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El Médico francés que combina la medicina ancestral con la occidental

Jacques

Por: John Harold Giraldo Herrera

El doctor Jacques lleva décadas aplicando la medicina de los pueblos originarios y combinando su formación como médico occidental. Dirige Takiwasi un centro en Perú, donde van muchas personas a intentar superar sus problemas con las adicciones. Su propuesta está escrita en varias publicaciones, en ponencias a congresos y en casos de personas que han podido encontrar una salida. Conversé con Jacques en Pereira, fue invitado por el Observatorio de Drogas del eje cafetero a un foro en la Universidad Tecnológica de Pereira; sus ideas heréticas se oponen a Occidente y deja ver una dimensión que pasa de moda por unos, y que por otros como él, es usada con respeto: la medicina de los pueblos originarios.

John Harold Giraldo Herrera: Doctor Jacques se vincula al Perú porque llegó como parte de Médicos Sin fronteras –Msf- ¿Qué recuerda de ese hecho?

Jacques Mabit: Bueno, es una asociación que nació después del drama que hubo en el norte de Nigeria, en Briafa (en los 70), donde los niños se morían de hambre. Msf se orientó mucho a intervenciones de emergencia, ¿no?, y dentro de la asociación, nacieron dos corrientes: atención inmediata a la gente, y la otra enfocada hacer cosas de más largo plazo. Hubo una incisión en esta institución, y quedó Msf, con intervención en emergencias, como sigue siendo hasta hoy, y también surgió Médicos del mundo, apunta más a cuestiones de desarrollo, a quedar más tiempo; me orienté más bien en ese sentido, y así llegué al Perú. Tomé cargo de un pequeño hospital, chiquito, de una provincia del sur, en el altiplano peruano, cerca del lago Titicaca, donde había una población de 40 mil personas, en una zona muy extensa de Sierra alta, y se había construido un hospital, pero ningún médico peruano quería ir por allá, porque hacía frío, era la altura, no había electricidad, condiciones difíciles, entonces se mandó un equipo de Msf para hacer funcionar este hospital, durante cinco años, y volverlo atractivo, para que vinieran médicos peruanos.

De manera que condiciones muy desfavorables y la idea era ofrecerle al médico local un espacio confortable. Y la gente de la zona, ¿qué pasaba con ellos?

Sí, no había casi nada de medicamentos. Los campesinos andinos Quechuas no solían venir al hospital, por ser todo el mundo desconocido, un poco agresivo, fuera de su mundo cultural. Nosotros decidimos ir hacia las comunidades campesinas, y enfrentarnos a todo lo que se presentaba, y nos encontramos con una población que no había tenido cimiento médico durante muchos años, casos que se ven solamente en los libros de medicina, de la época  medieval, como malformaciones, vivían con esto, y con pocos recursos, frente a esa limitación fuerte, empecé a trabajar con los curanderos locales.

Quiénes eran esos curanderos. Por favor cuéntenos una de tantas experiencias.

Una partera me impresionó mucho. Me acerqué a ella y aprendí. Cada vez que me mandaba pacientes al hospital eran casos muy difíciles, partos complicados,  al día siguiente venía con una sonrisa y me decía: ¿Cómo le fue, con la circular del cordón y la retención de placenta?, me describía el parto, al cual no había asistido, y yo le pregunté:

-¿Pero cómo usted sabe?

– Antes examiné la paciente y le tomaba los pulsos energéticos.

Le refutaba: No, los pulsos sanguíneos. Sabía si iba a ser varón o mujer, si iba a ser un parto complicado o de tal forma. Era obvio que esa mujer sabía muchas cosas, y que no mentía, mujer sencilla, que no buscaba ni fama ni dinero ni nada. Converso con ella, y le pregunto: de dónde sabía tanto, y me contó. Pensé que era una tradición de la abuela, me dijo no, que ella estaba pastoreando sus animales, ahí, en la puna, y cayó el rayo, le fulminó y entró en coma, una inconciencia de varios días, y cuando despertó ya sabía curar. Yo soy clínico, y hacía procedimientos funcionales; no tenía niños que morían, ni madres, entonces, era eficaz a nivel clínico y terapéutico. La explicación que me daba, no cabía dentro de mi  estructura, mi formación de occidental, como uno aprende con un electroshock que le viene y la aviva, no, después descubrí, en antropología, que es una situación que se describe en la realidad de muchas culturas, le llaman el granizado, en México.

Doctor Jacques, de modo que usted siendo un médico formado en occidente, empieza a conocer la medicina ancestral. Pero además no es sólo de Perú, ha viajado por más partes del mundo, ¿sucede lo mismo?

