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Nacimiento y caída de la prensa roja (Segunda entrega)

Stanislaus Bhor* emprende un viaje tras las huellas de un extraño periodista (Jaime Ramírez), y pasa revista al periodismo revolucionario de los años 70s, a las fracturas ideológicas de la izquierda, a las sombras proyectadas de Camilo Torres (cura sublevado) y de Rojas Pinilla (dictador demócrata), a García Márquez y Orlando Fals Borda enfrentados al interior de una revista, y al fracaso de aquellos que tampoco hicieron la revolución. Serie en diez entregas, especial para ElMagazín on-line.

 

 

 

Camilo Torres Restrepo- Manifestación Frente Unido- Medellín 1965
Camilo Torres Restrepo- Manifestación Frente Unido- Medellín 1965

 

 

Camilo Torres: El cura guerrillero

El 1966 sucedieron algunos hechos que contribuyeron a que arraigara la idea de que la sociedad colombiana no podía revolucionarse jamás. Si bien la guerrilla del ELN y la autodefensa de Marquetalia (FARC) se convirtieron en ejércitos que ocupaban terrenos propios donde el Estado no ejercía presencia (los demagogos llamaron al fenómeno Repúblicas Independientes) el término revolución había sido lo suficientemente manoseado ya por los líderes tradicionales que se hicieron llamar revolucionarios para hacerse con una tripa en la piltrafa del poder: Alfonso López Michelsen, un heredero al trono, fundó un partido político llamado Movimiento Revolucionario Liberal que no era revolucionario pero sí liberal, para diferenciarse del partido oficialista, y Carlos Lleras Restrepo, tercer presidente elegido dentro de la repartición del poder llamada Frente Nacional se hizo pasar por revolucionario que recogía las banderas de Jorge Eliécer Gaitán para permutarlas por tierras y darlas al pueblo; ni el uno se emancipó del liberalismo, ni el otro entregó las tierras que necesitaba el pueblo. Mientras tanto, los latifundios crecían, la violencia impune de los campos se generalizaba y el inconformismo llevaba a un sector cada vez más amplio de la sociedad a rechazar la repartición de poder que hicieron conservadores y liberales en 1957.

Fue 1965 el año que eligió Camilo Torres Restrepo, un sacerdote sublevado al clero y contra el gobierno para irse a la guerrilla. Había fundado el periódico Frente Unido y luego un movimiento político de orientación marxista bajo el mismo nombre que tuvo como plataforma ideológica algunos puntos beligerantes. Los políticos al oírlo, decían que el cura estaba loco. La gente, que perfilaba para guerrillero. Tal vez no estuviera tan loco y tal vez la elección de hacerse guerrillero se tomó en el abismo. La plataforma del Frente Unido le presentó al pueblo colombiano por primera vez un proyecto político que no se parecía a nada y que era visto como una amenaza por los poderhabientes, los terratenientes y toda la cáfila que gobernó a Colombia desde la “independencia” de España.

Resumo el proyecto del cura loco:

«Los que poseen el poder constituyen una minoría de carácter económico que produce todas las decisiones fundamentales de la política. Esta minoría nunca producirá decisiones que afecten sus propios intereses ni los intereses extranjeros a que está ligada. Lo que hace necesario un cambio.

Objetivos:

Reforma Agraria: La propiedad de la tierra será la del que la esté trabajando directamente.  El gobierno designará inspectores agrarios que entreguen títulos a los campesinos que estén en estas condiciones, pero procurará que la explotación sea por sistemas cooperativos y comunitarios, de acuerdo a un plan agrario nacional, con crédito y asistencia técnica. No se comprará la tierra a nadie. La que se considere necesaria para el bien común será expropiada sin indemnización. Los cabildos indígenas estarán en posesión real de las tierras que les pertenecen.

Reforma Urbana: Todos los habitantes de casas en las ciudades y pueblos serán propietarios de la casa donde habiten. Toda habitación sin utilización suficiente a juicio del gobierno, tendrá multa para el propietario, la cual será invertida por el Estado para planes de vivienda.

Planificación: Se hará un plan de carácter obligatorio, tendiente a sustituir importaciones, aumentar exportaciones e industrializar el país.

 

 

 

Camilo en las oficinas del Frente Unido-1955
Camilo en las oficinas del Frente Unido-1955

 

 

Política tributaria: Los salarios no serán gravados.  Los bancos, las compañías de seguros, hospitales, clínicas, centros de fabricación y distribución de drogas, transportes públicos, radio, televisión y explotación de los recursos naturales, serán del Estado.

El Estado dará gratuitamente educación a todos los colombianos.

La educación será obligatoria.

La propiedad del subsuelo será del Estado.

No se darán concesiones a petroleras ni compañías extranjeras sino bajo las condiciones siguientes: que la participación del Estado no será inferior a 70%.

