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La neurosis poética de Rafael Pombo

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La Fundación Rafael Pombo, en operaciones desde hace 25 años, ha venido alimentando durante meses la idea de que el 2012 sea el año de Rafael Pombo. A esta iniciativa solo le resta la firma final del Ministerio de Cultura. El poeta falleció el 5 de mayo de 1912.

Juan Villamil (*)

Ingeniero. Aristócrata. Militar. Diplomático. Conspirador. Neurótico. Casi mujeriego y paradójicamente célibe. Rafael Pombo, el así llamado poeta de los niños, fue un hombre de variadas pasiones, y aunque su obra es en principio recordada por sus poemas y cuentos infantiles, detrás de esa errónea figura de suavidad se agazapan no otra, sino mil caras más. Y el año que vendrá, con su misticismo de fin del mundo que coincide con los 100 años de su muerte, hará de perfecta excusa para descubrir al verdadero poeta.

Sus lectores, desde unos apenas en sus primeras palabras y otros en sus palabras finales, podrían recitar en sincronía varios de los versos del poeta bogotano, nacido en 1833 en medio de una Colombia donde todavía persistía el olor a sangre de la independencia. Versos inmortales, como estos: El hijo de rana, Rinrín renacuajo/ salió esta mañana, muy tieso y muy majo. Lo que un buen número de lectores ignorará es que esos versos no son enteramente originales de Rafael Pombo, sino que provienen del cuento A frog he would a-wooing go. Pombo, en realidad, hizo la adaptación al español de este y otros cuentos infantiles –muchos de sus más famosos– por petición de la editorial neoyorquina Appleton & Co., y lo hizo debido a su precaria situación económica en esa ciudad.

La poesía de Rafael Pombo, en realidad, era otra.

Popayán

Vientos extraños movían la vida del joven Pombo cuando apenas terminaba su carrera de ingeniero, como su padre. La evidente falta de vocación por esa profesión, y la también evidente inclinación de Pombo hacia las artes, hicieron que don Lino de Pombo lanzara un fuerte reproche contra su hijo, a lo que el poeta replicaría: “Si he de ser franco debo confesarte que la cosa por la que siento más definida inclinación es la poesía”. Y la poesía, así, con la sencillez de lo inexorable, fue la elegida.

Rafael Pombo, abatido por la muerte de José Eusebio Caro y el desencanto de una de sus primeras decepciones amorosas, fue a refugiarse a Popayán, donde escribió su poema Mi amor, firmado con el seudónimo femenino Edda, y del que abjuraría hasta seis años después cuando en Nueva York dos amigos recordaran la lectura de esos versos en un recital en Popayán.

A su regreso a Bogotá, Pombo se une a la Sociedad Filotémica y junto con otros jóvenes conservadores conspira contra el gobierno liberal de José Hilario López,  un intento de revolución que acabaría con su arresto por parte de otro grupo de estudiantes universitarios.

New York City

Pero sí hubo un lanzamiento: el del General Melo contra el liberal José María Obando. Rafael Pombo, quien había recibido instrucción táctica en el Colegio Militar, azuzado por la ilusión de lo inesperado, ingresa al ejército de la legitimidad, combate en dos batallas, e ingresa victorioso con el bloque Tequendama a la ciudad de Bogotá. Ese prestigio ganado en combate, más su linaje aristócrata, hacen que Pombo sea enviado a Nueva York como secretario del embajador Pedro Herrán, quien fuera su comandante.

En esa ciudad, de la que se conservan excelentes registros gracias a un diario personal, Pombo compondrá sus mejores versos, aun cuando los haya escrito bajo los efectos de horribles crisis neuróticas y de que luego se retractara de ellos. Pombo escribe La hora de tinieblas, donde en 61 estrofas ataca a Dios –con quien más tarde se reconciliará, muy pese a una clara decadencia en su obra– y la existencia, exponiendo las profundadas dudas que lo atormentaban:

¿Por qué, invisible sayón/ que llamo y no me respondes,/ lanzas el dardo y te escondes/ a mi desesperación?/ Estoy a tu discreción,/ invulnerable enemigo;/ sáciate, apura el castigo,/ triunfa y goza en mi dolor/ mientras yo, vil gladiador,/ te saludo y te bendigo.

