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El calentamiento global actual es real y es causado principalmente por las actividades del ser humano. Sus consecuencias nos afectan a todos y será mucho más difícil y costoso adaptarse a sus efectos en el futuro, si la humanidad no toma medidas drásticas de inmediato, como preservar los bosques del mundo. Dos expertos en este tema nos explican de qué se trata este fenómeno y cuál es su relación con los bosques.

Calor extremo, sequías, inundaciones catastróficas, epidemias, migraciones masivas, conflictos sociales y pobreza globalizada son algunas de las consecuencias del cambio climático que, según advirtió el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) de la ONU, podría enfrentar la humanidad si no limita el calentamiento global a 1.5 grados de temperatura en 2030.

Hablamos con el profesor de la Universidad Nacional y director del Grupo de Investigación en Ciencias Atmosféricas, Daniel Hernández Deckers, y con el director de Cambio Climático y Gestión del Riesgo del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, José Francisco Charry, para entender en qué consiste este fenómeno y por qué los bosques tropicales constituyen una herramienta natural para enfrentarlo.

IRI Colombia: ¿Qué es el cambio climático?

Daniel Hernández Deckers: Se tiene la idea de que el clima es muy estático, pero en realidad nunca ha estado quieto. Desde la formación de la Tierra el clima ha cambiado de muchas formas, pero en escalas de tiempo muy largas; es decir, lentamente. Hace unos 20.000 años, por ejemplo, gran parte del planeta estaba cubierto de hielo.

Desde entonces, el nivel del mar ha subido unos 130 metros; aunque es un cambio muy grande, se dio en un lapso de tiempo muy largo. Estos son cambios climáticos naturales a escala geológica. Sin embargo, hoy en día cuando hablamos de cambio climático nos referimos a los efectos del calentamiento global —el promedio del calentamiento de todo el planeta—, producto de la acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera, en especial el dióxido de carbono y el metano.

IRI: ¿Qué es el efecto invernadero?

D.H.D.: La temperatura de la Tierra está determinada principalmente por la radiación solar, es decir, la cantidad de energía que nos llega del sol. A su vez, el planeta emite la misma cantidad de energía que le llega, de manera que si recibe más radiación del Sol, se calienta más y emite más radiación.

Si el planeta no tuviera atmósfera, esa temperatura estaría determinada simplemente por su distancia al sol: entre más lejos esté del astro, estaría más frío y, entre más cerca, más caliente; sin embargo, la atmósfera no permite que la radiación emitida por la tierra escape al espacio y desaparezca, sino que absorbe parte de esa radiación y la emite de vuelta a la Tierra, haciendo que se caliente aún más. Ese es el efecto invernadero.

IRI: ¿Cuáles son esos gases que producen el efecto invernadero?

D.H.D.: El más importante de todos es el vapor de agua, que está presente de manera natural en la atmósfera y se encarga de que la temperatura de la Tierra sea en promedio de unos 15 grados centígrados. Aunque es el más abundante de todos y genera el grueso del efecto invernadero, se regula de manera natural a través del ciclo hidrológico: el agua de los océanos, los ríos y lagos se evapora, este vapor forma las nubes y vuelve a caer en forma de precipitaciones. Otros gases de efecto invernadero son el dióxido de carbono y el metano.

“Probablemente todos los bosques del mundo no sean suficientes para absorber el CO2 de la atmósfera, porque la cantidad de dióxido de carbono que emitimos es altísima y esto no va a cambiar de un día a otro. Sin embargo, es una gran contribución para evitar que el problema sea aún peor”.

Daniel Hernández Deckers.

IRI: ¿Qué papel juega el ser humano en la generación de esos gases de efecto invernadero?

D.H.D.: Desde la Revolución Industrial, a finales de 1700, hemos venido extrayendo una gran cantidad de carbono que se había acumulado en el subsuelo durante millones de años —combustibles fósiles como el petróleo y el gas—, y lo hemos quemado para producir energía. Al hacerlo, ese carbono se libera principalmente en forma de dióxido de carbono, que tiene unas propiedades parecidas al vapor de agua: atrapa la radiación infrarroja emitida por la Tierra y la re-emite en parte hacia el planeta —efecto invernadero—. Al incrementarse las concentraciones de dióxido de carbono y de metano en la atmósfera, aumenta la temperatura de la superficie de la Tierra.

IRI: ¿Cuánto tiempo permanecen en la atmósfera estos gases?