La distribución y producción de los combustibles serán servicios públicos bajo control del Estado. Los salarios de los obreros y empleados serán iguales a los de los extranjeros de la misma categoría.

Colombia tendrá relaciones con todos los países del mundo.

El estado implementará un plan de salud gratuita para todos los colombianos que contemple todos los aspectos relacionados con desempleo, invalidez, vejez y muerte.

Habrá sanciones para los padres de niños abandonados.

La protección de la mujer y de los niños será asegurada por la ley.

El presupuesto de las fuerzas armadas será adecuado a su misión sin afectar las necesidades de salud y educación.

La defensa de la soberanía nacional estará a cargo de todo el pueblo colombiano.

La mujer participará en pie de igualdad con el hombre en las actividades económicas, políticas y sociales.»

¿Loco?

No; ingenuo.

Cuando comprendió que toda su propuesta no se podría imponer con palabras, supuso que la podría imponer por la fuerza.

Destino: la guerrilla.

Pero no por seducción del mal; por un sentido idealista del bien común: en un mundo donde la tierra es un bien sujeto a propiedad privada toda reflexión sensata lleva a una consecuencia lógica advertida ya por Marx y por Ambrose Bierce.

Camilo Torres- Cura Guerrillero
Camilo Torres- Cura Guerrillero

Por razones literarias, prefiero la de Bierce:

«Significa que algunos tienen el derecho de impedir que otros vivan, puesto que el derecho a poseer implica el derecho a ocupar con exclusividad, y en realidad siempre que se reconoce la propiedad de la tierra se dictan leyes contra los intrusos. Se deduce que si toda la superficie del planeta es poseída por A, B y C, no habrá lugar para que nazcan D, E, F y G, o para que sobrevivan si han nacido como intrusos.»

La reforma agraria de Camilo Torres era inviable, por lo mismo que causa ampolla la expropiación en el bolivariano país vecino: porque se parece a robar; aunque sea robar al que hace cien años fue el ladrón. El sistema capitalista se sostiene por el incentivo y el deseo. El que nace en la riqueza la defiende, y el que nace pobre quiere trepar y poseer. En la ascensión piramidal la conciencia del trepamundo es el distintivo de la manada: el deseo de posesión. Ni el que posee abandonará su posición, ni el que nace pobre renunciará a su aspiración por poseer.

La reforma urbana era aun más insostenible: se podría reformar la distribución de la tierra comprando el exceso de tierra inexplotada y dándosela al que no tiene bajo la condición de un mínimo de producción (no sólo para consumo propio, sino para la seguridad alimentaria del país). Tierra comprada y cedida para la producción. Pero la expropiación de la vivienda urbana era institucionalizar la pobrecía, el asistencialismo, la holgazanería.

Tenía razón, aun la tiene, en aquello de que el Estado debe ser el dueño de los servicios públicos, las tecnologías de la comunicación, la energía y el transporte.

Se equivocaba en la mirada miope sobre las leyes del mercado internacional.

Tenía razón en la igualdad de condiciones para la mujer.

Se le olvidó, como casi siempre solemos olvidar, que el problema es demográfico: entre más hombres haya, más violencia habrá; mientras más gente nazca, más pobreza habrá; mientras más gente llegue, menos agua, menos comida, menos selva, más detritus. A razón de un hijo por cada dos, uno por ley y nada más, la línea aritmética decrecería. Pero el Frente Unido del cura Camilo Torres nunca se pronunció sobre la pastilla anticonceptiva. Tal vez nos equivoquemos, tal vez todos seamos hijos de Dios y tengamos derecho a la vida. Suena bien, demócrata-cristiano, pero tener derecho a nacer en un basurero no es precisamente tener derecho a la vida.

La plataforma fue presentada a la sociedad colombiana y aprobada por el jefe del Frente Unido, Camilo Torres Restrepo, el 22 de mayo de 1965, en el campus de la Universidad Nacional en Bogotá. Dos meses después, el Frente Unido rompe lazos con los Demócratas Cristianos, con el Partido Comunista y todos los que colaboraron en su fundación. En septiembre, otros amigos más cercanos le retiran su apoyo al cura loco. En octubre, el gobierno empieza a buscar el eslabón que vincula al cura y la guerrilla del ELN. Y en noviembre de 1965 es el tipo más buscado por los cuerpos de seguridad del país. Camilo Torres ha desaparecido de la vida pública, de su cede política en el centro de Bogotá y de su casa para convertirse en el modelo de revolucionario a seguir.

La fuerza. No las palabras.

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*Stanislaus Bhor. Blogger. Acaba de recibir en México el premio Latinoamericano de novela Sergio Galindo. Escribe cada semana una crítica ácida en www.unahogueraparaqueardagoya.blogspot.com

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