en particular la sexualidad femenina en medio de este contexto represivo. Defensora del gobierno de turno, en 1895 se desata la revolución cívico-demócrata y las lides opositoras ocupan la capital peruana, teniendo el presidente que exiliarse, así como le sucedió a la afamada escritora, a quien una turba ignorante le quemaría su casa con todas sus pertenencias, incluyendo su biblioteca y la imprenta que había hecho prosperar con la ayuda de su hermano. Viaja por Valparaíso, Santiago de Chile y luego a Mendoza, para instalarse finalmente en la ciudad de Buenos Aires, donde muy pronto pasó a formar parte del círculo intelectual de la época, dándole una calurosa acogida e invitándola para que fuera la primera mujer que tuviera la distinción de ingresar al Ateneo. Allí dictaría varias charlas y conferencias, entre las que se destaca una que tituló “Las obreras del pensamiento en la América del Sur”, y durante los años siguientes se dedicó a impartir clases en la Escuela Normal de Profesoras y en la Escuela Comercial de Mujeres. Nunca regresaría a su país natal. Es entonces cuando una vez más vuelve a intentarlo con el periodismo, fundando la revista Búcaro Americano, la cual sirvió como órgano oficial de la Sociedad Proteccionista Intelectual, y en la que tuvo el gusto de publicar textos de renombrados escritores de la lengua española como lo fueron Amado Nervo, Rubén Darío y Leopoldo Lugones. Colabora con notas de prensa y reportajes para Caracas, New York, Montevideo, así como para reconocidos medios de varias partes del mundo como La Nación, El Tiempo y La Razón. Por esos mismos años se convierte en Miembro Honorable del Consejo Nacional de Mujeres de Argentina. Sus últimos años explora el territorio europeo y viaja por Alemania, Francia, Italia, España e Inglaterra, y en su paso por los distintos lugares se reúne con diferentes organizaciones feministas y todo tipo de instituciones que promuevan en general las libertades femeninas. En 1909 muere a causa de una congestión pulmonar y su cuerpo reposa desde el 2010 en el Cementerio General de la Almudena, en Cusco.

Clorinda Matto de Turner

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