D.H.D.: El metano tiene una vida media de una o dos décadas, lo que quiere decir que una vez emitido a la atmósfera, permanece allí ese tiempo antes de ser absorbido por la superficie o el océano. El dióxido de carbono tiene una vida media de varios siglos; el problema es que durante los últimos 200 años hemos extraído una gran cantidad de carbono acumulado en el subsuelo y la hemos lanzado a la atmósfera muy rápidamente, entonces no alcanza reabsorberse a la velocidad necesaria y empieza acumularse aumentando la temperatura del planeta.

IRI: ¿Por qué es tan preocupante el cambio climático actual?

D.H.D.: Estamos en niveles de temperatura que no se habían visto hace miles de años. En los últimos 10.000 años la temperatura ha sido más o menos constante; sin embargo, según las proyecciones en los próximos 50 y 100 años la temperatura aumentará rapidísimo debido al calentamiento global. Es decir, el tiempo de transformación es muy corto comparado con los cambios climáticos naturales a escala geológica.

Si en 2100 llegamos a más de 5 grados centígrados por encima del promedio, estaríamos viviendo algo que no se ha visto hace unos 10 millones de años. Para el planeta esto no necesariamente es un problema, se transformará y sobrevivirá; el problema es principalmente para nosotros, los seres humanos, que tendremos que adaptarnos a esas nuevas condiciones.

IRI: ¿Cuáles son las consecuencias de ese cambio climático?

D.H.D.: La primera es el cambio de temperatura y ésta, a su vez, tiene muchos efectos. Por ejemplo, si aumenta en promedio 2 grados centígrados, que suena poco, la primera consecuencia grave es que se van a derretir muchos glaciares. Todo ese hielo convertido en agua terminará en el océano y el nivel del mar subirá.

Eso es un problema grave porque mucha gente vive a lo largo de las costas en el mundo entero, entonces estaría en riesgo la vida de las personas. Por otra parte, en algunos lugares empezarán a surgir problemas de salud y enfermedades. Podrían aumentar los eventos extremos, como las oleadas de calor, provocando la muerte de muchas más personas por deshidratación. Esos son los efectos más directos, pero además hay una gran incertidumbre sobre qué otras cosas podrían ocurrir. Podría modificarse la circulación atmosférica —los vientos— lo cual generaría cambios en las lluvias; de tal manera que se transformaría todo el clima del planeta.

IRI: ¿Por qué el cambio climático afecta la permanencia de la humanidad en el planeta?

D.H.D.: Uno de los peligros es que este cambio no sea reversible en un tiempo razonable, afectando a varias generaciones. Por ejemplo, un aumento en el nivel del mar de un par de metros sería catastrófico para muchas ciudades y por lo tanto para gran parte de la población mundial, ocasionando graves desplazamientos. El costo económico sería mucho mayor al costo de actuar pronto para reducir las concentraciones de gases de efecto invernadero.

IRI: ¿Cómo se puede reducir el dióxido de carbono en la atmósfera?

DHD: La primera alternativa es disminuir las emisiones de CO2, pero como este gas tiene una vida media de siglos, incluso si hoy paramos de emitirlo, todavía habrá mucho dióxido de carbono en la atmósfera por cientos de años, causando el efecto invernadero y haciendo que siga aumentando la temperatura. Por otra parte, en la actualidad se están desarrollando métodos para capturar el CO2 de la atmósfera; sin embargo, hacerlo no es fácil, es costoso y su almacenamiento seguro es un problema complejo.

Foto: Freepik

Un arma natural contra el cambio climático

IRI: ¿Cuál es el papel de los bosques en la mitigación del cambio climático?

José Francisco Charry: Los bosques son una manera natural de reducir el CO2 de la atmósfera, puesto que las plantas y árboles que lo componen ayudan a capturar el dióxido de carbono, reduciendo su concentración y evitando la acumulación de gases de efecto invernadero. Gracias a esto contribuyen a detener el calentamiento del planeta.

IRI: ¿Cómo captan y retienen el dióxido de carbono?

J.F.C.: Los árboles y plantas aprovechan la energía lumínica procedente del sol para, mediante el proceso de fotosíntesis, producir nutrientes a partir de compuestos inorgánicos como el agua (H2O) y el dióxido de carbono (CO2). Gracias a la clorofila que contienen sus hojas, la luz solar desencadena una serie de reacciones que convierten la energía lumínica en energía química. En dicho proceso se genera oxígeno y grandes cantidades de glucosa que, en el caso de las especies leñosas, se conoce como celulosa. En ella se fija el carbono procedente del dióxido de carbono que el árbol ha absorbido de la atmósfera.