Estuve en la India, en Bangladesh, en Filipinas, en Burkina Faso, y observaba lo mismo; a nivel internacional, en todos esos sitios muchas veces influyen síndromes que son similares, cuando  en realidad son países y culturas diferentes. Por ejemplo, cuando usted palpa en el abdomen de una persona, sentir la aorta descendiente que late, normalmente no se percibe, cuando se percibe, en la amazonia peruana le dicen el pulsar, significa que esa persona tiene una tristeza muy profunda, es una depresión. En Bangladesh me describieron lo mismo, entonces eso no existe en los libros de medicina occidental. Ese conjunto de vivencias clínicas, de señales, me elevó más la atención. Quise ver, cómo se puede conocer esa medicina; lo que me decían los curanderos, al preguntarles, ¿yo puedo aprender esa medicina?, me respondían sí, pero tienes que prepararte.

Es ahí donde rompe su molde. Y hace un salto. ¿Llegar a la medicina ancestral fue un riesgo para su formación?

La preparación fue pasar por experiencias personales, no fue discutir con precisiones, eso es el 10%, el 90% se aprende viviendo con las plantas y rituales. En un momento tuve que decidir y opté por el riesgo, porque dentro de un punto de vista conceptual-occidental, me di cuenta que tiene que ser objetivo, tiene que ser distanciado del objeto que observa, y la subjetividad se considera como una interferencia o perturbación. Las medicinas tradicionales son diferentes, el sujeto, el médico, el terapeuta tiene que implicarse subjetivamente, o sea que la subjetividad es la fuente del conocimiento; eso es una ruptura del marco conceptual y por supuesto, frente a la academia, yo, haciendo eso, era casi un hereje, por perder la objetividad. Veía, clínicamente la eficacia, y quería entenderlo desde mi cultura o desde lo que soy. Conocía a Yung, el simbolismo,  me interesé en esas cosas, yo veía que había puentes, de repente este nivel que se podía hacer, pero todavía era confuso todo eso. Decidí explorar la medicina ancestral para aprender, e incorporar a mi práctica nuevo conocimiento, nuevas técnicas. En la amazonia peruana visité muchos curanderos, y todos me dijeron: tienes que iniciarte con las plantas, porque cuando le preguntaba ¿de dónde conoce?, la planta te la enseña, ¿y cómo una planta te va a enseñar, o acaso la planta te habla? Me comentaban: “la planta te va a enseñar”, entonces es como un televisor, yo dije ya tengo muchos canales y ahora uno más.

 ¿cómo ha  logrado llegar a los escenarios académicos y ganar credibilidad?

Las técnicas que se utilizan, o sea, el conocimiento si bien nace dentro del contexto, en este caso amazónico, es universal. La aspirina se descubrió en Alemania, del sauce, pero tú puedes tomar aspirina en China o en la India, igual va a funcionar, entonces la medicina ancestral tiene una dimensión transcultural; soy un francés y puedo utilizar bien el yagé a la condición de respetar una serie de criterios, y en la sesión puede haber gente de todas culturas y niveles de educación. Una dificultad de la medicina tradicional, es que debe comprometer el curandero con su alma, su corazón. Un sicoanalista, solamente puede serlo cuando pase por un proceso de sicoanálisis, porque tiene que guiar el sujeto dentro de las complejidades del mundo del inconsciente, y si no conoce este mundo no lo puede guiar. El chamán es un sicoanalista pero más sofisticado, porque no sólo es la mente en el mundo subconsciente, es en la dimensión energética, espiritual, y el cuerpo también físico, o sea es global, no hay división. Puede uno ayudar en este campo si uno ha hecho el recorrido, y demora años, yo llevo diez. Para ser taita pueden pasar más de 20 años. Eso nos saca de la ilusión que cualquiera va a ser taita, o va a tomar yagé. Todos los curanderos que he conocido, verdaderos, en otros países, en el candomblé, en Brasil, los mayas en Guatemala, que utilizan otras técnicas, los verdaderos que yo respeto mucho, por ser para mí grandes curanderos, grandes maestros, han hecho todo lo posible para no ser curanderos, es una carga tan fuerte, una medicina tan batalladora,  que no lo quieren hacer, y están casi obligados, en el sentido que si no hacen eso, no se realizan, están mal en su vida, es como uno que es apasionado por la música, si no hace música, bueno puede trabajar en un banco, pero va a estar mal porque tiene esa vocación.

La lucha contra las drogas ha fracasado. La superación de las adicciones también, hoy hay más adictos, ¿hay esperanza, se puede salir de tal problema?

Sí se puede, hay gente que lo ha hecho. No es sólo una hipótesis o una teoría, se puede salir del problema y vivir una vida distinta. Lo que pasa es que el problema de la droga cuestiona toda la sociedad occidental y su estructura. En los pueblos ancestrales no hay adicción masiva como esa epidemia que conocemos, eso es un producto de la sociedad occidental que se desacraliza, que pierde la dimensión espiritual. Y no es algo religioso. La adicción siempre es un síntoma de problemas anteriores.

¿Quién va ganar?, bueno al final yo creo que gana la vida pero va a pasar seguramente por mucha resistencia, muchas peleas ¿no?, tendencias represivas, de miedo, pero hay que seguir luchando, tener fe y esperanza, creo que el espíritu siempre gana al final la batalla, y la vida también gana, si no, no valdría la pena pelear.

 

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