Cosmopolita

Publicado el Juan Gabriel Gomez Albarello

PJ Harvey y Julian Assange en BBC Radio: algo así como Andrea Echeverri a cargo de una edición de 6 am – 9 am

¿Se imaginan que Andrea Echeverri hubiese tenido a su cargo la edición 6 am – 9 am de una de nuestras cadenas radiales? Algo similar sucedió el 2 de enero de 2014 en el programa matutino de la BBC Radio: Polly Jean Harvey fue invitada a dirigirlo de acuerdo con su buen criterio. Y sí que lo tuvo.

PJ Harvey invitó a personas muy singulares tales como Liam Shannon, un ciudadano británico detenido en Irlanda del Norte en 1971, quien fue torturado en un centro clandestino del Ministerio de Defensa del Reino Unido. También invitó a Shaker Amer, quien permaneció detenido 11 años, 10 meses y 20 días en Guantánamo sin ser oído ni juzgado por un juez, tiempo durante el cual fue torturado en numerosas ocasiones. «Me di cuenta que buena parte del contenido [del programa] era, de una manera o de otra, acerca de la censura (…) Quise que mis colaboradores fuesen escuchados de una manera definida por ellos mismos», dijo PJ Harvey al inicio de la emisión.

Para quienes no la conocen, PJ Harvey es una talentosa canta-autora sin parangón. Otro de los invitados a su programa en la BBC Radio fue Julian Assange, el fundador de WikiLeaks. Assange continúa pendiente de que el Reino Unido le permita viajar a Ecuador, el país que le dio asilo.

PJ Harvey le pidió a Assange que se hiciera cargo de una sección especial del programa: El Pensamiento del Día. Usualmente, los invitados a esta sección son clérigos o personas religiosas que escogen un pasaje de un texto venerado como sagrado para hacer una meditación acerca de eventos contemporáneos. Esto fue lo que dijo Assange este 2 de enero:

«‘Todos los hombres, por naturaleza, desean conocer.’ Cuando Aristóteles escribió esto, estaba diciendo que lo que hace a los seres humanos diferentes de otras criaturas, lo que nos define, es la búsqueda y adquisición de conocimiento. Esto no equivale a decir que los seres humanos somos criaturas curiosas. Equivale a decir que nuestra capacidad para pensar y actuar en el mundo que nos rodea está ligada a nuestra capacidad para conocerlo. Estar vivo como ser humano significa conocer, del mismo en que tenemos un corazón que late.

«Todos entendemos esto de una manera prosaica. Entendemos, por ejemplo, que una parte importante de lo que significa ser un adulto completamente independiente, capaz de tomar decisiones acerca de la vida, implica ser capaz de conocer el mundo en rededor nuestro y de informar nuestras decisiones con ese conocimiento.

«En el Libro de los Proverbios se dice, ‘Con sabiduría se edificará la casa; con inteligencia se echan sus cimientos. Con buen juicio se llenan sus cuartos de bellos y extraordinarios tesoros.’ [24, 3-4]. Pero esto no es todo. El siguiente versículo en el Libro de los Proverbios dice, ‘El sabio es más poderoso que el fuerte (…)’ [24, 5]. Que yo sepa, ésta es la más antigua formulación de la idea, hoy harto conocida, de que el conocimiento es poder.

«Mantener a una persona ignorante es retenerla dentro de una jaula. De aquí se sigue que los poderosos, si quieren mantener su poder, tratarán de saber tanto como puedan acerca de nosotros y se asegurarán de que sepamos lo menos posible acerca de ellos. Esta perspicaz idea la encuentro en todas partes, tanto en los escritos religiosos que prometen la emancipación respecto de la represión política como en las obras revolucionarias que prometen la liberación respecto de los dogmas opresivos de la Iglesia y del Estado.

«A lo largo de la historia, los poderosos han entendido esto muy bien. Los viejos poderes de Europa se resistieron a la invención de la imprenta porque implicaba el fin de su control sobre el conocimiento y, por lo tanto, el fin de su ejercicio como agentes de poder. La Reforma Protestante no fue solamente un movimiento religioso. También fue una contienda política: mediante traducciones y su divulgación, fue la lucha por liberar el conocimiento que había permanecido acaparado.

«Mediante el sistema confesional, la Iglesia Católica espiaba la vida de sus feligreses. Mientras que la misa en latín excluía a la mayoría de la gente que no entendía latín de la comprensión del sistema de pensamiento que los regía, el conocimiento siempre fluyó hacia arriba, hacia los obispos y reyes, no hacia los siervos y los esclavos.

«Este principio se ha mantenido vigente en la era actual. Los documentos revelados por el atalaya [o alertador] Edward Snowden de la Agencia de Seguridad Nacional [de los Estados Unidos] muestran que los gobiernos osan espiar mediante sus agencias de inteligencia con el fin de alcanzar una especie de omnisciencia divina acerca de todos y cada uno de nosotros, pero al mismo tiempo ocultan sus acciones tras el velo del secreto oficial.

«Mientras que los gobiernos y las grandes empresas saben más y más acerca de nosotros, nosotros sabemos menos acerca de unos y otras. El principio, como siempre, consiste en canalizar la información decisiva hacia arriba, nunca hacia abajo.

«Hoy recuerde que está vigente empoderar a los desempoderados mediante el conocimiento y sacar a la luz del día las maquinaciones de los poderosos. No debemos tener remordimiento alguno acerca de uno de los fundamentos de nuestra humanidad: el deseo de saber.

«Los poderosos harían bien en recordar las palabras de uno de los activistas más importantes de la historia, tal y como están consignadas en el Libro de Mateo [10, 26-27]: ‘(…) nada hay encubierto que no llegue a revelarse, ni nada escondido que no llegue a conocerse. Lo que se les dijo en la oscuridad, díganlo ustedes a plena luz; lo que se les susurra al oído, proclámenlo desde las azoteas.'»

Evgeny Morozov, de modo forzado y críptico, ha dicho recientemente muchas cosas que deberíamos estar discutiendo más abiertamente. Este «profeta» del fracaso del cambio político mediante el activismo en las redes sociales, ha planteado bien el asunto: más allá de los controles que se establezcan respecto de los servicios de inteligencia, el asunto al final concierne a la tensión entre capitalismo y democracia.

En lo que respecta a la información que ellos generan, los consumidores más ávidos de gratificación no tienen escrúpulos. Querrían que esa información circulara más rápido (p. ej. en facebook, twitter e instagram) y que, en lo posible, la pudieran vender ellos mismos. Morozov, sin embargo, soslaya el hecho de que no todos tenemos ese perfil y que, en el balance entre el rol de consumidores y el de ciudadanos, muchos le damos más peso al foro que al mercado. ¿Vamos a aceptar que los gobiernos y las grandes empresas controlen gran parte de nuestras vidas a cambio de la promesa de mayor seguridad y del agrado que producen formas de mercadeo más personalizadas, como las de Amazon, por citar sólo un ejemplo? (Se trata de un ejemplo muy apropiado puesto que Amazon fue una de las grandes empresas en censurar tempranamente a WikiLeaksmotu proprio.)

Morozov tiene razón al afirmar que un buen número dice sí al actual desbalance entre democracia y capitalismo. Y usted, ¿qué dice?

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