
César Alexánder Ruíz (*)
Sólo hice un sencillo experimento gramatical, quitarle al mundo la letra n, la letra de los Nudos imposibles de soltar, la letra de las palabras Nimias, la letra del No, la letra de los Necios, La letra de la Nada y resultó un gran mundo, perdón…un gran mudo, un mundo enmudecido, sin palabras inútiles e inexpresivas, sin voces del engaño y de la tontería, Sin escritos largos , vacíos y tediosos, sin tanta tinta tonta, como manifestaba aquel curioso grafiti, oculto en el puente de la Universidad y crítico de la prensa manipulada.
Sería un gran Mudo, un mudo cómico, un mudo creativo, un mudo sensible, un mudo visual como en las magistrales actuaciones de Chaplin y de Marcel Marceau, del gordo y el flaco, como en los capítulos originales de la pantera Rosa o de Mr. Bean, como en el desierto testigo de los fracasos que hacían germinar más ideas al Coyote; geniales desde todo punto de vista, desde todo punto de oído, desde toda ausencia del sonido de la voz. Un mudo musical, lleno de tambores africanos, de bailes asiáticos, de sinfonías Europeas y de fusiones americanas, un mudo de artes plásticas, de Van Gogh y Picasso, Da Vinci y Miguel Ángel, de pinturas y esculturas llenas de del tricolor primario: pasión, dolor y belleza. Un mudo de letras que traducen la inspiración de tantos escritores y que perforan para siempre el alma de tantos lectores.
El que calla otorga; ¡sí!, otorga un silencio sublime y eterno, el silencio del azar, donde todo puede pasar, donde todo cambia y todo se imagina, El silencio que detiene el tiempo, el de la tranquilidad y la ensoñación, el silencio del mar y de la noche, el silencio de la mirada fija y reveladora, el bullicioso silencio que solo se encuentra en las profundidades del bosque, el silencio de la sabiduría, el silencio que expresa, el silencio de esperar. Un mudo que me abre la puerta que el ruido me cierra en la cara, Un Mudo que me dejaría sin palabras.
——————————————————————-
(*) Colaborador.