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Cambiar el mundo del inicio de la vida es cambiar el mundo

De la Serie “Partir de cero”

Por: Ava (Entre cantos y juegos)

feto

Todo ha cambiado, que maravilla estar en la pancita de mamá, ella me envía hermosos mensajes, y yo a ella, nos comunicamos con el lenguaje del corazón.

Si, voy a volver a nacer, pero ahora mi madre puede confiar en la sabiduría de su cuerpo y del linaje de las mujeres. Junto a ella una mujer de mirada dulce la acompaña, silenciosa, discreta y con una presencia iluminada por todos los nacimientos que ha asistido. El espacio que me va a recibir es como una cuevita, la luz es suavecita, todo está calentito. Mi padre ha encontrado su lugar muy cerca de la cuevita, desde allí entona un canto que es casi un susurro. Desde afuera, no muy lejos, nos acompaña un pequeño grupo de guardianes de los nacimientos, atentos nos brindan sus saberes, por si mi madre o yo llegamos a necesitar algo. Mi madre está tranquila, yo también.

Que maravilla, en este pequeño espacio que nos acoge no hay nadie por ahí dando vueltas demostrando autoridad, no hay jerarquías, no hay normas, no hay protocolos, no hay interferencias, no hay raciocinios, solo siento respeto, admiración, regocijo, hacia esos dos seres que transitan un espacio sagrado.

No hay un reloj marcando nada, todo el tiempo del mundo para mi y mi madre, miles de soles y lunas nos acompañan, palpitaciones y pulsos, luz, alumbramiento… nacimiento, amor. Y ahora esperan a que mi cordoncito este listo para ser cortado, y ahora sobre el pecho de mi madre, la miro, me mira, estamos felices, cansados, voy directamente a mamar, a nadie se le ocurre separarme de mi madre, ni por un instante, yo necesito estar junto a ella y ella junto a mi, sentirnos, piel con piel.

 

¡Que buen nacer, que bien nacido, en nuestro querido planeta tierra!

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