El Magazín

Publicado el elmagazin

Mis vidas con Lola

Pavel Stev

Capítulo 1

La gente ha cambiado el carácter como la ciudad de estación. El frío es siempre tan igual que en sus heladas venganzas se contempla como un viejo frío. No se puede calcular el clima que nos acompañará este verano, ni cuánto tiempo más estaré en la morada de Lola. Tan abrigado por sus cortinas de cielo terciopelo, bajadas de alguna lluvia que sin clemencia nos abrazó.

Podría haberme tumbado ahí y solo amarla. Pero a ella le interesaban las cosas, los aromas y el entorno que tendrían nuestros labios. Yo solo me preocupaba de ellos, sus profundos y fijos labios, seguros como ella misma de mi amor. Sus ojos pedían quererla y cada acto era una declaración de guerra, una lucha visceral por ser amados y por vencerse uno al otro.

Las uñas raspaban las frutas con sólo el miedo que pueden tener los que aman. Con los días entendí que debía alejarme de Lola, de todos esas horas que son ella, de todos esos colores; Dejar de respirar a Lola, de oler a Lola, de amarla por cada centímetro que nos acercamos al dormirnos. Tome mis valijas, todos sus besos en mis bolsillos y me fui de casa, porque la distancia entre ella y yo me dará nostalgia suficiente para amarla.

 Capítulo 2

 Me sucedía siempre en su boca la terrible sensación de ser vencido por el amor que me proclamaba. Lola  he decidido separarme de ti para este viaje, yo que todo el mes aguardé solo por este día ahora tendré que emprender mi propio vuelo, levantar alas… Creo que sabía que un día algo nos rompería y estaríamos en la rutina, en la carretera. Somos los accidentados, y el amor y la vida nos atropellan el alma.

Los dos estábamos hechos de cosas que no se saben decir los que se aman. La irremediable prueba siempre fue el silencio, la irremediable muerte, sólo los gemidos en la cama. Y tú mejor que nadie sabes Lola, que cuando un hombre ofrece su corazón o alma, ninguno de estos dos ya le pertenece.

Mientras me alejaba de casa de Lola, de la ciudad… Tuve la sensación del atardecer, de acercarme a la desesperanza de perderla, para creer por un segundo que el que se ha ido no fui yo. Pero yo siempre fui el que no supe, el que no pude quedarme, ni con ella, ni con nadie. ¡Ay Lola!, Si estuvieras con tu perfume aquí, sin más reproches, con tus senos al aire, sin este presente que nos obliga al good bye.

Capítulo 3

Tomé el cigarro y aspiré con fuerza mientras el frío me secaba los labios, aspiré con fuerza el aire y la valentía de la noche mientras te pensaba,  sé que esperaste de mí las palabras, sé que fuimos un hermoso accidente, con sangre, con lágrimas con rosas que crecían de tu cuerpo y tenían mi aroma

A veces Lola,  sólo a veces, uno despierta pensando que está pleno, que es lo suficientemente tenaz, pero cuando crees que lo sos todo Lola. Uno se cruza contigo, y al verte supe que solamente era un pedazo, una parte mínima y vos la otra que se adhería a mí. Pero ahora que no estás, ya no puedo volver a sentirme tenaz y menos sentirme un todo, porque cierto día a cierta hora y gracias a vos, de verdad me encontré, realmente fui un todo y todo lo que era te quería.

Ahora me pregunto, Lola? Dónde están los poemas que escribí con dificultad porque te tenía entre mis brazos.  Recuerdo que la primera vez que te vi dije “auch” porque me gustaste hasta dolerme, y pensé que eras la persona correcta. Todos siempre somos la persona correcta para alguien por lo menos un segundo. Pero ahora Lola, sé que no es que vos y yo seamos distintos, es que somos de mundos distintos, tan irremediable como un vampiro enamorado de un crepúsculo.

