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La decadencia del poder ruso en América Latina: análisis estratégico

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Resumen

La visita esta semana del Ministro de Defensa ruso Sergei Shoigu a Venezuela, Nicaragua y Cuba, brilló por la ausencia de acuerdos de alto nivel. Por el contrario, puso en evidencia la debilidad estratégica de Moscú en medio de la crisis en Ucrania y el momento delicado de su economía, agudizado por la sanciones de Occidente.

Análisis

En un tour de tres días, el Ministro de Defensa ruso Sergei Shoigu visitó VenezuelaNicaragua y Cuba, sus tres aliados más cercanos en América Latina. Durante su visita se anunciaron algunos acuerdos de cooperación técnico-militar y palabras de apoyo decidido a sus aliados ideológicos, sin embargo, todos los acuerdos carecen de profundidad económica o militar que puedan cambiar la débil posición de sus tres aliados en la región, situación que termina por erosionar la influencia de Moscú en el patio trasero de Washington.

Rusia enfrenta su peor momento político desde la crisis del rublo en los 90’s.

Mientras Shoigu estaba en su tour, Vladimir Putin negociaba en Minsk una tregua para la crisis en Ucrania. En febrero 15 la canciller alemana Angela Merkel y el presidente de Francia Francois Hollande, en representación de occidente, y el presidente ruso, lograron un acuerdo para el desescalamiento del conflicto en Ucrania luego de 20 horas de negociación.

Todo lo que pase en Kiev es de interés nacional para Rusia, Ucrania es el estado tapón más importante de su frontera occidental y por lo tanto es su imperativo ejercer control sobre este territorio, directa o indirectamente. Por eso desde la remoción del presidente ucraniano pro-ruso Víctor Yanukovich en febrero de 2014, Rusia ha escalado su apoyo económico y militar a rebeldes pro-rusos del este de Ucrania con el objetivo de sentar a Kiev – y a sus aliados occidentales – a la mesa de negociación y firmar un acuerdo que respete el interés estratégico de Moscú sobre Ucrania.

Esta situación que ya lleva más de un año, sumado al impacto de la caída del precio internacional del petróleo, ha comprometido serios recursos económicos y humanos del Kremlin, y ha limitado la capacidad de respuesta del presidente Putin a los intentos de desestabilización de Occidente.

Desde que las protestas en Euromaidán con apoyo de Estados Unidos forzaron la renuncia de Yanukovich, se ha esperado una acción equivalente por parte de Rusia que no ha llegado. Una movida estratégica contra Estados Unidos que desestabilice los planes de los americanos, pero ni siquiera la toma de control sobre Crimea puede igualarse.

Rusia ya ejercía un control de facto sobre la península del sur de Ucrania. En Crimea estaba la Flota rusa del Mar Negroy casi el 60% de su población son étnicamente rusos, de forma adicional, la economía de la península depende del intercambio comercial con Rusia.

Es decir que mientras Estados Unidos tiene la capacidad de proyectar poder hasta las fronteras rusas, Moscú se ha limitado a responder en sus inmediaciones, una clara muestra de debilidad, mientras Washington tiene alcance global, el Kremlin solo tiene alcance regional. A parte de Ucrania, la respuesta de Putin no ha llegado a nada que ponga en riesgo la seguridad nacional de la Casa Blanca.

Por el contrario, de los tres países que el Ministro de Defensa ruso visitó durante su tour en América Latina, ninguno ofrece una oportunidad para que Rusia responda a Washington. Venezuela ha entrado en una espiral de decadencia de poder regional; Nicaragua es demasiado pequeño y parece haber estrechado más su relación con China; y Cuba, previendo la realidad de Venezuela y de Rusia, ha decidido abrir canales diplomáticos con Estados Unidos que le permitan garantizar su supervivencia.

En América Latina ya no quedan aliados rusos con los recursos suficientes para apoyar una campaña promovida desde el Kremlin contra Estados Unidos. Este hecho marca una nueva etapa en la balanza de poder regional que ve a Washington más fortalecido que nunca.

Esta nueva realidad reduce la lista de posibles respuestas de Rusia ante la ofensiva de Occidente en sus fronteras, donde Grecia parece ser la más probable. El triunfo del partido de izquierda Syriza abrió una oportunidad a Putin para profundizar las diferencias al interior de la Euro Zona; este es un tema que trataré más adelante.

 

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