Lorena Machado Fiorillo
A propósito del estreno en nuestro país de El Secreto de sus ojos, la cinta de Juan José Campanella -ganadora del Oscar de este año en la categoría de Mejor película extranjera-, El Magazín habló con dos de sus protagonistas: Soledad Villamil (Irene Menéndez) y Guillermo Francella (Pablo Sandoval).
¿Cuál fue su preparación para interpretar a Irene? ¿Cómo llegó al papel?
El personaje me lo ofreció Campanella cuando todavía estaba en las primeras escrituras del guión. Me llamó y me dijo que tenía un personaje para mí en su nueva película. Recibí con mucha alegría la noticia porque había trabajado con él en El mismo amor la misma lluvia y había sido una experiencia maravillosa.
¿Qué la cautivó del personaje?
Su fuerza pero también su gran sensibilidad. Creo que es una mujer realmente íntegra en todos los aspectos.
¿En qué se parece y en que difiere de Irene? ¿Cuáles son las diferencias de Irene después de 25 años?
A Irene le he prestado mi cuerpo y mis emociones pero no creo tener mucho en común con una estricta abogada y jueza. En su juventud Irene intenta sostener un rol que no le cuadra del todo: llega a un ámbito de trabajo nuevo y desconocido para ella, con muchos estudios teóricos y poca práctica. Es apasionada pero intenta que lo sentimental no la conmueva. En cambio, en su madurez tiene la fuerza y la seguridad que da la experiencia y puede lentamente hacerle lugar a sentimientos que tuvo escondidos y relegados durante muchos años.
¿Cómo fue trabajar bajo la dirección de Juan José Campanella?
Es un gran director. Una persona muy cálida y muy exigente a la vez. Le da mucha importancia al trabajo con los actores, creo que lo disfruta mucho y hace de la actuación uno de los pilares de su cine.
¿Cuál cree son los mayores aciertos de la película?
Justamente la sabia combinación que hace Campanella de los distintos géneros. El espectador, sin saber cómo, se encuentra por momentos enamorándose, angustiándose, riéndose…
Uno de los grandes atractivos estéticos del filme es el proceso de envejecimiento de sus personajes. ¿Cómo fue esa preparación?
Hubo muchas pruebas, tanto de vestuario como de maquillaje especial para lograr el envejecimiento. También durante el rodaje llevaba bastante tiempo de preparación lograr ese efecto tan necesario para contar esta historia.
¿Cuál fue la escena más difícil y la más divertida de grabar?
La escena del interrogatorio fue bastante complicada por la cantidad de situaciones que atraviesa mi personaje, todos los cambios que va teniendo y que también produce en los demás. Una escena tan sutil como compleja.
Todo el rodaje estuvo plagado de momentos divertidos gracias al buen humor de Campanella y también de Darín y Francella.
La cinta fue ganadora de un premio Oscar. ¿Cómo recibió la noticia?
Con muchísima alegría y un gran orgullo por la película y por el cine argentino en su conjunto.
¿Por qué se debería ver el Secreto de sus ojos?
Porque es una película que combina distintos géneros, suspenso, amor, comedia, drama y mantiene al espectador atrapado desde el primer minuto.
Su personaje es muy inteligente pero se pierde en los engaños del alcohol. ¿Cómo construyó a Pablo, sin caer en clichés facilistas?
Ese fue el objetivo, no caer en el lugar común del alcohólico que se le traba la lengua al hablar. Tratamos con Campanella de buscar la mayor economía en los gestos y movimientos, de que por más que esté muy ebrio nunca pierda el estilo frente a los demás.
Otra característica de Pablo es su humor negro. ¿Ese distintivo era algo que estaba en el guión o usted dio algunos aportes con improvisaciones? ¿Cómo se manejó el tema humorístico en una historia tan dramática?
Estaba todo en el guión y el tema humorístico, como siempre, contribuye a distender y en esta historia fue vital los pequeños momentos de humor.
¿Cuál cree es la importancia de su personaje en la historia entre Irene y Benjamín?
Sandoval es un personaje muy importante en la historia, no sólo en la relación de ellos sino que es el que finalmente destraba el conflicto para poder encontrar al asesino y es el que le abre los ojos a Benjamín de su amor por Irene, es inteligente y sagaz a la vez, el flagelo que lleva a cuestas con su adicción, no le quita luces.
¿Cómo fue volver a trabajar con Ricardo Darín? ¿Qué tipo de relación se creó para que esa credibilidad saltara a la pantalla?
Con Ricardo fue todo fácil, somos amigos desde hace años y trabajar, por más que hacía muchos años que no lo hacíamos, fue fantástico. La química entre ambos surgió desde el primer día.
¿Por qué le apostó a trabajar en El Secreto de sus Ojos?
Porque quería trabajar con Campanella desde hace años y porque me fascinó el guión.
¿Cuál fue la escena más complicada de rodar?
La escena de la cancha fue muy compleja porque fue un plano secuencia largo y tenía corridas y debía tener mucha precisión.
‘El Secreto de sus Ojos’ no sólo es una historia de amor sino que aborda la justicia de distintas maneras. ¿Cómo es su percepción de la justicia en Argentina? ¿De la justicia humana?
Lo de la justicia fue tema de debate desde que se estrenó, si se justificaba la justicia por mano propia o no, queda bien establecido desde el guión que no fue a favor de la pena de muerte la película y que denuncia la corrupción que hay en el sistema judicial de la Argentina.
¿Cómo fue trabajar con Juan José Campanella?
Fue una maravillosa experiencia, sabe mucho y lo hace todo sencillo, ama a los actores y se nota en sus filmes, hace invisible la cámara y cuando quiere que se vea, hace una de las mejores escenas que vi en el cine como la de la cancha. Gran persona y gran director.
¿Qué comentarios ha recibido de su personificación?
Maravillosos, fue hermosa la devolución en todos los países que se estrenó.
¿Qué sensaciones le genera el gran éxito de la película?
Las mejores. Fue fantástica la repercusión que tuvo, la aplauden, ovacionan y se emocionan en las mismas partes en todos los países que se estrenó, habla de lo universal que es el film.
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(*) Periodista de El Espectador y de El Magazín online.