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Pacto con La Palabra II

pacto-logo

Por: Programa Pacto por la Palabra

La cultura popular como medio para reconocer las lenguas nativas en Colombia. A través de la construcción de contenidos inspirados o derivados de la lengua arhuaca, Influenciadores y ciudadanos hicieron un Pacto con La Palabra, con el propósito de reconocer y exaltar la riqueza de nuestra memoria y diversidad cultural.

 

Chinu / Cerdo. Matador, caricaturista
Chinu / Cerdo. Matador, caricaturista

 

Guardianes del universo. Celso Román, escritor

Soy cheyrua, el hombre

hijo de tima, la Luna,

y de ɉewᵾ la lluvia.

 

Habito esta Tierra,

y son mis hermanos

zi el diminuto gusano,

y también  kᵾn,

el árbol enorme.

 

Soy  cheyrua, el hombre,

tu hermano Arawak:

tú y yo somos

los guardianes

de este universo.

GuNKWA/ saber. Andrés Sarmiento, escritor.

GuNKWA Lo que queda, lo que nos queda. Lo que fue y no volveremos a ser. Lo que nos contaban los abuelos, los tatas. Los oficios de las mujeres. La sonrisa de los jóvenes. La mirada, intacta, de los niños que sabían. El saber.

ɉewᵾ/lluvia. Camila Melo.

Un par de gotas magenta se explayan en el suelo de la habitación

Tres, cinco, o quizás diez se abrazan salpicando su ruta hacia la nada.

Un pequeño charco emparama

                                   la pluma

                                     -que inerte-

                                     guarda silencio

                          anhelando ser ɉewᵾ  

 

 Sagunu / Cabello Gari / Largo / Yun / Liso. Valeria Giraldo.
Sagunu / Cabello Gari / Largo / Yun / Liso.

Tima / Luna. Natalia Rojas-Los Naked

A´kunsun / Tocar Instrumento. Osiris Ramirez

 

Muñu / Nube. Fernando León
Muñu / Nube. Fernando León

 

Uraku / Casa. Brianna Beauperthuy.
Uraku / Casa. Brianna Beauperthuy.

 

DIOSA TIMA (DIOSA LUNA). Carlos Bello

No hay ser que se resista

Posee una sensual luz de plata

Regala escarcha a las hadas de la hierba.

Nos desnuda, llegando a lo más profundo de nuestra alma

Le da calor a los corazones fríos.

En lo alto como Diosa

Vigila con su ejército

Con arco en mano se arma

No hay ser que se resista

Ella es Tima

El mundo está en sus cabellos, en ellos hay ríos, hay mares, hay selva

Habita el indígena, el negro y el blanco

Desnuda siempre está Tima

Sólo la admiran los puros

Es espíritu salvaje

Es bruja porque hechiza desde el cielo todas las noches.

Gunkua / Saber. Juan Pablo Varela.
Gunkua / Saber. Juan Pablo Varela.
A´kunsun / Tocar Instrumento. Santiago Rivas, periodista
A´kunsun / Tocar Instrumento. Santiago Rivas, periodista
Gunu / Mano/ lenguaje de señas. Mario León
Gunu / Mano/ lenguaje de señas. Mario León

A’kusi/ Sentir. Fernando Araújo. Escritor y Editor de Cultura El Espectador.

Firmemos sin firmas, que la única constancia que quede de nosotros sean nuestras palabras y los sentires que las provocaron. Firmemos con nuestro sentir (A’kusi), una sencilla palabra que lo abarca todo y lo desecha todo. Sentir, A’kusi, más allá de ese bien y de ese mal con el que nos han amedrentado y amansado, hasta transformarnos en un falso sentir, en un cómodo sentir, en un vendido sentir. Sentir, cruzando la línea que divide lo permitido y lo prohibido. Sentir desde las entrañas y con las entrañas y darle vía libre a los instintos, a nuestras pulsiones, sin pensar en el día siguiente ni en el infierno, haciéndoles al pasar una mueca de burla a los moralistas. Sentir que nuestro pacto es eterno, aunque no lo sea, y no pactar con nuestros sentires. Sentir y creer que la vida es sólo eso, y quitarle las definiciones para que no quepan allí ni lo positivo ni lo negativo, porque las palabras limitan y no nos damos cuenta. Firmemos sin firmas, pues, para borrar de una vez por todas los límites, nuestros límites.

Tutu/mochila

Un tutu para el viaje. Juan Camilo Rincón, escritor y periodista Revista Libros y Letras.

Esa noche Obregón le llevó sus últimos bocetos. Se conocían desde hacía tantos años que a Cepeda no le dio pena recibirlo en piyama; en la sala, el pintor dejó sus trazos sobre la mesa. Vio a su amigo casi deshecho; la dolencia que lo atormentó durante los últimos días ya brotaba por su piel y era evidente en el color de su boca… lo estaba acabando. Aun así, no dejaba aquella alegría y vitalidad de la juventud, de sus días con Gabo en “La Caverna”, cuando se conocieron, y la tos no lograba opacar aún su vitalidad. “¡Por fin los garabatos para mis cuentos!”, dijo Cepeda mientras los ojeaba con deleite.

—No son pa´ ti; son pa´ Juana —replicó el español—. Pa´ ti es esto que me dio un arhuaco a ver si te mejoras… que las pastas no te están sirviendo pa´ mucho. Le llaman tutu pero es una mochila.

—No la dejes ahí; ven y me la pongo para que me acompañe por la casa. ¿Y cómo me va ayudar esta vaina?

—Eso no lo sé; hasta ahí no entendí… pero la vi y pensé en ti.

Se quedaron un rato mirando la mochila, sentados uno al lado del otro. Ya sin más fuerzas, dejaron pasar el tiempo en el silencio de los amigos, un instante en Cepeda Samudio se permitió dejar de pensar en su dolor de cabeza. Su último encuentro terminó así, mirando algo que no entendían. Luego vino el viaje a Estados Unidos y el español más costeño de Cartagena se quedó solo. Juana y sus cuentos salieron a las calles de Barranquilla ya sin Cepeda, sin aquel hombre que murió tan lejos, acompañado por su mochila llena de bocetos y tejidos con olor a Sierra Nevada y a mar de playa blanca.

 

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