Publicado originalmente en HojaBlanca.net
Sí. La palabra “hijueputismo” no existe, ya lo sé, pero es que por mucho que revolví el diccionario no encontré ninguna otra que expresara por sí sola la falta de ética implícita en la descripción exacta que hizo el diario El Tiempo, en su nota del pasado viernes 8 de octubre titulada «Cómo escoger a su empleada doméstica», publicada en la sección «Vida de hoy».
Sí, así como nos recomiendan la mejor marca de portátil, o qué detalles tener en cuenta a la hora de comprar un Blackberry, o con qué coquetería se deben escoger los mejores juegos de carteras y zapatos, también nos dicen, sin ningún pudor, «cómo escoger empleada doméstica». Ya ustedes lo saben y la nota del diario nos lo dice claramente: hay que ahorrar tiempo, dinero y dolores de cabeza.
Leí dos veces la nota para convencerme de que eso es así, de que existe un diario que recomienda cosas como la siguiente:
5. Haga una visita domiciliaria al sitio de residencia de la candidata, para ver su entorno familiar y social.
O esto:
Si no soporta una empleada que vaya ni siquiera por días, opte por una ‘express’, que irá a su casa solamente el día y la hora en que la necesite.
Aunque la verdad es que no sé de qué me sorprendo. Si lo pienso fríamente, Colombia es tierra fértil para todo tipo de prácticas. Ya sabía que el pueblo se esmera, por ejemplo, en las de la indolencia y el chauvinismo. Sin embargo, todavía no me desayunaba con que la prensa practicara el hijueputismo tan abiertamente. Hacía muchos años que yo sólo entraba a la página de El Tiempo para leer a dos columnistas que me parecen de lo mejor que hay en Colombia: Daniel Samper Pizano y Ricardo Silva Romero. Hace muchos años que es un secreto a voces que podemos esperar cualquier cosa de un diario como El Tiempo – tramposo y amañado –, menos periodismo decente. Y, aún sabiendo todo eso, ese artículo me produjo profundo asco.
Insisto, no debería sorprenderme a estas alturas. Pensémoslo, Colombia es un país con ilustres hijos-de-puta: guerrilleros, paramilitares, narcotraficantes, lagartos, políticos lagartos (valga la redundancia) y, por supuesto, periodistas. Es decir, pateas una piedrita y te saltan como veinte de estos ilustres de los que hablo. Entonces concluyo, no sin cierta vergüenza, que todo este artículo mío es puro pataleo, porque no debería estar tan sorprendida y asqueada con un artículo que nos recomienda la mejor forma de escoger empleada doméstica, y que, de pasadita, enumera aspectos legales como que las empleadas internas tienen jornada laboral de 10 horas diarias, es decir, 50 a 60 horas semanales aproximadamente (si contamos el sábado), mientras que la jornada laboral legal en Chile es de nada más que 45 horas semanales.
No sé para qué me molesto tanto, si al final todos terminamos curándonos de espantos a tiempo y entendemos cosas como que nuestra política es un circo, que este país no tiene asidero y que el hijueputismo periodístico tan sólo requiere de El Tiempo necesario para ejercerlo.