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“Mi relación con Almodóvar es nula”: Carmen Maura

Carmen Maura en Mujeres al borde de un ataque de nervios.
Carmen Maura en Mujeres al borde de un ataque de nervios.

La actriz española comienza hoy el rodaje en Colombia de la película de Andrés Burgos, ‘Sofía y el Terco’, donde su personaje hablará con el gesto y los ojos.

Liliana López Sórzano (*)

Es su mirada. La cámara recoge los mínimos indicios que pasan por su mente. Es experta en llevar todas las emociones a través de los ojos y ella misma lo admite, confía plenamente en ellos. Tiene una facilidad enorme para interpretar más que para cualquier otra actividad cotidiana. Lo de actuar es casi orgánico y se veía venir con los juegos de pequeña donde se creía todo, improvisaba y fabricaba todos los paisajes posibles. Carmen Maura, la icónica actriz española, ya no lleva la cuenta de sus películas. “Más de 100”, asegura, sin tener muy claro si son 105, 110 ó 112.

Y es con esa viva expresión con los ojos brillantes que sobresalen en la pantalla que recuerda a su inseparable y fiel compañera durante 18 años: ‘Maggie’, su perrita yorkshire que desandó medio mundo a su lado y se entrenó sola para pasar sus días en medio del set de grabación, en la habitación de un hotel y en el pasillo de un avión.

Un nuevo reto la ha traído a Colombia: Sofía y el Terco, la ópera prima de Andrés Burgos que cuenta la historia de una mujer de 75 años que no conoce el mar y emprende un periplo para llegar a él. Lo curioso del personaje de Sofía es que sin ser muda, no hablará, no dirá ningún parlamento durante toda la película. “No me había pasado nunca y menos siendo la protagonista, pero está escrito de tal manera que te parece que el personaje habla. No sé qué tan difícil será porque no lo he hecho nunca, pero tengo mucha confianza en Andrés”, sentencia. Las productoras, Cristina Villar y Carolina Arango, movieron sus influencias para hacerle llegar el guión, lo demás es ahora un hecho.

La escala París-Madrid es recurrente a lo largo de todo el año en su itinerario y cuando quiere librarse de lo urbano, se va al campo, a unas horas de la capital española a una especie de paraíso donde los espejos y las luces no tienen el mismo sentido que en la ciudad. Este refugio que ha cuidado durante 20 años es donde se permite andar por los montes sin maquillaje, al natural, sin reloj, donde siembra su huerta, se pone al frente de los fogones y disfruta de su nieta y de sus hijos.

Colombia por primera vez aparece en su ruta de viaje. “La mejor manera de hacer turismo es haciendo una película pues conoces fantásticamente a la gente porque en una producción tienes toda la gama, desde el que maneja el catering, el operador, hasta los productores. Bogotá, La Calera, Apulo, Anapoima y las playas de Santa Marta serán los escenarios del rodaje. Maura aceptó este papel porque el guión le pareció muy bien escrito, su papel, muy especial, y la historia, maravillosa, llena de misterio y magia. “Cuando leí la última página ya estaba segura de que viajaría a Colombia”. Carmen Maura actuará al lado de Gustavo Angarita, de Constanza Duque, entre otros destacados actores colombianos. “Me siento parte del equipo y estoy deseando empezar. Cuando dicen que es una película con Carmen Maura, pues les digo no, que es con una cantidad de actores increíbles con papeles muy importantes. Estoy encantada con el casting”. En la habitación de su hotel en Bogotá la entrevistamos.

¿Qué diferencia hay entre las propuestas que le llegan de Europa a lo que recibe de Latinoamérica?

La gente y sus mentalidades son distintas. Es muy divertido ver las diferencias entre un venezolano, un mexicano o un colombiano. Nunca he tenido objetivos fijos, ni especiales aficiones por un director o por un papel, poco a poco voy encontrando a gente diferente, inteligente, que me sorprende y es por eso que me divierte venir a Latinoamérica, aunque me cueste el viaje tan largo.

¿Qué diferencia hay entre ser dirigida por un Coppola o un director que hace su ópera prima?

Me da igual. Cuando ruedo necesito un jefe y voy a respetar igual a un nuevo realizador que a un veterano. Sin embargo, me ha pasado con directores que hacen sus primeras películas que me reciben sonrojados y la primera cosa que digo es que no quiero un fan, quiero un director, un jefe, porque si no, no tengo seguridad. Hago todo lo que me mandan, tanto si es Coppola como si es Andrés Burgos, colombiano.

Inevitable preguntarle por Almodóvar. ¿Qué es lo que más aprecia de haber trabajado con él y cómo es su relación?

Los 10 años que estuvimos trabajando, viajando y promocionando juntos fueron estupendos y había más que una relación profesional, éramos muy amigos. Luego pasaron 20 años en los que no le vi. Hice Volver en 2006 y no lo he vuelto a ver desde entonces. Y actualmente la relación que tengo con él es bastante nula. Si un día me llama y me da un papel bonito, me lo paga bien y estoy libre, lo haré, pero no tengo ninguna obsesión por trabajar con él porque creo que siete películas ya son bastantes. Además hay muchísima gente con talento, en España hay directores maravillosos con los que me encantaría trabajar y seguro por el mundo muchos más. Almodóvar fue importante para mí y yo para él. Aprendimos el uno del otro y ya está. Pero también es verdad que el Pedro de hoy no tiene nada que ver con el que yo conocí. Ha cambiado mucho, tiene muchas responsabilidades, es muy famoso y es menos divertido, francamente. Yo a mi trabajo le doy importancia porque cuando hago una película me entrego completamente, pero no es una cuestión de vida o muerte.

¿Ha cambiado su búsqueda como actriz desde cuando comenzó?

Yo me siento igual. Soy la misma actriz. Cuando grabamos Volver, Almodóvar me dijo: “Me parece increíble que sigas siendo exactamente la misma actriz, con todo lo que te ha pasado, todas las películas que has hecho, que sigas siendo la misma en el plató con la gente, con la producción”. Nunca he ido a la escuela de actores, todo fue saliendo naturalmente pero me gusta aprender sobre la técnica. He aprendido haciendo. Para mí es como jugar. Todo lo que me ha pasado me ha sorprendido. Nunca esperé llegar a ser conocida, ni ganar ningún premio. A mí lo que me importa es que las películas funcionen, que la gente vaya a verlas.

¿Cómo ve el panorama de los guiones?

Hay de todo, buenos y malos y unos que no entiendes cómo se gastaron la plata para las fotocopias. Hay otros que me encantan, otros que entiendo menos. Mis decisiones laborales no son de vida o muerte. Depende mucho de la suerte. Hay proyectos en los que pongo una ilusión enorme y no funcionan y también pasa lo contrario, como por ejemplo con mi última película, una francesa, Las mujeres del sexto piso, fue un bombazo de éxito y la verdad nadie se lo esperaba.

¿Qué papeles la han marcado, cuáles han estado más cerca al corazón?

Hay películas que me gustan mucho, pero que no tuvieron éxito. Hay otras que tuvieron éxito y no me gustaron tanto. Pero películas que reunieron todas las condiciones: Ay Carmela, de Antonio Saura; La ley del deseo de Almodóvar, ¡ese personaje me encantó! Es de las veces que pensé que el cine es un milagro. Entre las luces, la cámara, la música se hacen maravillas. Y La Comunidad, de Álex de La Iglesia, que me lo pasé de maravilla, fue como estar en Disneylandia durante dos meses.

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(*) Periodista de El Espectador.

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