El Hilo de Ariadna

Publicado el Berta Lucia Estrada Estrada

Zeruya Shalev

Por: Berta Lucía Estrada Estrada

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Zeruya Shalev

Al igual que el encuentro casual con las obras reseñadas anteriormente, merefiero a Nuala O’Faolain y a Imma Monsó, el encuentro con Zeruya Shalev significó una gratísima sorpresa. La primera obra con la que me tropecé, literalmente hablando, fue “Vida amorosa” (1997), un título más que sugestivo y con una foto en la carátula verdaderamente impactante. En ella se ve a una mujer jugando con el pie de un hombre y acariciándolo con su rostro. Lo que parecería una anécdota banal, deja de serlo si se imagina el rostro de una mujer realizada plenamente en su vida sexual y afectiva. Su rostro refleja éxtasis sexual, pero también equilibrio mental, es una mujer decidida, que no tiene tapujos a la hora de amar, y me la puedo imaginar arrolladora, en cuanto a la pasión sexual se refiere. De todas formas no compré el libro por la imagen en cuestión, sino porque la reseña de la contracarátula me gustó. La lectura del libro no me defraudó, al contrario, fue un descubrimiento importante literariamente hablando. Pero antes de analizar la obra en cuestión, es importante ubicar a la autora.

Zeruya Shalev nació en 1959 en un kibboutz en Galilea (Israel). Realizó estudios bíblicos, pero su verdadera pasión es la literatura. Actualmente combina su vida profesional entre la escritura y la dirección de su propia casa editorial. Es una autora que rompe esquemas, máxime en una sociedad pacata y conservadora como es la hebrea, regida por la religión judía, donde el sexo ha sido más que satanizado. Y aunque sus obras “molestan” al sector más conservador de la población israelí, también es cierto que en el sector intelectual su nombre es pronunciado con admiración y respeto. Actualmente es considerada una de las escritoras insignes de Israel.

En el 2008 estuvo en la Feria del Libro en Turín y en el Salón del Libro en París, junto con 38 escritores más, que habían sido previamente invitados, en representación del Estado de Israel, “Huésped de Honor”, a estos dos eventos. Un solo escritor rechazó dicha participación: El poeta Aarón Shabtaï (1939). Este intelectual hizo un enérgico llamado para buscar apoyo al boicot contra las dos Ferias. Paradójicamente los sindicatos de escritores palestinos, jordanos y egipcios, sólo boicotearon la Feria de Turín. El Salón de París, no les mereció ninguna frase de condena. Para Aarón Shabtaï, este tipo de eventos, en el que Israel es el invitado de honor, alimenta y ayuda a la propaganda a favor de su país. Es de anotar que estas dos Ferias sirvieron de marco para la conmemoración de los 60 años del Estado de Israel; por lo que Aarón Shabtaï dijo lo siguiente:

“El presidente francés Sarkozy y el presidente israelí Shimon Peres inaugurarán este acontecimiento. En esta situación, acudir al «Salón del Libro» de París como escritor, con la delegación israelí, significa ir engalanado con los colores de la bandera israelí. Israel comete cada día crímenes de guerra e impone castigos colectivos a los palestinos. No existe razón alguna para celebrar nada.

Israel viola toda la legislación internacional. No sólo la Convención de Ginebra. El Tribunal Internacional de Justicia de La Haya condenó el muro ilegal que Israel ha construido sobre tierra palestina confiscada. La feria del libro, o cualquier otro tipo de exhibición a la que esté invitado el Estado de Israel, no es una manera de promocionar la paz en Oriente Medio ni un modo de traer justicia a los palestinos, sino que no es más que propaganda para dar la imagen de que Israel es una sociedad liberal y democrática. Un Estado que mantiene una ocupación y que comete a diario crímenes contra civiles no merece ser invitado a ningún tipo de semana cultural. No podemos aceptar participar en eso. Israel no es un Estado democrático sino un Estado de apartheid. No podemos apoyar en absoluto a este Estado”.[1]

Y por supuesto critica a los 38 artistas e intelectuales invitados a dichas Ferias, entre ellos a Zeruya Shalev, por no condenar la política israelí con respecto al pueblo palestino.

Después de este paréntesis, que me parece de una gran importancia, podemos volver al tema que nos ocupa, Zeruya Shalev. En 1993 publica su primera obra, “Dancing, standing still”, que pasa completamente desapercibida por la crítica y por los lectores. Con “Vida amorosa” (1997) sucede todo lo contrario. Desde su publicación marcó un hito en las letras israelíes, pero también significó una bofetada para el sector más conservador de la Iglesia judía y para gran parte de la sociedad hebrea. En otras palabras, el libro produjo un escándalo literario nunca visto en dicho país. Ese mismo año recibe el Premio Golden Book Prize de la Unión de Editores y el Ashman Prize.

