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Vida

 

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Viviana Ortiz

Entre discusiones sin sentido en las que uno a veces se ve metido con amigos, buscando como buitre en la verdad del otro un poco de la verdad propia; deseando afanosamente esas palabras precisas, que brinden un sentimiento de bienestar, certeza, que caigan a los oídos y reboten en la mente, que lleguen como un rayo de luz y logren precisar ¿cómo vivir?, ¿qué camino elegir?, ¿qué ideal seguir?

Todas las situaciones de la vida, los planteamientos, llegan a ser tema crucial y entre todos surge esa duda de ¿qué es la vida como tal? ¿Cómo define uno la vida? Tan simple y tan compleja.

Estamos acostumbrados a verla como un absoluto, cada vez que queremos justificar algo. “La vida quiso esto”, “la vida me llevó allí”,  “son cosas de la vida”, como si la vida fuese un organismo independiente de cada uno y estuviese por ahí rondando el mundo, engendrando certezas, cumpliendo el labor de misionera, revisando caso por caso, a ver qué le conviene a cada quién.

Como si fuese la casamentera trayendo hombres buenos y mujeres maravillosas a quien los pide. En ese orden de ideas,  ¿la vida sería una concepción diosificada? Está en todas partes, lo sabe todo. “La vida cobra todo”. Por otro lado, hay que resaltar esa visión cósmica y romántica que le solemos dar a las cosas, por más simples que sean.

Nos encanta crear personajes al antojo como “la vida”, ya que es más fácil decirse “la vida lo quiso así”,  a decir en voz alta “vivo así, porque así quiero vivir”, ya que por lo general tras de cada frase cósmica sobre la vida hay un “tengo miedo de intentar”, “no quiero decidir”, “temo fracasar”

Pues bien, hoy libero a quien quiera liberarse del personaje de la vida. Comencemos por entender La vida como un instante, el instante que vive cada quien, por lo que la vida es lo que cada ser humano quiera hacer de ella, su vida, sin atribuirle culpas ni gracias a nadie más que a sí mismo por los caminos que escoja, haciéndonos responsables de nuestras decisiones, que al final son solo eso, decisiones.

Es probable que estas palabras queden en el viento (si se leen en voz alta), porque entre todo, estamos acostumbrados a vivir regidos por el absolutismo, por las imposiciones de las circunstancias o de otros. Y la libertad, más que una utopía, se convirtió en un sueño distante al que le tenemos miedo, y pensar en hacernos los dueños de nuestra existencia se sale de los lineamientos preestablecidos.

Pero también es probable que éste solo sea el inicio de la construcción de una mirada diferente hacia nuestra existencia. Que sea la llama del cuestionamiento encendiéndose en las mentes y después de pensar ¿qué es la vida?, empecemos a indagar todo lo que rodea nuestra cotidianidad.

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