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Amnesia

Ilustración de Lina Herrera
Ilustración de Lina Herrera

Laura Juliana Muñoz *

Se me ha olvidado el lunar en la comisura del labio,
¿habría tal?
se me olvidó dónde te nombra cierta cicatriz de dos,
tres, cinco, diez centímetros.
Ya no sé.

Se me perdieron tus sacos de lana,
tus roces tímidos
y hasta cómo suena el café con cardamomo cuando lo tomas.
Qué desgracia. Se me esfumaron tus aleteos en la oscuridad,
el resquicio de una sonrisa en la mejilla,
la fuerza con que debo chafar los besos en el brote de los muslos
o en los párpados cuando quieres dormir y no puedes.
Ay… y tu voz.
Tu voz también se acabó con aquel disco,
ese que era de ambos,
¿recuerdas?
el que imantaba nuestras cuerpos a persianas cerradas,
el que contaba nuestra historia y cien mil más.
Sólo eso sé,
ni siquiera la letra,
el vaivén,
o una simple clave.
Nada.
Se fue.
Desconozco si tu piel es de elefante o de armiño,
si eres zurdo o simplemente no vas con las plumas de tinta,
si es rojo o azul el color que te gusta
o si te ví escribir alguna vez.
Qué lejos te has ido
que ya ni una puntada de tu aliento me queda,
ni una arruga en la sábana,
ni la deuda por la que embargué mi libertad para quererte.
Tengo amnesia,
una que resultó del tiempo,
o de las lágrimas,
o, mejor, de muchas otras risitas… benditos amantes.
Ya no me alcanzan las ganas
para imaginarte,
como solía,
dominado por una sed inusitada
para que tuvieras el impulso, no sé,
de buscarme
de quererme quizás.
Sí, se me ha olvidado el lunar en la comisura del labio.

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(*) Colaboradora.

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