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Sex and the City: Cartagena

Flickr, lamiatidamerda
Flickr, lamiatidamerda


En memoria de las putas…alegres

(parafraseando a Gabriel García Márquez)

Socorro Ariza (*)

Que sea el Washington Post, precisamente el periódico de la ciudad donde más escándalos sexuales se registran, el que dice, como si estuviera descubriendo el agua tibia, que Cartagena está inundada de prostitutas, la verdad no deja de ser un chiste típicamente gringo, o sea: tan idiota, que tienen que ponerle risas en el fondo para que los bobos que les llevan la cuerda se rían. Aunque la lista de los casos de políticos estadounidenses involucrados en escándalos de este tipo sean muchos, mencionaré, a manera de puro recorderis, el caso Clinton y la dama de buen recibo Monica Lewinsky.

Y es por eso que este escrito va dedicado a las putas alegres que en Cartagena fueron capaces de desenmascarar toda la parafernalia con que se quiso encubrir el encumbramiento de los mismos contra las mismas. Si alguna buena lección debería salir de la dichosa Cumbre de las Américas, bien debería ser la que éstas trabajadoras del sexo nos han dado: ‘no venderse barato’ y pelear por nuestros derechos sin miedo; así hubiese sido un pelea de Goliat contra David, creo que valió la pena.  Ahora bien, pongo ‘venderse barato’ entre comillas, porque parece ser que para Colombia U$800 dólares es una tarifa alta, no obstante, y solo a modo de recorderis, cuando el escándolo del director del FMI (Fondo Monetario Internacional), don Dominique Strauss-Kahn, en un súper requete exclusivo hotel neoyorquino, se dijo que lo que le había pagado a la chica ésta que lo desenmascaró fue algo así como U$3.000 dólares; lo cual nos deja claro que hay una gran diferencia entre ser un pobre cabezarapado agente secreto de Obama y un presidente o director a nivel mundial, y/o entre una puta en la ciudad de… Sex and the City y una en la heroica ciudad de Cartagena de Indias; la ciudad adonde, no wonder, viven las esposas de los ex…patriados que trabajan ex…plotando nuestras minas de carbón… No wonder! ¿Por qué será que la ciudad se ha ido llenando de este tipo de señoras?

Por otro lado, y poniéndonos más serios, lo que en realidad ha quedado claro es que Colombia no debería gastarse sus pocos cartuchos en esa suerte de unión de las Américas, ni menos, en una unión latinoamericana; mucho menos ahora, cuando la tal unión europea está a punto de venirse abajo como castillito de arena; dejando claro que a estas alturas de la historia es casi imposible que los pueblos se fusionen y dejen de lado sus intereses privados en bien de los comunes. Tendríamos -como bien lo dijo el profesor argentino Ferrari en Las Cosas que Pasan de Javeriana Stereo, analizando lo que sucedió en la Cumbre- que empezar por crear y edificar una escuela donde nuestros jóvenes puedan aprender el arte de la diplomacia internacional y, más importante todavía, tendríamos que crear y edificar una escuela donde nuestros jóvenes puedan aprender el arte de hacer negocios a nivel internacional y global, como lo están haciendo, con bastante acierto, los asiáticos y los africanos; eso después de haber invertido millones en educar a una buena parte de sus jóvenes en las más prestigiosas escuelas europeas y americanas. Pues sí que es verdad que mientras en nuestros países sigamos practicando la diplomacia aprendida en las corridas de toros, peleas de gallos, palacios del tango o cuarteles generales de los dictadores latinoamericanos; no podremos esperar nada mejor ni peor que el triste espectáculo que dieron la mayoría de nuestros líderes latinoamericanos a la hora de presentar, o no, credenciales en la Cumbre. De poco les ha servido a algunos de estos líderes participar en las grandes cumbres del G-20 y demás; adonde se presentan siempre muy modocitos, y se dejan amangualar con facilidad; pero, no obstante la experiencia y el roce, cuando de sentarse con los suyos propios se trata, se vuelven de nuevo gallitos de pelea o, peor, se agarran a bailar las milongas del arrabal en vez de las de Piazzolla. Así que luchar contra nuestra ‘indio-sincracia’, por no decir heráldica herencia, y gastarnos millones en ello, no me parece inteligente; es mejor hacer negocios entre los pueblos, firmando acuerdos o tratados menos ilusos y más lucrativos para las partes, y que cada cual se quede sentado donde se le antoje, dandóselas de boliviano, peruano, venezolano, cubano, argentino, chileno, gringo o lo que sea, pero con respeto mutuo.  Y, antes de cerrar el párrafo, debo hacer mención también al detallito del dinero gastado en la Cumbre: hasta donde yo sé , y he sido testigo viviendo aquí en Europa, nunca he escuchado al país anfitrión, ni a nadie, indagar o cuestionarse por la procedencia del dinero gastado, ni menos protestar, como lo han hecho en Colombia casi con saña contra el Presidente; es que aquí para todos es claro que si existe una ONU, OEA, OTAN, UE, G-8, o lo que sea; llámese o no Tratado de las Ámericas, TLC, o qué sé yo; dentro de los estatutos de las mismas organizaciones se establece un fondo encaminado a pagar por los gastos que acarrean este tipo de encuentros y demás; son cosas que la gente del común tiene claras y, precisamente por su transparencia, son aceptadas y punto. No obstante en Latinoamérica todavía esas simples cosas parecen no estar claras para nadie, he ahí uno de las grandes diferencias culturales entre los unos y los otros.

En fin, ojalá el cuento con las trabajadoras del sexo en Cartagena nos sirva para algo. Ojalá dejemos de creer que esas cosas han pasado porque es Colombia, No, esas cosas pasan porque pasan todos los días en todas las ciudades y pueblos del mundo, además porque basta con leer, si no la Biblia, sí a García Márquez, para saber que putas las ha habido y las habrá en todas partes; o si no los invito a venir a Ámsterdam, famosa por sus grandes ventanales, donde se exhiben las 24 horas del día las trabajadoras del sexo, atrayendo y satisfaciendo, por años y años, a más y más turistas. O por qué no preguntan en dónde va el nuevo escándalo protagonizado otra vez por Dominique Kahn: el de la red de prostitución, liderada por él en los mejores hoteles parisinos, que al parecer entró y, de pronto, salió del aire por involucrar a señoras de la high high high parisina y versallesca, pues la cosa es de alto turmequé, of course;  y, si todavía les quedan dudas, pues los invitó a ver la serie tan en boga en estos tiempos: Los Tudor, y así darse una idea de cómo fue, es y será la vida de las cortesanas de baja y alta cuna… Porque cualquier parecido con la realidad es pura fantasía; o si no vayan a Barcelona, o vean las películas de Almódovar.

Mis votos son entonces porque nuestra prostituida patria, pido perdón por decirlo tan a calzón quita’ó, se sacuda y empiece a venderse por lo que realmente vale, y a pelear por sus derechos, pues ya hasta los chilenos nos están diciendo lo que podemos y/o no podemos decir o hacer. Solo falta que, para seguir con el folclor, tanta admiración termine con que el señor presidente les regala el tesoro muisca, o algo así, tal como una vez uno de nuestros cachacos, por ascender en su pedigrí, le regaló el tesoro quimbaya a la reina de España.

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(*) Colaboradora.

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