Alberto Bejarano (*)
Ha muerto el domingo 25 de marzo el escritor italiano Antonio Tabucchi. ¿Su
legado…? Variaciones de ficción que proyectan las sombras de Fernando Pessoa,
más allá y más acá de las saudades marinas…es muy poco decir y al mismo tiempo
es insondable. Tabucchi fue especialista de la obra del poeta portugués, lo tradujo
y lo compartió…y nos dejó una breve pieza maestra, “Los tres últimos días de
Fernando Pessoa”…Tabucchi encontró en la lengua portuguesa un Destino-
ejemplar…
¡Si pudiéramos recordar siempre quién nos habló, prestó o regaló uno de esos
libros que marcan tanto nuestra vida! Nunca olvidaré cómo y quién me habló
de Tabucchi por primera vez (¡ella ahora también se ha ido…!) y tampoco se me
esfuma la última vez que lo leí, hace un par de meses, en una triste escena conyugal
(aún no he superado esa situación y esa última noche, viendo leer (“Autobiografías
ajenas” y siendo yo un Bartleby…!). Es curioso cómo al morir un escritor se nos
revuelven las tramas y pasan frente a nuestros ojos como en una película con
Marcelo Mastroianni, tantos recuerdos de horas más felices…Se fue Tabucchi, pero
nos deja una obra nutrida y muy diversa, que cruza varias generaciones.
Recuerdo la entrevista a Tabucchi que publicó El Espectador hace dos años,
por estas mismas fechas – en tiempos del festival de Teatro- y cómo hablaba
de sus nuevas lecturas que incluían, sobre todo, al chileno Roberto Bolaño…Yo
diría que Tabucchi siempre escribió para salir y para sacarnos de las monotonías
(incluyendo la que puede haber en la misma literatura por el asedio de la “lectura
fácil y rápida”) y nunca dejó de ser un testigo certero y juguetón, a la vez, de su
tiempo. Había nacido en las postrimerías del fascismo (1943) y vivió la larga
esperanza y luego decepción de la Italia de la Posguerra, en pleno esplendor de la
literatura y el cine, con Calvino, Pasolini y compañía…
Cuando muere un escritor como Tabucchi nos sentimos más solos. Sí, es el
momento de releer sus novelas (“Sostiene Pereira”, “Nocturno hindú”, sus cuentos
y ensayos…) y de esperar los inéditos-póstumos que siempre empiezan a aparecer,
con distinta suerte.
P.D.
Decía Tabucchi en uno de sus últimos libros, “Autobiografías ajenas”: “…vida que
será todo lo brillante que se quiera, satisfactoria y de primera clase, pero eso no
elimina la monotonía”.
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(*) Colaborador.