Stanislaus Bhor emprende un viaje tras las huellas de un extraño periodista (Jaime Ramírez), y pasa revista al periodismo revolucionario de los años 70s, a las fracturas ideológicas de la izquierda, a las sombras proyectadas de Camilo Torres (cura sublevado) y de Rojas Pinilla (dictador demócrata), a García Márquez y Orlando Fals Borda enfrentados al interior de una revista, y al fracaso de aquellos que tampoco hicieron la revolución. Serie en diez entregas, especial para ElMagazin on line.

Crónica de una asonada
En dos números del periódico puede reconstruirse la tirantez que campeaba en la época, la línea editorial y el impacto que tenía el único medio de información en un pueblo periférico: el sábado 23 de octubre de 1971 se publicó un intento de reportaje relatando los pormenores de un concejo verbal de guerra mediante el cual se encarceló al director de El Trópico y a los líderes de una asonada que llevaron a cabo dos mil campesinos y obreros para tomarse un terreno baldío y construirle un barrio popular. Una semana duró el concejo verbal de guerra contra los 14 capturados, integrado por un el capitán de la policía, cuatro mayores del ejército que hacían la veces de vocales, un capitán que hacía las veces de fiscal y un coronel que hacía las veces de presidente del tribunal. Los defensores fueron dos mayores y un teniente de la policía.
El Trópico registró, con su facilidad por la hipérbole gratuita y el epíteto fácil (característica compartida por toda la prensa roja) aquel concejo verbal de guerra. Las correcciones de la siguiente cita han sido insertas a propósito para demarcar la diferencia entre prensa informativa y prensa revolucionaria, o lo que es igual, entre información y sesgo:
«Fue convocado como represión y operación escarmiento para que las gentes no reclamen elementales derechos y especialmente para encarcelar a Jaime Ramírez Ramírez. Así actúa el gobierno opresor del señor Pastrana Borrero, representante de las oligarquías y de los explotadores. Este consejo de guerra comenzó a las tres de la tarde del viernes 8 de octubre y terminó a las nueve y quince minutos de la noche del día jueves 14 del mismo mes, con la lectura del siguiente veredicto por los jueces de conciencia y vocales, al responder cada uno de los catorce cuestionarios donde preguntaba si “es responsable o no del delito de asonada y atentado contra la seguridad”. En su afán de protagonismo quienes piden Justicia Social, ALEJANDRO GOMEZ HERRERA, ALIAS CHUZO, y su yerno Benjamin Cala Gamarra, así como Hildebrando León, El Tuerto Gilberto Camargo, José Ramírez Obando y otros, manifestaron que el paro campesino del 2 y 3 de agosto pasado, era para lograr más tarde el secuestro de Pablo García Rueda (un comerciante).
He aquí algunas de las manifestaciones de esta GESTAPO:
MANUEL CIPAGAUTA: “La chusmera Anita Larrota de Pico incitaba al paro.”
JOSÉ RAMÍREZ OBANDO: “Vi que en el jeep del Incora viajaba, haciendo el paro, Pedro Blanco, Pedro Alirio Barrera y Alfonso Gómez García (miembros del Instituto Colombiano de Reforma Agraria) quienes tienen la culpa del desorden con Jaime Ramírez Ramírez.”
Además (en forma muy afortunada por ciento, porque él, Jorge, es “muy de buenas”) encontró pegado en la pared del frente de su negocio un ANÓNIMO donde los subversivos decían que iban a envenenar el agua de los ganados de los ricos, y que esto se arregla haciendo diez entierros de primera, además, -en el mismo anónimo- dicen quienes lo escriben, que reciben órdenes de Jaime Ramírez Ramírez.
LA EMISORA ECOS DE SAN VICENTE:
Sin solicitárselo siquiera por parte de las autoridades (??) entregaron a estas los escritos donde los campesinos avisan a sus familiares allá en las veredas, que no pueden ir. Esta entrega de escritos la hace la emisora con el fin de que las autoridades se den cuenta de los actos que se realizaban el dos de agosto, etc.
ALEJANDRO GOMEZ HERRERA, dijo: “Vi a Jaime Ramírez en el jeep de él llenándolo de gasolina y no he vuelto a ver el jeep. El paro campesino está ligado con el secuestro de Pablo García. Además Jaime Ramírez desapareció de San Vicente el 4 de agosto y solo llegó a San Vicente dos días después del secuestro de don Pablo”.
