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Publicado el Banco Interamericano de Desarrollo

Restauración de los bosques: ya es hora de actuar

Este blog fue publicado en el portal del Banco Interamericano de Desarrollo en Capital Natural

La restauración forestal ha cobrado fuerza en los últimos años. Mientras que los esfuerzos internacionales se han centrado principalmente en frenar la deforestación, probablemente la conservación de los bosques existentes, con el crecimiento de la población y el cambio climático,  no sea suficiente. La restauración forestal es una de las estrategias más prometedoras para abordar algunos de los principales problemas medioambientales de nuestros tiempos. La transformación de tierras improductivas en paisajes productivos y funcionales proporcionarían múltiples beneficios a la sociedad y a futuras generaciones.

En este contexto, los líderes nacionales e internacionales han demostrado una voluntad política sin precedentes. En 2013, la Asamblea General de las Naciones Unidas rindió homenaje a los bosques del mundo al designar el 21 de marzo como el “Día Internacional de los Bosques” para “celebrar y generar conciencia sobre todos los tipos de bosques y de árboles”. Así mismo, de acuerdo con el programa de restauración de ecosistemas globales, se han establecido recientemente una serie de ambiciosos objetivos para la restauración y la conservación forestal entre los que se encuentran la Meta 15 de las Metas de Aichi del CBD, el Desafío de Bonnla Declaración de Nueva York sobre los Bosques, y el Objetivo 15 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

La restauración forestal no es un concepto nuevo. Recientemente, en un viaje por el valle de Shenandoah, cerca de Washington D. C.,  descubrí que la mayor parte del paisaje que contemplaba era el resultado del intenso trabajo delCuerpo Civil de Conservación (CCC), también conocido como el “Roosevelt´s Tree Army” (“Ejército Forestal de Roosevelt”). El Cuerpo Civil de Conservación fue un programa estatal de ayuda laboral para jóvenes estadounidenses creado bajo la administración del presidente Franklin D. Roosevelt. El CCC era parte del plan New Deal creado para combatir la pobreza y el desempleo durante la crisis económica y representaba el esfuerzo por proteger los bosques existentes, que él consideraba “los pulmones de nuestra tierra [que] purifican el aire y aportan fuerzas renovadas a nuestra población”. El programa proporcionaba empleo a 3 millones de jóvenes durante la Gran Depresión, desarrollaban proyectos de infraestructuras y conservación en un país devastado por la tala masiva de árboles y unas prácticas agrícolas que contribuyeron a la erosión de la tierra. En aquellas época, se estima que se plantaron cerca de 3 mil millones de árboles. Y además, se construyeron y renovaron 800 parques en toda la nación.

Lo que nos diferencia de entonces, es que hoy es más sencillo decidir qué árbol plantamos y dónde lo hacemos. En los últimos 10 años, hemos visto crecer notablemente la investigación sobre restauración ecológica, regeneración natural, la ecología de paisajes, y la valoración económica de servicios ecosistémicos proporcionados por los bosques. Esta investigación ha sido impulsada desde la comprensión de que para promover de manera efectiva los esfuerzos de restauración a diferentes escalas, se necesita una comprensión básica de los procesos ecológicos y biofísicos de los ecosistemas forestales. 

Pese a ello, en esta etapa se necesita todavía una mayor investigación para ayudar a desarrollar las capacidades y la justificación económica para la restauración. Muchos de los esfuerzos en restauración han fracasado, y hoy seguimos sin saber cuáles son los factores decisivos del éxito. Necesitamos tener una mayor comprensión sobre algunos procesos ecológicos:  cómo las características funcionales de las plantas y sus mutuas interdependencias afectan al funcionamiento de los ecosistemas, el papel de la diversidad genética en el funcionamiento de los ecosistemas, las interacciones entre la biodiversidad subterránea y la salud forestal y el éxito de la restauración. Para restaurar la salud forestal, y en vista de los escenarios del cambio climático global, será crucial incorporar las percepciones de la relación entre la biodiversidad y la estabilidad de la salud de los ecosistemas. Es fundamental garantizar que los esfuerzos estén bien planificados y basados en un análisis económico sólido y exhaustivo para convencer a los tomadores de decisiones de que los beneficios de la restauración contrarrestan los costes a largo plazo, puesto que el coste de la restauración forestal puede ser considerable, .

El Programa BIO del BID, con el apoyo financiero de la Agencia Presidencial para la Cooperación Internacional de Colombia (APC Colombia), se asoció con el Instituto Alexander von Humboldt para generar datos de referencia rigurosos sobre las prestaciones y el valor de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos proporcionados por el bosque seco tropical de Colombia. De hecho, hoy el bosque seco tropical es considerado como el ecosistema más intensamente utilizado y alterado del mundo, especialmente en las Américas. La falta de comprensión del valor económico de los servicios ecosistémicos que estos bosques prestan ha resultado en la ausencia de políticas explícitas para su preservación, gestión y uso. El trabajo que lleva a cabo el Programa es de especial relevancia en este tipo de paisajes dominados por el hombre.

En un clima cambiante como el actual y con 1,6 mil millones de personas que dependen de los bosques para su supervivencia, no podemos permitirnos la pérdida de más árboles. Con predicciones de una pérdida del área forestal de hasta 170 millones de hectáreas para 2030, la restauración representa una prometedora medida complementaria para la conservación de los bosques. A pesar de ello y aunque la investigación ha aumentado significativamente, el reto de cumplir los objetivos de restauración sigue siendo importante. Para avanzar, se requiere más investigación parar poder informar, poner en marcha e implementar con éxito iniciativas de restauración a diferentes escalas a la vez que se tienen en cuenta las necesidades y las aspiraciones de los propietarios de las tierras. El camino para la restauración debe construirse sobre una base sólida.

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