Felipe Fuentes Rivera *
Si al estar todo preparativo listo
para conquistar regiones de tierra dorada
unos ojos lastimeros piden como gratitud eterna
que detenga la voracidad de mi mirada,
debo dar la espalda y acostumbrar que en su boca altanera
mi lengua materna sea un aullido inaudible.
Cómo mi apetito, todo se vuelve expandible.
Mi frente altiva con luz amarilla es bañada,
el resentimiento crece en seres expectorados
quienes buscan llevarla a su oscura morada.
Para no perder mi buen gusto entendiendo a degenerados
quedan convertidos en ceniza por un fuego espontáneo.
Cascos relampagueantes trillan mil cráneos,
pequeños quejidos me culpan y piden mi capitulación
si soy nacedero de un caudal de mortandad,
no importa, voy montado en mi resistente embarcación.
Una paloma laureada prometiendo salvación
una cómoda tibieza que temprano coge un olor a vejación
y otros vapores narcóticos que sirven como faro
no ocultan la verdad
libertad es mi voluntad sin reparo.
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(*) Colaborador.