Qué  puedo hacer con vos, con todo lo que soy en mi pecho y tiene tu aroma, con estas maletas que pesan tu pasado mientras camino. Te juro Lola, que estoy planeando no amarte, pero me falta el plan para no pensarte…

 Capítulo 4

Después de salir de la ciudad quise descansar del trayecto, y me animé a ingresar a un bar que se encontraba alumbrando la vía y era el único gesto de luz y gente que ofrecía la noche.  Al ingresar y pedir una cerveza no pude evitar todos tus recuerdos, Lola.  Y me postré en un asiento a reinventarte, a darte vida con los ojos cerrados, solo tenía que tallarte y besarte, darle la forma al pastel y adornarlo de perlas y promesas. Así apareciste en la pared así apareciste en la cama, entre mis boxer, en los cajones, así te me derramas ahora entre las letricas. I love todo contigo, Lola, todo todo today.. always. Pero tú hoy ya no estás.. Ni esto de escribir en una servilleta puede aliviarme, yo siempre quise escribir, escribir un poema Lola, pero luego descubrí que tú ya existes.

Quiero que este trago me haga olvidarme de tu nombre y que no sepa a quién decirle que la extraño. Ojala pudiera abrir el recuerdo de tu última gota en mi boca, Lola, ojalá se pueda pero no lo creo, espantar la esquina empolvada, retirar las palabras que recaen atrapadas porque tú dijiste que volvías y volverías a decirlas, y yo, yo no dije eso, pero estuve esperando varias veces escuchar cuasi por engaño o sueño que volvían a tener voz nuestras dos voces tibias. Por eso los que recordamos estamos enfermos. Sabemos de esa hormiga que se levanta a la hora del mal día a las cinco am a malahora, y te comienza a picar desde una esquinita de la cabeza. Y salen tras ella más hormiguitas, abren la tierra que tienes adentro como una vil madriguera abandonada, llegan hasta donde tienes el recuerdo todavía vivito. Cogen algún fragmento y lo pican, lo muerden, mientras ya no ves el techo ni la pantallita y los ojos duelen. Así caen las primeras lágrimas, mientras algo adentro se te come toda toda el alma. Como no te puedo no querer Lola. ¿Podemos negociar este olvido? Yo si quisiera salvar algunos recuerdos…

 Capítulo 5

Lo que tú quieres es que no llueva, loco, que no haga tanto frío, que no necesites un abrazo a las once de la noche mientras las luces de la calle se apagan porque son demasiados rayos los que caen. Lo que hace falta es morirse de algo que no sea una bala. Y caminas fastidiado, cansado de la gente, de esa mierda que habla, de esa mierda que visten, de esas fotos de mierda, esas miradas de mierda, esas ideologías de mierda, esos sentimientos de mierda. Te tienen a punto de reventar todos los vidrios de este lugar. Así que buscas entre todos esos zombies a la chica del abrazo, a la chica del beso húmedo, a la chica de las tetas donde quieres tener tus mejores sueños, a la chica de la mirada que te desdobla, pero no encuentras nada. Ni miércoles ni jueves ni mierda, todo sigue pareciendo un fuckin velorio, y tú solo no quieres que llueva o pasar ese frío a solas, prendes un cigarro y suspiras porque sabes que fue otro día, otra noche sin sentido, otra noche sin Lola

Y en la madrugada entiendes que solo de una manera puedes quedarte con lo mejor: aprendiendo a hacer a un costado chicas que te dejarían de lado sin mayor contemplación. Aprendiendo a barrer con chicas que te meterían en la bolsa, como un dulce, como un comodín o premio de consolación. Entendiendo que no hay belleza alguna que pudiese pagar toda la magia que les falta.

