Dando mis borondos virtuales me enteré de que la Galería Neue de Nueva York exhibe hasta mayo de 2024 “Paisajes de Klimt”.

El fuerte de Neue Galerie es el arte alemán y austríaco de principios del siglo XX. Cuentan con obra de Gustav Klimt de todos sus periodos y tienen el famoso “Retrato de Adele Bloch Bauer I”, obra maestra del estilo dorado del artista.

Aunque el artista austriaco es reconocido por los retratos de mujeres, también lo es por el paisaje. De hecho, según el texto curatorial, la exposición presenta el paisaje en el contexto de su obra y rastrea la evolución de su estilo.

Quienes no somos expertos en Klimt aprendemos que desde la fundación de la Secesión de Viena en 1897 (que tenía como objetivo vincularse con el arte extranjero), Klimt se convirtió en defensor del movimiento moderno y durante una década exploró el ideal de la “obra de arte total” hasta que su enfoque evolucionó hacia lo decorativo y ornamentado, culminando en su “estilo dorado”. A partir de entonces, pasó a una forma más pictórica de trabajar con colores puros e influenciada por artistas franceses, en particular.

Mientras disfrutaba unas vacaciones de verano en la campiña austriaca exploró el género paisajístico en obras como “Park at Kammer Castle” o “Forester’s House in Weissenbach II (Garden)”, las cuales están expuestas en la galería, pero también se pueden ver en el sitio web Neuegalerie.org.

La visita virtual es muy completa. Lógicamente, “Paisajes de Klimt” fue pensada para atraer al público a este espacio ubicado en la Quinta Avenida de Nueva York, pero la narrativa transmedia es fascinante.

Como espectadora digital pude ver nueve cuadros en excelente resolución y al hacer clic en cada uno está la opción ‘Aprende más’, la cual lleva a una ficha técnica con los detalles de la obra, el año de creación y a quién pertenece.

Park at Kammer Castle”, por ejemplo, es un óleo sobre lienzo de 1909 que forma parte de la colección de Estée Lauder.

Paisajes de Klimt” se complementa con grabados, fotografías de aquel verano, moda y las artes decorativas de los Wiener Werkstätte. La exposición también trata la relación de Klimt con su cuñada, la diseñadora de moda Emilie Flöge, quien fue su amiga y confidente.

Además de poder ver ciertas obras y ampliar la imagen para apreciar los colores, de las posibilidades digitales me encantó acceder a la audioguía disponible gratuitamente en la aplicación Bloomberg Connects que, según vi, es muy usada por recintos culturales extranjeros.

Renée Price, directora de Neue Galerie, guía este viaje sonoro a través de las nueve obras seleccionadas.

Seleccioné “Forester’s House in Weissenbach II (Garden)” y en la conversación con la curadora Janis Staggs, Price comenta que en los veranos de 1914, 1915 y 1916 Klimt y los Flöge estuvieron a la orilla del Attersee; él alquiló una casa de guardabosques mientras que la familia se alojó en una villa cercana.

Este cuadro es de 1914 y según comentan, ese verano el artista pintó solo dos paisajes, ambos representando la casa del guardabosques. Según dicen, ahí estaba en julio de 1914 cuando se declaró la Primera Guerra Mundial.

La directora y la curadora explican que en 1909 Klimt viajó a España y París, por lo que seguro se entusiasmó con lo que hacían sus colegas.

Mientras en mi celular escuchaba la audioguía, navegaba Neuegalerie.org que también cuenta con un video sobre la exhibición y una galería de fotos permite hacerse una idea del montaje que cuenta con paredes pintadas de verde, morado o amarillos.

En la cuenta de Instagram @neuegalerieny también se puede disfrutar a menor escala todo este montaje virtual, pero es igual de interesante.

En el sitio web se puede comprar el catálogo de la exposición, una publicación de tapa dura con 344 páginas en la que se detalla que “durante los últimos veinte años de su carrera, Klimt dedicó considerable energía a pintar paisajes durante sus vacaciones de verano en Attersee, en la región austriaca de Salzkammergut, conocida por sus tranquilos lagos. Creadas exclusivamente para su propio placer, estas escenas bucólicas se convirtieron en sus cuadros más buscados y muy codiciados por los coleccionistas. La mayoría se hicieron en formato cuadrado, un reflejo de su fascinación por la fotografía”.

No sabía sobre el gusto de Klimt por los paisajes, así que me encantó la posibilidad de navegar por esta muestra que me enseñó que durante los últimos 20 años de su vida Klimt pintó unos 60 paisajes en los que experimentó la libertad artística en cuanto a técnica y estilo, ya que no debía complacer a los clientes que pedían representaciones realistas.

Me fascinó conocer que, además del famoso dorado, sintió un gusto especial por los tonos azules, verdes y amarillos característicos de la naturaleza.

Cuando vea una obra de Klimt, quien murió a los 55 años en 1918 tras sufrir un derrame cerebral y contraer una neumonía en el hospital, recordaré lo aprendido gracias a toda esta narrativa transmedia de la Galería Neue.

[email protected] / @LiarteconArte

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