Cosmopolita

Publicado el Juan Gabriel Gomez Albarello

Carta al Secretariado de las FARC-EP de un ciudadano que votó SÍ en el Plebiscito

Estimados Miembros del Secretariado del Estado Mayor de las FARC,

Escuché atentamente la entrevista que el señor Iván Márquez le dio a rt.com el 8 de octubre de 2016. De los puntos planteados por el señor Márquez, quisiera encomiar su disposición a tomar en cuenta las opiniones de aquellos colombianos que participan en el actual diálogo político, así como su voluntad de preservar al máximo posible la confianza construida entre las partes, especialmente la confianza entre las FARC-EP y los comandantes de las Fuerzas Armadas de Colombia.

Una mención especial merece el punto acerca de los métodos gandhianos de lucha no violenta. Si bien ustedes han firmado un acuerdo por el cual han renunciado a la lucha armada y están dispuestos a dar más pasos hacia una reconciliación efectiva de todos los colombianos, muchos ciudadanos esperamos que ustedes jueguen un rol positivo y constructivo en las luchas no violentas que tendrán lugar en nuestro país, dados los niveles inaceptables de exclusión política, social y económica

Sin embargo, no puedo dejar de mencionar que la posición del señor Márquez, posición que presumo es representativa de su organización como un todo, concerniente a las violaciones al derecho internacional humanitario atribuidas a las FARC-EP es insostenible. El señor Márquez argumenta que esas violaciones no fueron “calculadas”, que no fueron “parte de un plan determinado”. Semejante opinión es sostenida contra la evidencia acumulada por numerosas organizaciones nacionales e internacionales e incluso contra sus propias declaraciones concernientes a la aplicación que ustedes mismos hicieron de la así llamada justicia guerrillera

Sin reconocer que aquellos con capacidad de mando en su organización dieron sistemáticamente órdenes de 1) cometer ejecuciones sumarias como una forma de control político sobre sus propios miembros y sobre la población en el campo, 2) realizar secuestros con el fin de proporcionarle a su organización los fondos necesarios para continuar su lucha y 3) reclutar forzadamente a personas, incluidos niños, no seremos capaces de cerrar uno de los capítulos más oscuros de nuestra historia política.

Nada de lo que digo aquí debería ser interpretado en el sentido de que ustedes son la única parte responsable de las graves violaciones cometidas contra la población civil y contra aquellos combatientes que se rindieron, que fueron heridos o estaban enfermos. Del lado del estado colombiano, no solamente en las Fuerzas Armadas, e incluso en la sociedad colombiana, hay muchos individuos, que están bajo la misma obligación de reconocer su responsabilidad concerniente a las violaciones cometidas contra muchas personas.

Aunque encuentro entendible que ustedes no quieran exponerse cuando otros individuos y organizaciones se muestran renuentes a reconocer su propia responsabilidad, también encuentro difícil que, con la posición que ustedes actualmente tienen en el tema, ustedes puedan persuadir a la mayoría de la sociedad colombiana acerca de su voluntad de aliviar el sufrimiento de muchas víctimas en el conflicto armado.

Sin señales claras de que ustedes están dispuestos a admitir su responsabilidad por graves violaciones cometidas durante el conflicto, la aprehensión contra los acuerdos de paz que motivaron a muchos ciudadanos a votar NO en el plebiscito continuará inalterada. Esas señales que se espera que ustedes den incluyen 1) proporcionarle a las familias de las personas secuestradas por su organización información acerca de su paradero, 2) cesar la práctica de justificar los secuestros o de referirse a ellos con el eufemismo del tipo de “retenciones económicas” y 3) comprometer recursos de su organización a la reparación debida a las víctimas.

También quisiera referirme a la creencia del señor Márquez de que los Acuerdos de Paz son un Acuerdo Especial, en los términos del Derecho Internacional Humanitario, creencia que el señor Márquez encuentra respaldada en el hecho de que los Acuerdos de Paz fueron depositados [en el Consejo Federal suizo] en Berna, y que, por cuenta de ese depósito, devinieron parte del bloque de constitucionalidad, esto es, el bloque formado por los tratados y convenios sobre Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario y la Constitución colombiana. Tal creencia es simplemente falsa.

Los Acuerdos de Paz no son un Acuerdo Especial. Cualquier abogado familiarizado con el Derecho Internacional Humanitario les diría que los Acuerdos Especiales procuran mitigar el sufrimiento inflingido por las partes involucradas en un conflicto armado, no proporcionarle a esas partes las instituciones con las cuales puedan ponerle un fin a ese conflicto y construir una sociedad en paz.

El hecho de que los Acuerdos de Paz hubieran sido depositados en el Consejo Federal suizo no los convierte en un Acuerdo Especial. Los suizos aceptan depósitos de todo el mundo, incluso de dictadores en África, en Asia y en América Latina. El mencionado depósito no le proporciona a los Acuerdos de Paz ningún valor especial. Tal valor es el que aquellos de nosotros que votamos SÍ les quisimos dar por cuenta de la expresión de nuestro apoyo en el Plebiscito. Es el valor que quisiéramos darles de nuevo y con una mayoría decisiva, una vez que sean revisados en el contexto de la actual diálogo político.

En este contexto, por favor, concéntrense en obtener este apoyo popular y piensen en las fórmulas jurídicas meramente como medios para cristalizar este apoyo en instituciones permanentes. De otro modo, ustedes serán tenidos como parangón del mismo leguleyismo con el cual los poderosos en este país siempre han extraído ventajas de los débiles.

Como muchos otros colombianos, expreso mi indignación hacia los métodos a los cuales recurrieron un buen número de promotores del NO. Esperamos que el miedo irracional y la aversión que indujeron en muchos votantes mediante una representación distorsionada de los Acuerdos de Paz sea adecuadamente sancionada. Continuaremos también poniendo en cuestión algunas de sus propuestas pues son divisorias y van directamente en contra del espíritu de reconciliación que animó los esfuerzos de firmar los Acuerdos de Paz.

En particular, muchos colombianos encontramos profundamente cuestionable la propuesta de una amnistía para los combatientes de las FARC-EP a quienes el poder judicial no les haya iniciado una investigación y la propuesta de un alivio judicial para miembros de las Fuerzas Armadas colombianas. Sin embargo, esperamos que, con el apoyo de la comunidad internacional, aquellos que votaron NO y aquellos que representan a esos votantes actuarán en una forma responsable.

En la presente hora, todos los colombianos tenemos la oportunidad de contribuir a construir una paz estable y duradera. Todos tenemos que hacer esfuerzos para consolidar un proceso de reconciliación entre todos los colombianos.

Atentamente,

Juan Gabriel Gómez Albarello

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