Yo podría resumir en dos frases la esencia misma del libro: Es la consecuencia del pasado en el destino amoroso del presente. Es decir, como el ser humano lleva dentro de sí toda la carga de la historia familiar, así la desconozca por completo. Ya’ara, la protagonista, al conocer a Arieh, un antiguo amigo de sus padres, cae súbitamente en un estado de fascinación, que podría incluso catalogarse como desvarío. Arieh es un hombre con una experiencia enorme a sus espaldas y con un sentimiento de desarraigo ante la vida y ante los seres que lo rodean verdaderamente alucinante. Pero ante todo, es un hombre viejo, lascivo, carente de sentimientos altruistas, manipulador. Para él, la sexualidad ha dejado de representar un verdadero placer sexual, más bien lo que lo “divierte” es la lujuria; y más que la lujuria misma, es la posibilidad de enseñarla a los otros; en este caso a Ya’ara. Ella acepta la turbulencia de la pasión que le ofrece Arieh y termina por abandonar todo, estudios, marido… para seguirlo en los juegos que cada vez se hacen más peligrosos. Leyendo el libro necesariamente tuve que pensar en “Liaisons dangeureuses” de Pierre Choderlos de Laclos (1741-1803).* [2] Arieh es un libertino en toda la extensión de la palabra. Mientras Ya’ara se ve atrapada en esa pasión sin límites, en la que el deseo físico se apodera de sus sentidos y de su razón, Arieh, por su parte, se aleja cada vez más de todo tipo de emociones. Y a medida que Ya’ara es atrapada en la red de araña que él le teje, en esa misma medida ella descubre al ser egoísta que se esconde en el interior de su amante y descubre el pasado familiar, que sin saberlo la acechaba desde siempre.

El libro es un enorme monólogo (351 páginas), en el que la protagonista integra los diálogos de los diferentes personajes. Por otra parte, la autora logra que el lector se meta de lleno en la conciencia de Ya’ara. Es así como se asiste a sus diferentes estados de ánimo, y se termina por ser aspirado por el huracán en el que se convierte ese cúmulo de sensaciones que ella experimenta. El libro, como toda su obra, está atravesado por referencias permanentes a la historia del pueblo judío, es decir al Antiguo Testamento. Otra característica de su obra es la ausencia total de referencias políticas; ya que su obra bucea en el mundo emocional de sus personajes, principalmente en el de sus personajes femeninos.

“Me recosté en la puerta roja de la ira y de la humillación, ¿quién se creía que era? ¿Un sultán turco o qué? Me encerraba en su habitación como si yo fuese un mueble, solo Dios sabe lo que ocurría en las otras piezas, a lo mejor había escondido en cada habitación una jovencita con la cual festejaría su viudez; y mientras en la sala los visitantes se limpiaban las lágrimas de aflicción, a él le corría el sudor lujurioso por su frente”

 

Este párrafo ilustra a la perfección el tipo de relación entre Ya’ara y Arieh; una relación de tipo sadomasoquista; así la violencia física no esté nunca presente en el libro. Una relación de dependencia sexual y psicológica que se establece entre los dos personajes y que inevitablemente me hace pensar en la película “Portero de noche” de Liliana Cavani (1974, interpretada por Charlotte Rampling y Dirk Bogarde). E igualmente, la alusión a varias mujeres encerradas en diversas alcobas, inevitablemente me hace pensar en un moderno Barbazul.

En cuanto a las obras “Marido y mujer” (2000) y “Thera” (2005), habría que decir que son dos novelas que exploran el universo de las relaciones de pareja, la soledad inconmensurable que puede acompañar a una mujer después de varios años de matrimonio, la incomunicación humana, el dolor que ella conlleva. Es una radiografía de la miseria humana que muchas veces arrastramos por dentro, cuando se carga a cuestas una relación que sólo produce una profunda insatisfacción, un agobio sin límites y donde la capacidad de sorprenderse con el ser amado desaparece. Estos dos libros exploran el impacto que puede tener el adulterio en la vida de pareja. En otras palabras, es una búsqueda del amor, de la pasión que otrora se experimentó con el ser amado; pero ante todo es la búsqueda del deseo de vivir, deseo que nunca debiera abandonarnos.

Las mujeres de Zeruya Shalev parece que viviesen siempre al borde de un ataque de nervios, pero al mismo tiempo son mujeres poseedoras de una gran sensualidad, mujeres que terminan por envolver en una niebla al lector que inevitablemente termina atrapado por su psiquis y por su sensualidad.

Nota: Zeruya Shalev ha escrito también un libro para niños, “24 horas en la sabana”.

 

 


[1] La entrevista completa con Aarón Shabtaï puede leerse en el siguiente sitio:

http://www.voltairenet.org/article155493.html

*[2] Libro llevado magistralmente al cine por el Director Stephen Frears en 1988, e interpretado por Glenn Close, Jhon Malkovich, Michelle Pfeiffer, Swoosie Kurtz y Keeanu Reeves.

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