Futbol y pasiones políticas exacerbadas

El partido entre Colombia y Brasil exacerbó las pasiones por el triunfo local y por la polémica desatada entre la oposición y el gobierno, antes del inicio del ‘cotejo’. Mientras unos dicen que el Metropolitano, al unísono, arengó ¡fuera Petro!, los seguidores del gobierno, consternados, refieren que los altisonantes gritos se escucharon en el sector de una tribuna y estaban dirigidos a Antonella (hija menor del presidente), quien terminó saliendo del estadio. Aunque se han exhibido videos en redes sociales que dan razón a unos y otros, pareciera que el inclemente destino nos estuviera llevando a los extremos vividos a inicios de siglo entre uribistas y antiuribistas, pero en esta ocasión reencauchados en petristas y antipetristas. Quiero pensar, más bien, que la conturbación social fue producto de enigmáticas jornadas políticas y económicas recientes.

A comienzos de semana, el comandante del ELN, alias Antonio García, continuó con la justificación del secuestro como medio de financiación de esa guerrilla. Las desconcertantes declaraciones, dadas por García después de la liberación de Luís Manuel Díaz, mencionan que el ELN es una organización “pobre como la mayoría de los colombianos” y que no aceptaran “imposiciones ni chantajes” por parte del Estado.

Lo peor es que, en parte, Antonio García tiene razón, pues el proceso de paz con esa guerrilla ha sido tan mal llevado que, en la mesa de negociación, el gobierno no les ha exigido dejar el secuestro como fuente de financiación. Es crucial que el presidente tome decisiones contundentes, pues las estremecedoras emociones en el rostro de Luís Manuel Díaz al celebrar los goles de su hijo -que asemejaban plegarias por la libertad y el fin del secuestro- reflejan el clamor de los colombianos. El jefe de Estado se está jugando su política insigne: la “Paz Total”.

Si en materia de paz las cosas no marchan bien, los datos económicos fueron un latigazo previo al encuentro futbolero. En la mañana, el DANE reveló que el Producto Interno Bruto (PIB) en el tercer trimestre del año cayó al terreno negativo en -0,3%, la peor cifra desde la pandemia del Covid-19. La industria manufacturera, la construcción y el comercio fueron los sectores que más jalonaron negativamente el PIB.  Aunque no estamos en recesión económica y no se avizora en el corto plazo, la respuesta del presidente fue “cambiar la regla fiscal”, lo cual generó desconfianza en los mercados, más en un país que tiene altos niveles de endeudamiento. Con esta desastrosa noticia, muchos de los hinchas viajaron a Barranquilla a ver la selección.

La otra trompada que vivió ayer el gobierno, horas previas al partido, fue la decisión de la Corte Constitucional de tumbar la prohibición de deducción de regalías de la reforma tributaria. La resolución del alto tribunal permite que petroleras y mineras deduzcan las regalías de la base gravable del impuesto de renta, lo que implica que el Estado no recaudará alrededor de cuatro billones de pesos; cifra nada despreciable para el Presupuesto General de la Nación. La respuesta del presidente en su cuenta de X no fue nada afortunada: “recortar el presupuesto de las tres ramas del poder público”.

Los sentimientos mezclados de triunfo, odio y rencor luego del partido Colombia-Brasil deben calmarse. En una ráfaga de lucidez el gobierno nacional debe tomarse el tinto con el uribismo para replantear la reforma a la salud; reconocer que hay un sector importante de la población que no está de acuerdo con la forma en que se está llevando “el cambio” (según la última encuesta existe un 64% de desaprobación); ponerle el tatequieto al ELN y a las disidencias de FARC; considerar la incidencia que tienen los medios de comunicación en la sociedad colombiana y repensarse la estrategia comunicativa de sólo utilizar la cuenta X; y renegociar acuerdos con los partidos tradicionales, pues, al fin y al cabo, fueron ganadores en las pasadas elecciones locales.