Cuando nuestra peruana EXPERTA; la multigraduada Dra LAURA BERRÍOS VILLAFUERTE; empieza por recomendar el TALENTO HUMANO… y si encima lo combina con la NEUROCIENCIA ORGANIZACIONAL…tenemos INGREDIENTES dignos de una receta para un plato GOURMET…quien aquí nos lo comparte; tal es su generosidad; donde a su manera lo PRESENTA…

“TALENTO HUMANO Y NEUROCIENCIA ORGANIZACIONAL: URGENCIA ESTRATÉGICA PARA EMPRESAS HUMANAMENTE SOSTENIBLES

El despertar necesario   Vivimos un momento decisivo en la historia del trabajo. Las organizaciones que hoy no comprendan y apliquen el poder de la neurociencia en sus procesos de gestión humana, están condenadas a la obsolescencia emocional, productiva y social. En un contexto donde el bienestar, la salud integral y el respeto por las necesidades humanas no son opcionales, sino condiciones críticas de supervivencia, es urgente repensar cómo abordamos el Talento Humano desde una perspectiva científica, estratégica y transformadora.   La neurociencia aplicada a la empresa ha demostrado que el rendimiento humano no es producto de la presión ni del control, sino de condiciones que estimulan al cerebro a operar en estados óptimos de confianza, pertenencia, propósito y equilibrio. Con base en esto, desarrollar programas profundos que integren estas estrategias se convierte en una prioridad para organizaciones que aspiran a ser sostenibles, productivas y humanamente éticas.

Neurociencia y procesos humanos: un enfoque transformador   El cerebro humano reacciona de forma inmediata a los entornos laborales. Las emociones negativas persistentes, como de el miedo, el estrés crónico o la incertidumbre, activan zonas cerebrales que bloquean la creatividad, la memoria y la toma de decisiones. Por el contrario, los entornos de seguridad psicológica, reconocimiento, autonomía y propósito activan la corteza prefrontal, facilitando el pensamiento crítico, la innovación y el aprendizaje.

Desde esta perspectiva, los procesos de Talento Humano deben diseñarse para optimizar el funcionamiento cerebral: Selección basada en valores, inducción emocionalmente inteligente, liderazgo empático y, aprendizaje significativo que conecte con los circuitos del placer, la motivación y la dopamina. No se trata solo de gestionar personas, sino de comprender cómo funciona el cerebro para potenciar su rendimiento desde el respeto y la comprensión humana.

Programas profundos de bienestar integral: una necesidad biológica y organizacional   El bienestar no es una moda ni una ventaja competitiva: es una condición biológica. La salud mental y emocional de los colaboradores está directamente relacionada con su productividad, engagement y permanencia. De hecho, estudios en neuropsicología laboral indican que un trabajador que se siente valorado, escuchado y cuidado puede aumentar su rendimiento hasta un 30% y reducir su intención de rotación en un 50%.

Los programas de bienestar deben ser integrales y personalizados, incluyendo: −     Apoyo psicológico continuo. −     Programas de nutrición, sueño, manejo del estrés y actividad física. −     Talleres de inteligencia emocional y gestión de conflictos. −     Espacios de descanso y desconexión. −     Formación constante en hábitos de bienestar neurocognitivo.

Entornos laborales coherentes con el cerebro humano   Las organizaciones deben convertirse en hábitats cerebrales saludables. Esto implica construir culturas donde la colaboración predomine sobre la competencia interna, el error sea una oportunidad de aprendizaje y, la toma de decisiones sea inclusiva y transparente. Estos entornos impactan de manera directa en la producción de serotonina, oxitocina y dopamina, neurotransmisores esenciales para la creatividad, la motivación y el sentido de pertenencia. Las empresas deben rediseñar sus espacios (físicos y emocionales) para promover:

−     Comunicación abierta y sin juicio. −     Reconocimiento frecuente basado en logros significativos. −     Autonomía con responsabilidad. −     Cultura de feedback constructivo. −     Liderazgo basado en neuroempatía.     Rendimiento alineado con capacidades y propósito   Desde la neurociencia, se sabe que el ser humano busca significado. Cuando los colaboradores entienden el «por qué» de su trabajo y pueden alinear sus capacidades con objetivos organizacionales significativos, se activa la motivación intrínseca, que es más poderosa y duradera que cualquier incentivo económico.

No se trata de exigir más, sino de conectar mejor. Conectar metas corporativas con pasiones humanas. Conectar habilidades con contextos de desarrollo real. Conectar resultados con propósito. El rendimiento no es una obligación, es una consecuencia natural de una mente en equilibrio con su entorno.

Estrategias fundamentales para la sostenibilidad y responsabilidad organizacional   Para ser coherentes con este enfoque transformador, estas cinco estrategias son esenciales: Neuro-liderazgo organizacional: Formar líderes con conocimientos en neurociencia emocional y gestión humana. Estos líderes comprenden los procesos cerebrales de sus equipos y pueden generar ambientes seguros, motivadores y resilientes. Bienestar como eje de la estrategia empresarial: Incorporar programas estructurados de salud integral en la planeación estratégica. Esto incluye indicadores de salud mental, índices de felicidad laboral y medición del clima emocional organizacional.

Inteligencia emocional como competencia clave: Fomentar la formación continua en habilidades socioemocionales: Empatía, comunicación asertiva, gestión del estrés y resolución de conflictos. Estas habilidades son esenciales para un entorno sano y productivo. Cultura del feedback neuroconstructivo: Implementar sistemas de retroalimentación positiva, frecuente y oportuna. El cerebro necesita sentir progreso y reconocimiento para mantener su impulso motivacional. Corresponsabilidad y propósito compartido: Fomentar la corresponsabilidad entre empresa y empleado: ambos tienen deberes en el sostenimiento del bienestar. Las metas organizacionales deben diseñarse de manera que cada colaborador vea su impacto y valor en el sistema.

Liderar desde el cerebro, transformar desde el corazón   El futuro de las empresas no está en la tecnología, sino en el entendimiento profundo de las personas que las integran. Incorporar la neurociencia a la gestión del talento humano no es una moda académica: es una herramienta poderosa y necesaria para construir organizaciones emocionalmente inteligentes, sostenibles y altamente productivas. Hoy, las organizaciones enfrentan una decisión crítica: seguir administrando personas como recursos mecánicos o comenzar a liderarlas como seres humanos complejos, emocionales y profundamente conectados con su propósito. Apostar por lo segundo, es construir empresas no solo exitosas, sino profundamente humanas.”

IMPORTANTE aporte al momento de las EMPRESAS actuales…

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