Ella es la Historia

Publicado el Milanas Baena

Adelaide Frances Tshukudu Tambo (1929-2007)

Esta sudafricana fue más que la esposa del prominente político Oliver Tambo o que una gran aliada de Nelson Mandela, y fue por méritos propios que logró convertirse en la Mama de su pueblo, como se le conoce con cariño. A los 10 años tuvo claro que su vida estaría dedicada al activismo político y social, y que no descansaría hasta conseguir que los negros tuvieran los mismos tratos que los blancos. A esta edad tuvo que ser testigo de cómo su padre -un hombre enfermo que ya contaba con más de 80 años- fue detenido por la policía, que acabaría propiciándole una inmerecida e injustificada paliza en mitad de la plaza pública. La pequeña acompañaría a su padre que había quedado inconsciente, y de seguro algo en su interior se despertó, ya que no declinaría jamás en su compromiso por hacer de Sudáfrica un país justo y equitativo. Sería por esto que desde pequeña se interesaría por recibir una educación formal, dando inicio a sus estudios en el St. Thomas Practising School en Johannesburg, y unos años más tarde su compromiso político se vio patentado al hacerse miembro del Congreso Nacional Africano (ANC), sirviendo en un comienzo como mensajera. Durante un tiempo ofició como practicante de enfermera en el Pretoria General Hospital. Y sería por ese entonces cuando conocería a aquel con quien habría de casarse doce años después, y quien sería el padre de sus tres hijos. Es así como a los 18 años Adelaide ya se destacaba en el ANC liderando la liga de las juventudes. La enérgica activista combinaba su compromiso con la política, al tiempo que adelantaba sus estudios de medicina en el Orlando High, así como trabajando de enfermera en el Chris Hani Baragwanath. En 1956, cuatro días después de que Oliver Tambo fuera absuelto en un juicio que llevó más de tres años, luego de haber sido enjuiciado por traición junto a otros 154 supuestos subversivos (entre los que se contaba Nelson Mandela), la pareja pudo por fin contraer matrimonio, pero de todas formas tendría que abandonar el país y exiliarse en Inglaterra, luego de que se hubiera desatado una revuelta lamentable durante la manifestación de Sharpeville. Las negritudes se habían convocado para reclamar por la reciente ley promulgada y que obligaba a los negros a portar un salvoconducto. El resultado fue la impensable detención posterior de casi 20.000 personas y una cifra trágica de 67 muertos. En Londres Adelaide trabajó como enfermera mientras Oliver continuaba presidiendo el ANC desde el exilio. Su hogar sería como refugio para otros exiliados sudafricanos que apenas tocaban suelo europeo y no contaban con ninguna clase de auxilio. Al mismo tiempo no vacilaba en asistir a toda marcha o campaña que reclamaba en favor de la liberación de los llamados presos políticos. Insistiendo en sus causas, en 1963 fundó la Organización Panafricana de Mujeres (PAWO) y el Movimiento Afro-Asiático de Solidaridad. Para 1990 puede por fin regresar a su país, y unos años después, conquistada la lucha de varias décadas y vencidas finalmente las políticas del apartheid, Adelaida es elegida a través de elecciones democráticas como miembro del Parlamento, ocupando el cargo durante un período de cinco años y desistiendo de postularse para un segundo mandato. Por algún tiempo se ocupó en la identificación de los niños que habían extraviado a sus padres durante los penosos años del apartheid, y así persistiría con cada iniciativa que la llevara a la construcción de un país. Por años mantuvo una amistad con Winnie Mandela, la cual llegaría a su fin cuando Adelaide pidiera la renuncia de Winnie al ANC, por haberse descubierto una malversación de fondos públicos y aparte por haberse mostrado incompetente para el desarrollo de sus funciones. Fueron varios los premios y distinciones con los que quisieron honrar su trabajo y reconocer sus méritos, su trabajo enfocado en los derechos de las mujeres y los niños. Antes de morir tuvo la oportunidad de reunir escritos y discursos de su marido, junto al cual sería enterrado luego de que encontrara la muerte por causas que todavía hoy se desconocen. A su funeral asistieron presidentes y altos mandatarios de todo el mundo, destacándose la presencia de su amigo, el gran Nelson Mandela.

Adelaide Tambo

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