 Pero tú Lola, tú entiendes mi lenguaje y con eso me basta para quererte…

 Capítulo 6

Logré despertarme gracias al sol que atravesaba el ventanal de aquel bar y releí el poema que escribí la noche anterior “Lola toma las nubes y juega con ellas, hace figuras de plastilina, hace por ejemplo un corazón que se queda flotando en el cielo. Ella toma las nubes y deja el cielo estrellado. A veces se queda dormida sobre ellas y el sol le atraviesa los senos y se ve un arco-iris imponente mientras duerme desnuda. Ella toma las nubes entre sus manos, sonríe un poco y envuelve sus lágrimas en esferas que deja colgando por ahí en el cielo. Ella toma las nubes hace una figurilla y me la obsequia. A veces por ejemplo me da un corazón…” A veces Lola, yo no me pongo triste, me pongo sin ti. Hace algunos días me marché de casa con todo el valor de no encontrarnos, pero es que no dejo de pintarte en ninguna parada donde me detenga a respirar. Al salir del bar hice una pausa para mirar la pequeña figura que dibujaba la ciudad en el horizonte, al otro costado estaba la vía, el camino a no verte más. Pensé en regresar, en darme por vencido porque te quiero, pero el espacio que nos separó se había vuelto enorme, era grande mi amor, pues lleno de vacíos estaba. La enorme tristeza del olvidado, el amor del que ama sin saber cómo hacerlo. Ese que quiere y no tiene palabra para contarlo, el que cierra los ojos en un beso creyendo el amor cosa de ciegos.  El terrible irresponsable confiando sus asuntos al destino, aquel que muere de palabra por ti y en el acto se estremece con tus ojos. Y tú, la que ama con el alma en las manos, aquella que quiere sin saber de “hasta cuando” ese ángel desmedido que se acostumbró al mundo, el primer cielo que ha bajado a mi cama, el amor con cuerpo y sangre que he perdido, aquella herida mía, sin cura ni muerte.

Yo sé que este poema nació con el objetivo de ser  para ti Lola,  pero ya no te lo mereces. Lo escribiré pensando, pensándote, y su título será para cualquiera que no seas tú. Luego de meditar qué decisión tomaría, caminé hacia la parada de buses mientras el sol me derrotaba  de a poco, la arena que se repartía entre el pavimento hacia mis pasos más lentos, creí que era una señal para esperar la tarde, para aguardar, para repetirnos antes de irme del todo, rebobinar estos últimos días y haber decidido no irme.  Siempre he creído que el  amor se parece mucho al buen cine. No importa el final, no importa quién muera, no importa cuánto tiempo tome entenderlo todo, nuestras mejores escenas harán que siempre valga la pena colocar esta película una vez más.

Tiene que existir algo tuyo que me haya quedado, Lola. Tiene que existir algo mío que te esté buscando…

 Capítulo 7- Carta

No es que no te piense, Lola, me operaron la nostalgia.  Parecías ser el cielo pero ni a nube volaste,  y tu error fue soñar que lo hermosa te daría alas. Te confiaste mucho de la tarde porque te abracé de doce a seis, le pusiste fin a mis caricias pero querías  que yo no escapara,  lo siento Lola, pero aprendí a hacer de villano y en esta otra película la chica que me abraza no eres tú. Quisiera haber hecho un ejemplo textual de mi corazón, quisiera haber sido el chico que escribía todo aquello que querías leer de lo que siento.  Yo tenía la noble impresión de que venías de algún lugar hermoso, Lola, no sé cuál pero por tus ojos sabía que era hermoso. Y siempre sobrevivía a todo hasta que llegabas tú, a matarme de mil dulces formas… Incluso ahora,  aunque nunca digas nada Lola, aunque nunca ames nada de todas aquellas partes mías que están entre el viento buscando tu viento.  Sé que fui el mejor  fuego bajo tu entrepierna,  y el más cálido frío bajo tu corazón. Y aun así tú te mueres, y aun así yo me mato..

