El Hilo de Ariadna

Publicado el Berta Lucia Estrada Estrada

DE CANALES Y URIBES, O EL SENADO DEL PAÍS DE JUANA CON MIEDO

 

La miseria humana

El pasado 17 de abril los colombianos, y el mundo entero, éramos testigos de la muerte del hombre más grande e importante que ha nacido en Colombia a lo largo de toda su historia; me refiero a Gabriel García Márquez. No sólo se iba un gran escritor, independientemente de sus gustos o errores políticos, se iba un genio que será recordado y leído en los próximos mil años, y más allá aún; siempre y cuando la especie humana, tan proclive a la guerra -como Uribe, y su camarilla de nuevos senadores- no desaparezca de la faz de la tierra.

Y digo esto porque me niego a aceptar a personas como María Fernanda Cabal, la senadora electa, no por sus méritos intelectuales sino por ir en la lista del hombre más maquiavélico que ha nacido en Colombia*, sean las que legislen y nos representen en el Congreso. Un lugar que debería ser limpio, transparente, ético; no la cueva de algunos  ladrones y asesinos que frecuentan sus pasillos.

La ignorancia de algunas de las personas que llegan al Senado, sobre todo las que nunca han leído un libro, imagino que ni siquiera uno de “ayuda personal”, mucho menos un libro de Gabriel García Márquez, sobre todo si se trata de uno de largo aliento como Cien Años de Soledad**, les permite vociferar en contra de un hombre probo como es el autor de la obra en cuestión. No se dan cuenta que al hacerlo sólo están mostrando cuán grande es su miseria humana; me refiero por supuesto a personajes tan insignificantes como la Canal y sus compañeros de guarida.

Y es que la supuesta caridad cristiana, de los que se consideran a sí mismos católicos que van a misa cada domingo, que se confiesan, -aunque no sé qué pecados se atrevan a contarle al cura que los recibe-, para luego comulgar, queda en entredicho cuando sin ningún pudor ni respeto gritan a los cuatro vientos que García Márquez y Fidel Castro “pronto estarán juntos en el infierno”. Olvidando,  seguramente porque sufren de la fiebre del olvido, que su capataz Uribe también tiene fotos a granel con el dictador cubano. Y si de verdad existiese un infierno, en el que no creo -a no ser que sea la larga y tenebrosa noche de ocho años que vivimos los colombianos con el gobierno del susodicho capataz-, la que se iría a las llamas eternas sería ella, la Canal, acompañada, entre otros, de Obdulio y Ordoñez. Personajes siniestros que alimentan el odio, la guerra y el fratricidio.

Y si hablo de fratricidio es porque tengo muy presente los nexos de muchos ganaderos, posiblemente afiliados a FEDEGAN, con la violencia de Colombia, con los grupos paramilitares y el  robo de tierras, con la desaparición forzada de campesinos y líderes sindicales; así como  su estrecha relación con los hombres que  han sido protagonistas del abuso sexual al que han sido sometidas cientos de mujeres y niñas del campo, o de poblados,  donde su poder sembró el terror durante años. Y ahora, como si fuera poco el paisaje desolador de tierra arrasada que ha sembrado en todo el territorio nacional,  la extrema derecha se está reciclando en los grupúsculos de camisas negras que se inspiran en la temible legión de Benito Mussolini. Eso sin contar el odio que destila el aspirante a eterno capataz de apellido Uribe, enemigo de la paz y promotor de la guerra.

Nota: *El pasado 11 de marzo escribí un breve artículo sobre lo que para mí representa la llegada de Uribe al Senado de la República, pueden verlo en el siguiente vínculo

JUANA CON MIEDO

** Pueden también leer mi pequeño homenaje a GGM, y su portentoso libro Cien Años de Soledad, en el siguiente vínculo:

IV PARTE – LO SAGRADO Y LO PROFANO EN EL ESPACIO MACONDINO

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