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Cinecita, lente sobre la juventud

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El festival Cinecita, en el Colegio Nuevo Gimnasio,  irá hasta este sábado. Con 100 películas de 22 países e invitados de Argentina y España, el festival reúne desde hoy a niños y jóvenes en torno a sus intereses. Ana Mazhari, su directora, habla sobre esta experiencia.

Por Juan David Torres Duarte

Ana Mazhari (actriz y gestora) pensaba en 2010 que los contenidos para niños y jóvenes en televisión y cine eran escasos y pobres en producción. Que nadie, ni en televisión ni en cine, trataba los temas que les interesaban ni sus preocupaciones, que han sido, en últimas, las preocupaciones de todos: las dudas que vienen con la madurez, la posición ambigua de la juventud. Por eso ese año decidió lanzar con algunos socios Cinecita, un festival que le abriera las puertas del cine a esa estética abandonada.

El primer festival fue en Santa Marta y con él ganaron un premio del Ministerio de Cultura por formación de público. A eso a puntaban, claro: a que, a través del cine, los jóvenes y niños, así como los adultos, encontraran ese mundo extraño, ese camino esencial de paso que significa ser niño y ser joven. “Yo soñaba con hacer del festival un espacio de cine de calidad —dice Mazhari—. No veía aquí material audiovisual realmente diverso, multicultural. No había opciones para los niños. Y busqué por el mundo y vi que había mucho material. Como ya trabajaba con jóvenes, uní los talleres con las proyecciones y eso se acercaba a un festival. Lo propuse a mi socia y me dijo que de una. La sensación era de mucho miedo porque creo que desde un inicio buscamos algo grande. La visión siempre fue grande, pero no tanto por ambición, sino por el nivel de impacto de niños y jóvenes. Queríamos que la mayor cantidad de niños se aprovecharan de los talleres. Queríamos cambiar el mundo”.

Era complicado, en cualquier caso, conseguir los filmes y traerlos al país. Por eso la decisión fue unánime: el festival se haría cada dos años, cada dos años se vería cuanto pensaban directores y productores de la India, Rusia, Hungría, Brasil, Argentina y otra decena de países sobre qué es la niñez, qué es la juventud. Parece sencillo, pero es en esa etapa cuando se forma una imagen propia, unas necesidades quizá similares a las de todos, pero que tienen mucho de particular, íntimo y tal vez dramático.

“El adulto se identifica con su juventud o la de su hijo —dice Mazhari—. Pero creo que el atractivo reside allí: en que el contenido mismo de la historia esté presente en las inquietudes cotidianas. Y hay espacio para la crítica social y un cuestionamiento de los comportamientos de los adultos, de las mentiras sociales. Regret (uno de los filmes del festival) es sobre el matoneo y cuestiona a los padres, los vecinos, los amigos, desbarata a todos los que rodean la situación y las acciones”.

Existen una estética y una propuesta: el director indio Junaid Imam presentará un filme sobre el matrimonio infantil en su país, el cual es una mirada cercana a ese fenómeno al que todos, salvo los niños, parecen ya acostumbrados. Las temáticas recuerdan, en muchos sentidos, la de un filme brasileño que ha obtenido cierta reputación, Hoje eu quero voltar sozinho, que reflexiona sobre los vaivenes sexuales de tres jóvenes. Existe un mundo y existe un campo por explorar, una oscuridad para lanzar algunas luces.

“Somos unos niños chiquitos en el tema (de producir contenidos para niños y jóvenes). Estamos en la primera infancia. Sin embargo, en Señal Colombia han hecho un esfuerzo muy grande para tener televisión de calidad. Sirve para concientizarnos sobre nuestra necesidad de una plataforma de calidad, más interesante, con más diversidad, propia. En el lado del cine, todavía no. Ha habido una o dos películas dirigidas a niños o jóvenes, pero tampoco es que el cine se mueva mucho para que los empresarios se arriesguen a ello. No quieren arriesgarse a un público y a un espacio que ya tiene sus monopolios manejando el tema”.

En ese sentido, Cinecita es una rebeldía: no admite que ese amplio espacio cinematográfico sea eludido por una industria que prefiere ignorarlo a internarse en su más abundante follaje. Y la lucha se hace, en este caso, con lente en mano: los filmes Abstenerse agencias (España), Dios por el cuello, Estamos listos (Alemania), Bagdad Messi (Bélgica), La stanza dei bottoni (Italia) y Una carta para Héctor (Brasil) se exhibirán en la sección de cortometrajes. The Pearl (Irán), Koko and the Ghosts (Croacia), Regret (Holanda) y Barefoot to Goa (India) estarán en la sección de largometrajes. El trabajo de curaduría estuvo a cargo de Renate Zylla, alemana, encargada en otra época de escoger las películas infantiles para una sección de la Berlinale. “Hay películas para divertirse y películas para reflexionar —dice Mazhari—. Tratamos de unir esos polos a veces extremos. Queremos películas amenas, pero sobre todo que lleguen a la sensibilidad”.

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