IRI: ¿De qué manera incide en la producción de CO2 la deforestación?

J.F.C.: La deforestación implica la conversión de la materia orgánica viva en materia orgánica muerta. Esta última se descompone —por la acción de microorganismos y las condiciones del entorno, como la humedad y el calor— reduciéndose en compuestos más simples. Durante este proceso se libera carbono en forma de CO2. Entre mayores extensiones de bosques sean taladas, más cantidades de CO2 serán liberadas.

IRI: ¿De qué manera influyen los incendios forestales en la captación de dióxido de carbono?

J.F.C.: En los incendios forestales los bosques pierden grandes cantidades de carbono como resultado de la combustión de la biomasa, la cual produce un efecto diametralmente opuesto al de la captura, puesto que provoca la liberación de CO2, convirtiéndose en una amenaza para el clima del planeta.

IRI: ¿Cuántas toneladas de CO2 pueden almacenar los bosques?

J.F.C.: Difieren debido a las características propias de los ecosistemas. En el caso de Colombia, los bosques pueden almacenar entre 50 a 148 toneladas de carbono por hectárea.

“Al capturar dióxido de carbono de la atmósfera, los bosques ayudan a reducir la concentración de este gas y por lo tanto evitan la acumulación de gases de efecto invernadero, que contribuyen a aumentar la temperatura del planeta”.

José Francisco Charry

IRI: ¿De qué manera afecta el cambio climático a los bosques?

 J.F.C.: El cambio climático puede modificar las condiciones del medio biofísico, incidiendo en los ecosistemas forestales. Por ejemplo, puede afectar el patrón de lluvias anuales, lo cual podría reducir la disponibilidad de agua, vital para el sostenimiento de estos ecosistemas. También puede incrementar los efectos de fenómenos climáticos previamente establecidos, como las sequías relacionadas con el fenómeno de El Niño, lo que aumentaría la posibilidad de incendios forestales con la consecuente liberación de dióxido de carbono.

IRI: ¿La desaparición de los bosques de qué manera afectaría al planeta?

J.F.C.: Los bosques juegan un papel esencial en el clima planetario. Su desaparición supondría un aumento dramático de la temperatura por efecto de las emisiones de CO2 que se concentraría en la atmósfera; además, se reduciría la disponibilidad de oxígeno para la biota terrestre. Las consecuencias de la desaparición de la cobertura vegetal suponen una catástrofe global que acarrearía la extinción de muchas especies, incluida el ser humano.

IRI: ¿Los bosques tropicales eliminan dióxido de carbono con mayor celeridad?

J.F.C.: Debido a las condiciones propias del trópico, como temperaturas más altas, mayor radiación solar y más alta disponibilidad hídrica, la tasa fotosintética de estos bosques es mucho más rápida. Por esta razón, la dinámica de fijación de carbono en ecosistemas tropicales es mayor debido a que su tasa de crecimiento es más veloz que la de otro tipo de bosques.

Foto: Renzo D’souza en Unsplash

Perfiles:

Daniel Hernández Deckers

Físico y magíster en Meteorología, de la Universidad Nacional de Colombia; Ph.D. en Geociencias, con especialidad en Modelamiento climático, del Instituto Max Planck de Meteorología, de Hamburgo. Permaneció en Australia durante 3 años, tiempo durante el cual realizó un posdoctorado sobre Convección tropical en el Climate Change Research Centre de la Universidad New South Wales, y en la actualidad es docente de la maestría en Meteorología y director del grupo de investigación en Ciencias Atmosféricas de la Universidad Nacional de Colombia.

José Francisco Charry

Experto en cambio climático, gestión ambiental y energética, el ingeniero mecánico de la Fundación Universidad de América, magíster en Gestión Ambiental y Energética en las Organizaciones, de la Universidad de la Rioja, dirige en la actualidad el departamento de Cambio Climático y Gestión del Riesgo del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, donde lidera las políticas, planes, programas y procesos relacionados con la adaptación, mitigación del cambio climático y la gestión del riesgo en Colombia, entre otros.

Texto publicado en: El bosque es vida, Edición enero- febrero de 2021.

Lea más de la Iniciativa Interreligiosa para los bosques tropicales en https://colombia.interfaithrainforest.org/

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