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Publicado el Banco Interamericano de Desarrollo

El campo: más que un proveedor de alimentos

Diariamente alimentos agrícolas conforman nuestra mesa, son las frutas, verduras, cereales de varios colores y sabores. Muchos de estos alimentos vienen de granjas de Brasil. La agricultura familiar es la principal responsable de la comida que llega a las mesas de las familias brasileñas y que en 2015 representó aproximadamente el 70% de los alimentos consumidos en todo el país. Los agricultores son actores importantes de la cadena productiva de la comida principal del mercado brasileño: Yuca, frijoles, carne de cerdo, leche, pollo y maíz.

Además de alimentar a millones de familias brasileñas, la actividad agrícola es la fuente principal de ingresos para muchas familias. En términos económicos, la agricultura en Brasil, junto con la ganadería incluye una porción significativa del PIB nacional. El sector agrícola genera puestos de trabajo, produce alimentos, genera riqueza y promueve la distribución del ingreso en el país.

¿Y cuáles son las riquezas producidas en las zonas rurales?

El enfoque agrícola en Brasil extrapola las barreras del comercio y la producción de alimentos debido a que en las zonas rurales también se producen servicios ambientales. Estos servicios se traducen en beneficios que las personas obtienen de los ecosistemas que abarcan el suministro de alimentos, la producción de agua, regulación del clima, la formación del suelo, la polinización, los servicios de recreación, entre otros.

La conservación del medio ambiente y todos los servicios que proporcionan los ecosistemas no son una actividad atractiva económicamente a la sociedad y, a menudo los ecosistemas se convierten bruscamente en otras actividades más rentables. Estos cambios alteran el uso de la tierra y dificultan la prestación de servicios ambientales básicos para la supervivencia humana. Cuando las actividades agrícolas no se gestionan adecuadamente puede conducir a serios problemas de degradación del medio ambiente, como la erosión, la contaminación de cursos de agua por uso excesivo de pesticidas, pérdida de la biodiversidad, entre otros.

En la actualidad, algunos instrumentos económicos se han utilizado para ayudar a equilibrar la conservación del medio ambiente con las actividades productivas. Los instrumentos económicos tales como el pago por servicios ambientales, resultados de financiación e IVA ecológico ya se emplean en algunos proyectos en Brasil y generan resultados positivos.

Un ejemplo es el Proyecto Rural Sustentable,  que ofrece a pequeños y medianos agricultores experiencia técnica y apoyo financiero para adoptar métodos sostenibles. Uno de los principales objetivos es facilitar el acceso a microcréditos a pequeños y medianos productores rurales para inversiones en tecnologías agroforestales  bajas en carbono . Asimismo, otro de los objetivos es mejorar las prácticas de uso del suelo y el manejo forestal usados por estos productores en los biomas del Amazonas y del Bosque Atlántico para promover el desarrollo rural sostenible, reducir la pobreza, promover la conservación de la biodiversidad y promover la protección del clima.

 


 La segunda llamada a los productores interesados está abierta y comprende 70 municipios . Por lo tanto, el uso de instrumentos económicos favorece el reconocimiento de los agricultores como un actor importante en el proceso de producción de alimentos y el mantenimiento del ecosistema de servicios ambientales. Por otra parte, estas iniciativas pueden promover el equilibrio entre la producción económica y la conservación del medio ambiente.
Mariana Vilar
Mariana Vilar

Mariana Vilar es la coordinadora del bioma Mata Atlántica en el equipo del Proyecto “Rural Sustentável” del BID – Brasil. Se graduó en Ingeniería Forestal y posee una maestría en Ciencias Forestales por la Universidad Federal de Viçosa con especialidad en Economía Ecológica, Pago por Servicios Ambientales, Mercado de Carbono y Sostenibilidad.

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