A veces Lola,  colocas las manos en el fuego equivocado, apuestas demasiado por una lotería que tiene un tiquete caro y lleno de tristezas,  y ningún premio o triunfo servirá, para olvidar que te quemaste por nada..

Capítulo 8 – Sueños

Ojalá hacer el amor no hubiese sido deshacernos. Nunca entendí cómo enamorarte, yo hablaba de las estrellas y tú de luces en nuestro cuarto, siempre fuimos las caricias que nos sobraban, calor de más sobre la almohada, ganas de soñar que además del deseo, me quieres. Fui muy inocente al pensar que podríamos ser como las olas, y amarnos una vez y otra y otra vez Lola. He planeado mi destino hacia la próxima ciudad y luego de abordar el bus a altas horas de la noche, solo quise tumbarme en el asiento y descansar.  Quizás mastiques aun con rabia todo lo que nos dimos y un día supo dulce,  y yo acá, que no sé cómo empezar este verso, y tuve que escribirle “te quiero” y tuve que soñar que lo dijimos. Esa fue mi noche, la negación total de mi partida, incluso cuando duermo inconsciente.

No estás nena, y la noche está borracha, yo me siento borracho, la vida se me mareó y es una mierda total tratar de sonreír,  fumar un cigarro e intentar coquetear con más mujeres porque tú no fuiste, porque no supe quedarme,  y tengo que olvidar olvidarte olvidarme.

No quiero borrón y cuenta nueva, sirvo whisky, tomo con otras chicas, unas tienen tus ojos,  tus pechos, otras huelen a vos, otras saben a ti en sus piernas, no olvido. Prácticamente te he besado, parte por parte, Lola. Y mientras el Sol vuelve y aparece dibujándose otra ciudad, entiendo que hay que aprender a bajar la espada, no siempre el amor es sinónimo de batalla.

Lola, Lolita, hermosa, terrible, turrón. Vamos a suponer que no te quiero, Lola,  en nada te quiero pero en realidad te querría. Así sea sólo un poco, siempre hay una parte de uno que está buscando morirse…

Capítulo 9

La belleza contraída en tu boca, la sensación a ángel que me dejabas en cada beso, la culpa de los arroyos y primaveras que querían desvirgarse en tu lengua. Nunca me bastó una noche para olvidarte, pude dibujarte a cada segundo sin dejar de lado ninguno de tus trazos. Ven y dáñame, Lola, quiero está herida profunda. Vení mostráme con tu boca que el amor es un vacío de donde no se sale. Permíteme saber que existe una forma de salvarnos. Tú solo suelta tu cabello y déjame quitarte de las mejillas los besos que no te he dado. Ahora, Lola, soy el sin mucha esperanza amándote. Sabiendo que esto no me lleva a nada, a nada más allá de un desencuentro eterno cuando te escribo. Y si te digo esto quizá el amor no sea tan rojo, decir las cosas siempre te dará enemigos.

La tristeza de los enamorados se parece a la fe, todos tenemos un poco de ella adentro, todos somos un poco ilusos creyendo que sin ella seremos felices. Y es algo que te dice al oído, no pasa nada loco, mañana el amor caerá como gota de miel en tu boca. Yo he visto mujeres hechas de día, algunas siempre son mañana, pero yo me quedo contigo Lola, porque eres de las que anochecen, y son las que sueñan. Y tu sonrisa Lola, es el único sueño que he tenido despierto.

Siempre tuve una poesía mía que nadie conoció y que solo tu cuerpo recitaba. Siempre tuve el amor de un mundo en el alma y tú eras todo lo que habitaba en él. ¿Quién eres tú Lola, dónde y cuándo olvidamos conocernos? El amor es la muerte misma, todo puede estar bien en un momento y al siguiente todo se ha roto. Algo pasó, alguna vaina dejó de latir adentro.

Ahora sé que existen dos tipos de personas, Lola. La gente que viene y te hace daño y la gente que querías y aun así viene y te hace daño…

Comentarios