Por: Juan Diego López Ríos
Los chats públicos, actúan como rueda suelta, estimulando diferentes fenómenos nocivos, que van en detrimento de la ética, y la trasgresión individual de las personas. Si bien hay un acuerdo entre los usuarios de esta plataforma, ya sea de tipo económico o emocional, para acceder a ciertos beneficios generalmente sexuales; no todos estos acuerdos o intencionalidades tienen la respectiva reflexión que ello implica, no solo a nivel individual sino colectivamente.
La posición seductora, de la plataforma, también genera impacto en un entorno, es en este sentido que se estimulan conductas a nómicas, que empiezan a ver en el sitio un lugar donde el cuerpo humano, en algunos casos es objeto de renta, y agresión.
Pero, no todos quienes acuden allí, son agresores sexuales virtuales, empero, “la acción se deriva, en primer lugar, de una señal procedente de un entorno que es transmitida al actor” (Buckley, 1967:100), es en este orden de ideas como distintas “salas”, o puntos de encuentro virtual, estimulan un patrón de comportamiento.
Éstas últimas, tienen toda configuración técnica, que permite ambientarlas a través de símbolos significantes que poseen también herramientas para finalmente convertirlas en lenguaje “estos símbolos significantes, surgen de un individuo para el que constituyen el mismo tipo de respuesta, (no necesariamente idéntica) que se supone provocaran en aquellos a quienes se dirigen” (Ritzer, 2001:259).
Dentro de los elementos simbólicos, con más significancia se encuentra el lenguaje, en el caso de los chats públicos, es un elemento central a la hora de focalizar las acciones distintivas a cada sala o punto de encuentro virtual.
Al contar con video llamadas, y posibilidades de establecer un contacto verbal, hay hechos que empiezan a trascender el anonimato, “es un símbolo que responde a un significado en la experiencia del primer individuo y que también evoca ese significado en el segundo individuo. Cuando el gesto llega a esta situación, se ha convertido en lo que llamamos “lenguaje”. Es ahora un símbolo significante y representa cierto significado” (Mead, 1934/1962:46.).
En esta línea, podemos observar un entorno público donde sus modelos comunicativos pueden perturbar la sociedad con un lenguaje conflictivo, que de alguna manera no está instando a la conciencia de los individuos que usan este medio, sino que por el contrario opta por herramientas que alienan a los usuarios a estas formas de interacción.
Este lenguaje, en el caso de los chats públicos, puede expresarse en diferentes “salas” o puntos de encuentro virtual, en el caso de nuestro chat publico analizado Chatiapues, hay numerosas salas caracterizadas, dentro de las cuales solo numerare: zona caliente.
Pero “zona caliente”, evidentemente en este contexto, no hace alusión al libro del escritor Richard Preston; sin duda, la connotación altamente erótica, y con un alto contenido sexual, es el sustrato de la misma, toda vez, que aunado a ello, los patrones de comportamiento están sujetos a estos lineamientos.
Evidentemente, podemos presenciar, una actitud un poco permisiva de los administradores del sitio, ya que no hay una actitud ética por parte de los mismos, al permitir una aguda y brutal agresión verbal, entre los usuarios de la red social.
En esta sala podemos percibir propaganda erótica, o comercio sexual, donde el ser humano ya pasa de ser un sujeto de derechos a ser un objeto de renta, para algunas empresas que pautan con el espacio virtual.
Personalmete considero que el ser un sitio publico, no lo exime de pautas de comportamiento que deben ser alusivas al respeto por el otro y su individualidad, a traves de una cultura de los medios digitales, que permita genera una conciencia colectiva, frente a la forma como estimulamos pautas de violencia que van a ser reflejadas en nuestras interacciones sociales.
Podria hacer alusion a leyes, que regulan las redes sociales, pero lejos de ello, propendo por una ética personal, esa que nos brinde la voluntad politica necesaria para asumir na postura critica frente a como se han venido manejando algunas plataformas digitales, y como nos hacemos los de la “vista gorda”, ante el fenomeno.
Podria continuar mostrando los distintos inconvenientes sociales que genera la plataforma, pero todo seria en vano, si pensamos que “este si habla bobadas”, o “eso a mi no me importa”, no obstante quienes tenemos vinculos emocionales y afectivos con distintas personas, ya sean niños, niñas, jovenes o adultos, debemos ser suceptibles de pensar que en algun momento espacio temporal, nuestros hijo o hijas, estan siendo objeto de estas interacciones, ¿con que intencionalidad?, bueno, ya vimos algunas de las posibles.
Los mecanismos de control estatales no se que tan recomendables sean, si bien existe, quizas podrian ser mas estrictos; pero en ocasiones el restringir un producto solo aumenta su necesidad.
Es menester de todos, adquirir una conciencia critica frente al hecho social, asumir una perspectiva de posibles victimas y victimarios, con el animo de evitar situaciones en las que la agresion fisica o mental, sea un hecho irreversible para nuestroas allegados o nosotros mismos; y quienes en algun momento, han sentido complascencia frente a la utilizacion de esta metodologia, no significa que para todos valla a ser una experiencia positiva en busca de un fin particular.
Referencias bibliograficas:
RITZER, George: Teoria Sociológica Moderna, España, Mc. Graw Hill: 2001.