Corazón de Pantaleón

Publicado el ricardobada

La supervivencia de los mexicanos

Hasta ahora, y sin excepción, mis amigos mexicanos se me han quejado bien amargo de su nuevo presidente, de tal modo que terminé por preguntarle a uno de ellos: «Pero dime una cosa, por pura curiosidad: si sobrevivieron a tantos años del PRI ¿cómo no van a sobrevivir a seis años de AMLO? Lo pregunto en serio, porque creo en la capacidad del mexicano para sobrevivir, a pesar de que casi nunca han tenido los políticos que se merecen. Creo que el último que tuvieron se llamaba Hernán Cortés, y era extremeño», rematé con cierta ironía.

Lo que sigue, sin quitar «ni una coma ni un acento» (Omar Jayám), es la respuesta de mi amigo:

«Sobrevivimos al Partido Revolucionario Institucional (PRI) por una razón simple; el PRI no era un partido, era una organización y una manera de gobernar y hacer confluir el conflicto para aquietarlo con tres cuestiones claves : Una, un régimen de partido hegemónico y corporativo (se crearon corporaciones de trabajadores, de campesinos, de obreros…) y con ello las clientelas fueron parte del régimen y del reparto de puestos políticos desde los municipios hasta el nivel federal. Es decir, todos cabemos. Esto debido al general Lázaro Cárdenas. Dos, un presidencialismo con poderes metaconstitucionales (la anécdota histórica es que el presidente en turno preguntaba “¿Qué hora es?” y le respondían “La que usted diga señor presidente”). Y tres: había movilidad.

«Es decir, dentro del PRI, o no dentro de él, había movilidad, parajódicamente. Los priístas no permitían el pluralismo político, pero cuando era posible lo corporativizaban, vía organizaciones o partidos satélites, y los grupos de izquierda más aguerridos eran reprimidos, muchos presos políticos, y recién a fines de la década de los 70s se reconoció a los grupos de izquierda, izquierda por demás que sobrevivió décadas en la clandestinidad. A principios de los ochenta fueron reconocidas ciertas fuerzas políticas de izquierda. Esto merece comentario aparte.

«La historia de la creación de este partido (lo formaron más de 400 agrupaciones políticas y facciones) y su desarrollo a lo largo del siglo XX es muy interesante. Es decir fue un aglutinador después de una convulsa revolución a la que siguió luego la guerra cristera. El general Calles fue un constructor de ese sistema de partido hegemónico. Si me dejas comparar, casi casi un Hernán Cortés.

«Algo que le aprendí a un gran maestro de historia de las ideas políticas, Gastón García Cantú, gran pensador e historiador sobre México, es que había rompimiento con continuidad cada sexenio, pues dentro del PRI la disciplina era como ir a misa. ¿Qué lo debilitó? La falta de pluralismo político. Realmente la demanda desde antes del 68 y por supuesto a partir de ahí, la sociedad civil, -del pueblo para decirlo en términos más acordes con los que hoy corren-, pidió legítimamente más y más espacios de participación. Fue la demanda de democracia y de apertura pluralista el talón de Aquiles del PRI, de una sociedad realmente industrializada y urbana, con acceso a la educación, a la salud, etc., pues ese régimen supo hacer instituciones muy interesantes.

«Sí robaron, cómo no, pero no a los niveles que vimos en el sexenio pasado. Este gran pecado es el que nos trajo como premio a AMLO, también muy amigo de lo ajeno a través de la “causa” que llamó “honestidad valiente”, pues en su administración del DF le quitó a mandos medios y superiores un porcentaje de su sueldo mensual para la “causa”, y ¡ay de aquél que refunfuñara!

«Él realmente se ha montado sobre el discurso de acabar con la corrupción, aun cuando no reconoce la propia. Con este discurso no necesitó aglutinar a muchos grupos y fuerzas políticas, sólo le habló al pueblo de los saqueos y nos ha mareado con eso, lo cual no justifica que siga la corrupción. Pero el mesías, AMLO, viejo priísta y que sabe muy bien cómo funcionó el viejo régimen, hoy está construyendo su nuevo régimen, llamado 4ª transformación (4T), a una velocidad luz desde la silla presidencial con capacidades metaconstitucionales, actuando al margen de la Constitución que en su toma de protesta dijo respetar hace un poco más de dos meses. Ha tenido como ventaja que el pluralismo partidista está realmente deshecho, aceptó a cuanto tránsfuga político de otros partidos le ha solicitado refugio y, ellos, a cambio, disciplina y estate quieto. Así va a redireccionar la historia, con un tipo de pacto que no conducirá necesariamente a la democracia, con Morena como su partido y sus allegados, y salvará de las garras del mal al pueblo. Pueblo, por cierto, de buenos y malos, malísimos, y lo que esá haciendo a diario es dividir a la sociedad, para dar el mensaje de estás conmigo o estás contra mí, más que nunca y más que en toda la historia del PRI. La movilidad será cosa del pasado.

«Los problemas están a la vista, y lo cuenta bien Héctor Aguilar Camín. Está dando al traste con la posibilidad de mantener y proteger los derechos humanos, de entrada la libertad de expresión. Tilda de tontos a todos, menos a los buenos, que no sé dónde andan. Sus discursos y esfuerzos a diario son para desestabilizar y deslegitimar a las instituciones. Está creando una gran organización sindical con Napoleón Gómez Urrutia, líder minero, y vuelta a la historia corporativista pero con más dinero, y desde mi perspectiva estamos asistiendo a un gran cambio geopolítico mundial del que no vemos ni la punta del iceberg.

«La otra cosa es la falta de transparencia; y de la rendición de cuentas, ni hablamos. Es Luis XIV, “El Estado soy yo”, con una cauda adicional: “La Historia la hago yo”. Y luego con el discurso de acabar con la corrupción y creer ser moralmente el más bueno del pueblo, nada menos que militarizará al país con una Guardia Nacional (con un modelo al del tipo venezolano, que será constructor, sí, desarrollador), para la seguridad pública…, sin orden de cateo los integrantes de este cuerpo de seguridad podrán entrar a las casas y llevarse a las gentes sin más. Al más viejo estilo de Pancho Villa, mátenlo y luego averiguamos. Con esta Guardia Nacional institucionalizada busca remediar la tensión entre la violencia y la política. Y para más inri, la forma en la que está quedándose con el erario público…, es tremendo, con un ansia colosal desmedida, va a crear el Banco del Bienestar, y no hay ni dios que pueda auditar eso. Reparte el dinero como si lo hubiera ganado y lo sacase de su bolsa… y no de los impuestos que son de todos.

«En fin, que las cosas no se ven bien, el autoritarismo está puesto en bandeja. Tampoco nos merecemos a este tipo. Así…, ya te he contado en síntesis este recorrido motivado por tu pregunta sobre la sobrevivencia, gracias».

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