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Una alternativa al túnel de Oriente

Por: SARA ARANGO (@sararangof)

Mucho se ha discutido sobre el túnel de Oriente. Quizás esta discusión no ha permeado un espectro significativo de la sociedad, y no ha tenido la trascendencia en medios que debería tener un proyecto de semejante magnitud y costo. Por ejemplo: El Colombiano “olvidó” cubrir el foro que se realizó el pasado 17 de marzo sobre los altísimos costos ambientales de esta obra, en el que participaron eminencias como el profesor Manuel Rodríguez Becerra, ex ministro de Ambiente.

Al túnel de Oriente se le han cuestionado los mecanismos que tomaron lugar para aprobación delicencias ambientales y las cantidades bestiales de agua que podría perder el corregimiento de Santa Elena por filtración. Según estudios contratados por la misma Concesión, el túnel podría filtrar 53 litros de agua por segundo en 8,1 kilómetros de su segundo tramo. Adicional a esto, no muchas personas saben, por ejemplo, que el tramo de viaducto del túnel de Oriente implicará latala 36.313 árboles.

Además, se ha cuestionado el cobro de valorización a los habitantes del valle de San Nicolás, y lo prioritario que pueda ser para un departamento con falencias tan grandes en conectividad, construir una quinta vía de acceso vehicular al Oriente cercano.

Muchos argumentan que es el progreso lo que va a pasar por el túnel de Oriente. Tal vez sea una fracción limitada del progreso la que pase por él, porque el túnel no está diseñado para transporte de carga ni transporte público, y los peajes en precios de 2010 se proyectaban a 14.000 pesos. Así que los habitantes tradicionales de Oriente antioqueño, los estudiantes, los agricultores, poco se verían beneficiados del mismo. Sería un túnel diseñado para el tráfico vehicular de quienes puedan pagar un peaje de estas magnitudes.

Cierto es que el túnel de Oriente se venía soñando desde hacía décadas. En esas décadas se construyeron muchas otras alternativas de movilidad hacia el oriente, entre ellas la siempre inestable vía Las Palmas, construida por quienes ahora tienen la concesión de la obra.

Hasta ahí, sobran razones para cuestionar la construcción de este túnel. Hasta hace poco el ahora gobernador de Antioquia se oponía a él. Ahora resulta que, a pesar de todo, insisten en construirlo, y dicen quererlo replantear y hacerlo bien.

Bien: esta semana el Metro de Medellín se pronunció sugiriendo que el transporte público debe pasar por el túnel de Oriente como extensión de los cables que serán a su vez extensión del tranvía de Ayacucho. Representantes del Área Metropolitana del Valle de Aburrá han afirmado que el túnel sin transporte público sería un sinsentido, y académicos han dicho que un túnel así, construído sólo para el tráfico particular (de un sector muy específico de la población), se congestionaría y coparía su capacidad en unos cuantos años.

Si de verdad insistimos en construir el túnel de Oriente -recemos por que no pase como con el Túnel de Occidente que se secaron casi treinta quebradas-, hagámoslo democrático, para los habitantes del altiplano, para los estudiantes, para los muy amenazados campesinos. No cometamos el error de alimentar la temible enfermedad de los suburbios que condena al valle de San Nicolás a ser el dormitorio de una ciudad que vive y trabaja en el valle de Aburrá.

 

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