EL TUERTO GILBERTO CAMARGO: “Vi que salieron del Incora con banderas de la Anapo y unos letreros en cartulina que fueron hechos por Alirio Barrera del Incora, ese individuo que no hace sino desacreditar al gobierno. Jaime Ramírez, Anita Larrotta y el líder Rivera, así como Pedro Chusmas, arengaron la gente en Buenos Aires y Jaime dijo que ningún paso atrás, hay que hacer la revolución, hay que acabar con los oligarcas. Esos subversivos y revoltosos son los culpables de todo. Y como San Vicente es muy tranquilo, todo se normaliza metiendo a la cárcel a los vagabundos del Incora y a Jaime Ramírez Ramírez”.
(Este tuerto, el día del paro acercó el carro con gas cerca al taponamiento para que estallara y así matar a varios campesinos y además dijo a los campesinos que el paro así no se hacía, sino que debería hacerse haciendo tiros, echando piedra a la alcaldía y a los funcionarios a quienes habría que matar.)»
El juicio arrojó como resultado el encarcelamiento por seis meses del director del periódico Jaime Ramírez y la adherencia y reacción favorable de los sectores populares al medio. Los números de ejemplares tuvieron que duplicarse al doble (12.000) por la expectativa que disparó la venta de ediciones en San Vicente, Barranca y Bucaramanga. Era la primera vez que un hecho noticioso ocupaba con nombres propios de vecinos conocidos las páginas de un periódico. Un grupo de notables hizo llegar carta a favor del director de El Trópico que fue publicada íntegramente en la siguiente edición, y en posteriores entregas se registraron pormenores del encarcelamiento de Jaime Ramírez y el destierro de los demás líderes en Bucaramanga.
Encuentro en esos números sugestivos poemas escritos desde la prisión donde la voz del poeta anónimo escribe alegorías desde el punto de vista de los animales y anuncia una rebelión inminente contra los fabulistas. Hay advertencias de conspiraciones y planes para matarlos en las cárceles. Y hay, así mismo, el registro fotográfico del día que Jaime Ramírez pudo regresar al pueblo y de la recepción popular que tuvo el primer hombre público de San Vicente de Chucurí: el director de El Trópico.
Una de esas fotos lo muestra con boina calada, elevado en hombros y saludando al pueblo con el brazo en alto (ver primera foto de este reportaje). Es la cumbre de su carrera como político y reportero. Parece arrobado, catapultado por el pueblo, cree que todos sus gestos serán acompañados por una rebelión popular.
Es un ingenuo.
De aquí en adelante, empieza el declive.
Tarde o temprano
Los tigres, los osos, los zorros y los leones
Vendrán un día desnudos y furiosos
A reclamar sus pieles.
El lobo, por su parte, buscará a los fabulistas
Para ajustar sus cuentas.
Las estrellas serán como un sol enemigo
Para ciertos poetas que abusaron de ellas.
Los niños verán desde muy pronto
Lo que los padres no quieren que se vea en ellos.
La historia no esperará cien años para pedir
/balances
Y los pobres del mundo vendrán a vuestras
/ciudades
A saciar sus hambres.
Entonces os quiero ver amigos del progreso.
Al guardián
¿Quién es el guardián? Un proletario. Es Pueblo.
Humilde y sencillo. Irascible por su pobreza.
Sueldo de hambre: mil pesos no líquidos!
Su mujer, sus hijos, su familia, tienen hambre.
Como todos los pobres, a veces sonríe.
Sonrisa amarga. No hay para el diario,
Ni el arriendo, ni para drogas, ni cine!
El sueldo no alcanza. Debe vivir. Trabaja.
Para él no hay horas extras remuneradas.
Sus hijos piden de comer y la ropa.
¿Quién es el guardián? Un preso con sueldo.
Vive tras las rejas, entre presos, como preso!
La sociedad lo ha «condenado», envejece.
No hay Aliciente. No tiene casa. Dura es la vida!
Y pensar… y pensar… y pensar…
Que hay quienes ganan diez, veinte, 50, cien mil pesos
Y al mes! Y otros, millones al año
Que no trabajan como el guardián,
Y él, el guardián, sueldo de hambre!
Lleva por dentro un problema, su miseria
La miseria de todos los pobres, y sufre!
Le hace frente a la vida con ardor
El bien lo sabe, que en la cárcel sólo hay presos
Los ricos no están presos!
No desmayes, guardián, que algún día
Seremos libres tú y yo,
Y tu mujer y tus hijos y los míos.
Seremos libres de estas rejas
Y libres de esta pobreza,
Porque en nuestra patria
Los ricos serán menos ricos
Y los pobres serán menos pobres.
Confía en Dios y en el pueblo.
(Desde un calabozo de la Quinta Brigada, en Bucaramanga, 1971)