El Magazín

Publicado el elmagazin

Un viaje que cobra sentido con la llegada (Emergentes XLI)

 

Por: Camila Melo Parra

Detrás de sus anteojos y su voz pausada y serena, recuerda la timidez que lo acompaña desde la infancia y que le hacía escabullirse de las fiestas familiares, de las aglomeraciones y del baile. Sin embargo, suspira ante lo indeleble, que acontecía hacía las dos o tres de la madrugada, cuando todo convergía en una canción: un bolero, una ranchera o una trova, que serían el inicio de la decisión de vivir por y para la música. Después sería su hermana el puente para encontrar en la guitarra una cómplice para narrar la vida desde el otro lado de la ventana.

 

Creció en las calles del barrio Modelia, entre el fútbol, los juegos de parque, el gris del cielo bogotano que parece desmoronar los cerros cuando llueve. Entre la literatura, el derecho y las ciencias sociales, el paracaídas siempre fue la música. Estudió en la Javeriana. Escuchaba a Los Toreros Muertos, Fito Páez, Joaquín Sabina y Silvio Rodríguez. En 2003 lanzó su primer álbum, titulado Utópico de cáncer, luego vinieron más producciones independientes. Una tras otra, como una multitud de fantasmas escapándose de su encierro para encontrar vida en el espíritu de las canciones: Prueba y error, Socios ociosos, Correa Ramírez Andrés y los Auténticos Water Resist, Un lugar, Aurora. Hoy, casi 14 años después de este viaje emocional y espiritual que nunca cesa, hace una parada para contemplar Ocaso, que será lanzado hoy 15 de marzo en Bogotá, acompañado por Mariana Lucía desde Uruguay.

Andrés se aleja de las rimbombancias de la escena y de la industria. En cambio reviste su vida de sinceridad acústica. Para su más reciente trabajo, el primer ejercicio fue rehacer canciones viejas en internet y luego realizó una convocatoria para hacer canciones con historias de otras personas. Esto lo preparó el camino. “En Aurora había algo de rabia o rebeldía. Siento que Ocaso es un disco muy contemplativo y si bien hay dolor, está abordado con algo más de distancia y con más humor aunque no se note”.

Un disco grabado en Quindío, bajo la producción de Alejandro Gómez Garzón, que desde Prueba y error tenían la deuda de hacer algo juntos. Para este disco el bogotano requería a un productor que pudiera guiarlo más allá de lo técnico o lo musical. Casi que la música pasaba a segundo plano… Un disco a guitarra y voz, detenido en la estética de las palabras y algunos territorios inexplorados en la guitarra anteriormente, donde abisman algunos sonidos de la naturaleza que quedaron capturados porque no tenían ningún sistema de insonorización.

Son once temas los que trae esta puesta de sol: seis componen el cuerpo de canciones compuestas durante un viaje en casas y sofacamas de amigos en varias ciudades del país. Esto se complementa con dos temas instrumentales, uno de ellos con el cantautor pastuso Lucio Feuillet, un tema escrito a manera de ejercicio para el taller de escritura de canciones que realiza con el músico Roberto Camargo, una versión libre de un clásico del Brasil y Aurora en una nueva (vieja) versión con la participación de Pedro Guerra.

Tu fantasma, es el primer track de este disco, una ofrenda a la melancolía de lo que se fue o de lo que no pudo ser. Con este sencillo, Correa dio a conocer hace algunas semanas su séptima producción discográfica, con ese espíritu marchito que siempre ronda en sus historias, pero que también es una celebración de la vida que se empeña en continuar. El disco cuenta con la dirección de arte de Lizeth León @CucharitaDePalo, creadora de Fachadas bogotanas, y es impreso en serigrafía tradicional por la mano de un maestro artesano, haciendo del disco una pieza única.

Correa alterna su trabajo de músico con la gestión de Barrio Colombia, una organización de actividades culturales. Estudia guitarra, atiende a sus dos gatos, cuatro perros y un loro. Lee, camina por la montaña y lucha. Sí, lucha. Lucha porque el éxito no sea eternamente simbólico: “Para mucha gente en lo que hago, el éxito consiste en pasarse la vida en un avión, expuesto a la mirada del público todo el tiempo y llenar estadios de desconocidos. Yo no obtuve eso, está claro, pero tampoco lo busco ni lo quiero. ¿Me gustaría sumarle a todo lo bueno que tengo en mi vida ahora vender más discos y entradas? ¡Claro!”.

Con este disco emprendió un ejercicio de crowdfunding llamado #LasMediasNuevesDelMillón. A través de redes sociales, el cantautor compartió canciones en vivo y conversó con personas que siguen su música para motivar la comprara del disco y las entradas al lanzamiento. “No es nada fácil sacar estos proyectos adelante y la cruda verdad es que requerimos vender entradas y vender discos para hacerlo posible. Es bonito sentir el apoyo de las personas, pero también duro ver que este no se traduce en algo concreto”.

Sobre este trabajo, siente que hay una mirada más sofisticada y una manera de representar los temas que le interesan profundamente. Es un trabajo folk y la mayoría de los acordes se encuentran en un pasillo, el ritmo colombiano con que más se identifica. “Desde lo musical hay un abordaje desde la manera de tocar la guitarra que permite llegar a otros lugares antes inexplorados. Pero también una apuesta estética desde las palabras. Todo esto no es más que la búsqueda constante de mi voz… Nada que la encuentro”. Se busca, se busca, pero no se encuentra y está ahí: en el espíritu de sus canciones.

Comentarios