Eran días de desasosiego en Nueva York; el poeta así lo registra en sus anotaciones de septiembre de 1855: “Todo, todo en fin, una locura más o menos convencional y organizada. ¿A dónde diablos va a parar esta farsa de farsas? ¿Qué quiere decir esta miserable baraja de hombres i mujeres, días i años, i subidas i bajadas, vueltas i revueltas con que se ha propuesto Dios entretenerse i divertirse? Reniego del bien que me hizo… Sólo el sueño no es ridículo porque él es la existencia sin la vida”. Y en la anotación del día 16 de ese mes, el mismo en que escribió el poema: “¡Oh! ¡Qué día tan triste! Si hubiera estado en el Tequendama con qué delirio de satisfacción me habría lanzado en él. Al cabo de un año y ocho meses he vuelto a llorar, involuntariamente he estado todo el día brotando lágrimas. La pobre Maraya (hijita de la señora del boarding) me ha estado sin cesar preguntando con ternura —Why you look so sad? Why are you in tears? Poor Mr. Pombo! He is very, very sad![1]

Mujer

De un bello modo, las mujeres fueron también ciudades de esencial importancia para la obra poética de Rafael Pombo. Diría: Tú mujer, tú eres la poesía,/ el arte es sólo parodia fría. Y gracias a ellas y al goce de su cercanía, Pombo escribió líneas irrigadas por un fino erotismo a menudo olvidado en la poesía de hoy. Versos apasionados: El brillo de sus ojos me abrasaba,/ y arder y arderla el corazón quería. Versos nostálgicos: Voy para atrás, pisada por pisada/ recogiendo el rumor de nuestros píes/ repensando un silencio, una mirada,/ un toque, un gesto… tanto que fue nada. Versos amorosos: ¡Ah! saber que nos aman, que vivimos/ entre otro ser, que hay algo entre los dos/ mayor que el tiempo y mundo y vida y muerte. Versos ansiosos: Que esta horrible delicia, esta agonía/ este dolor de Dios, de amarnos tanto/ sin más peso que abrume,/ dos senos de veinte años, grandes, bellos,/ que un corazón golpeando convulsivo,/ contra otro amado corazón amante. Versos encendidos: ¿No sientes que tú misma no te sientes/ en todo tu sabor mientras no expriman/ en ti tu rico jugo extraños dientes?

El fin del mundo

Es verdad que el mundo podría acabarse en 2012, aunque también lo es que podría acabarse en cualquier momento durante la lectura de un periódico. Sea o no, vale la pena tomar ciertas precauciones: sembrar un árbol, destruir un arma, leer un libro. Y gracias a la iniciativa de la Fundación Rafael Pombo, en 2012 ese libro podrá ser algún ignorado poemario de Rafael Pombo. Quien, es cierto, se alza como uno de los más inquietantes poetas colombianos, aunque quizá todavía nos falte conocer las verdaderas causas.

Cápsulas complementarias

 

Héctor H. Orjuela

La investigación de Héctor H. Orjuela, reunida en varios volúmenes, es la más extensa disponible sobre Rafael Pombo (y aún no alcanza a ser total). Puede ser consultada en el Instituto Caro y Cuervo, una de las entidades que ha patrocinado esa recopilación. 

Biblioteca virtual Rafael Pombo

El próximo año la Fundación Rafael Pombo lanzará la primera biblioteca virtual dedicada exclusivamente a la difusión de la obra de este poeta. Manuel Toro, director de la Fundación, afirma que “si bien Rafael Pombo es comúnmente conocido como el poeta de los niños, su obra es extensa, con más de 1.200 poemas, fábulas, rimas y poesía folclórica, existencialista, erótica y homeopática”.

¿Por qué soy poeta?

“De que soi poeta apenas tengo estos datos. —1° que no sirvo para nada sino para hacer versos. —2° que creo poseer un corazón incomparable. —3° que conozco mui bien que todo lo que me falta de talento me sobra en imaginación, de tal modo que por esto me atribuyen algunos tener aquél. —4° que quiero serlo”.

Rafael Pombo

(*) Colaborador de El Magazín. Bucaramanga.


[1] ¿Por qué luces tan triste? ¿Por qué lloras? ¡Pobre Sr. Pombo! ¡Él es muy, muy triste!

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