Volvamos a la fuente

Publicado el Banco Interamericano de Desarrollo

Cómo preservar el pulmón mesoamericano

Este blog fue publicado inicialmente en el portal del Banco Interamericano de Desarrollo 

 

por Joseph Milewski

Tras décadas de maltrato en la selva guatemalteca, un programa del BID desarrolla actividades alternativas agrícolas, turísticas, ambientales y culturales para la población de la zona, compatibles con la conservación de la Reserva de la Biósfera Maya.

Antigua ciudad maya del Tikal - Reserva de la Biosfera Maya

Antigua ciudad maya del Tikal – Reserva de la Biosfera Maya

En Guatemala, el ensordecedor cotorreo de las guacamayas y los chillidos guturales de los monos, son solo dos de los muchos sonidos que se pueden apreciar desde el corazón de la selva tropical más extensa de Mesoamérica, declarada como “Reserva de la Biósfera Maya” (RBM) en 1990.

Esta jungla de tierras bajas y temperaturas altas es el antiguo hogar de la civilización maya y alberga cerca de 4.000 especies de plantas, aves, mamíferos y reptiles. La reserva ocupa la mitad norte del departamento del Petén y cuenta con una extensión superior a 21.000 Km2.

Durante décadas, la tala ilegal de bosques, el saqueo de sitios arqueológicos, los incendios y la caza comercial han sido los principales enemigos de este pulmón mesoamericano. Recientemente, el crimen organizado y el crecimiento explosivo de la población se han sumado a las amenazas a las que se enfrenta este tesoro ecológico y arqueológico.

Por ello, seis instituciones del gobierno guatemalteco están coordinando acciones comunes orientadas a conservar esta reserva natural y hacer frente a dichas amenazas. Además, un préstamo, financiado por el BID complementado por una donación del Global Environment Facility, apoyó la iniciativa que derivó en la creación del programa Desarrollo de Petén para la Conservación de la Reserva de la Biosfera Maya –PDPCRBM-.

Compromiso con las alternativas sostenibles en la Reserva de la Biósfera Maya

El programa, coordinado por el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales, desarrolla alternativas productivas para la población de la zona que son compatibles con la conservación de la Reserva de la Biósfera Maya. Estas alternativas están relacionadas con actividades agrícolas, turísticas, ambientales y culturales.

Además, el programa es sostenible porque fortalece la gestión de las áreas protegidas con la actualización de los planes de manejo de la reserva y de otras áreas protegidas emblemáticas. Por otro lado, la construcción y operación del centro de operaciones conjuntas de San Miguel La Palotada provee control de los movimientos de la carretera que da acceso al corazón de la reserva.

Este trabajo se hace de manera coordinada entre el Consejo Nacional de Áreas Protegidas, el Ejército Nacional y la División de Protección a la Naturaleza de la Policía Nacional Civil.

El centro de operaciones conjuntas ayuda a evitar el saqueo de los recursos naturales y culturales de la reserva. Los primeros resultados, desde que empezó su funcionamiento a inicios de 2014, indican que ha disminuido la tala ilegal de madera en esta zona, lo que indica de manera inicial un impacto positivo de las mejoras en la gestión ambiental. Adicionalmente, se está construyendo otro centro de estas características en el extremo oeste de la reserva.

 

Un turismo responsable

El programa ha financiado infraestructuras como el centro de visitantes del Parque Nacional Yaxhá-Nakúm-Naranjo, el Museo Regional Mundo Maya en la península de Tayasal, la señalización turística en Tikal y también, se está mejorando el sendero entre Carmelita y el sitio arqueológico El Mirador.

De esta manera, los turistas que pasan por la zona cada año ya cuentan con más facilidades para realizar sus actividades de ocio. Aunque varías de estas acciones son de reciente implantación, se espera que vayan a contribuir para ampliar la estadía y el gasto de los turistas en el área central, así como los ingresos de las familias dedicadas a esta actividad.

 

Una agricultura de bajo impacto

Los beneficios del programa también impactan positivamente y de manera directa en la población local. Los funcionarios, tanto del Ministerio Ambiente como del Ministerio de Agricultura, buscan soluciones para desarrollar una agricultura de alta productividad y bajo impacto ambiental, promoviendo el cultivo a través de las cooperativas agroforestales de plantas ornamentales como el xate y otras alimenticias como el plátano, el macal y el cacao.

De igual forma, se ha invertido también en la implementación del modelo de granjas sostenibles en la cuenca del lago Petén Itzá. Trescientos productores de la cuenca se benefician del asesoramiento en diseño e implementación de tecnología apropiada como la reforestación con especies locales y el manejo de plantas forrajeras.

El objetivo es que la productividad de sus granjas aumente, con un menor uso de pastos y la optimización del uso del agua por medio de aguadas mejoradas. Esto permite incrementar los ingresos de los agricultores y reducir la presión sobre los recursos naturales.

 

El Lago Petén Itzá,  “El brujo del agua”

El lago Petén Itzá se haya en la zona de amortiguamiento de la Reserva de la Biosfera Maya. Es uno de los más esplendidos y menos contaminados del país. El programa monitorea la calidad del agua y cuenta con inversiones orientadas a proteger este patrimonio natural.

Se espera evitar anualmente que más de un millón de metros cúbicos de aguas contaminadas lleguen al lago con acciones como el diseño de una red de drenaje en los municipios que conforman la comunidad del lago, una propuesta de descontaminación de arroyos tributarios, y el diseño y construcción de una planta de tratamiento en San Benito, Petén.

Aunque el programa ha sido pensado para mostrar resultados a largo plazo, ya ha logrado disminuir moderadamente el proceso de degradación de los recursos naturales y promover la puesta en valor del patrimonio cultural de la reserva, contribuyendo a mejorar la calidad de vida de su población.

Joseph Milewski es especialista de recursos naturales del BID, donde trabaja en la oficina de Guatemala en proyectos de medio ambiente, catastro, desarrollo rural y gestión de proyectos de riesgo  de desastre en Guatemala, Jamaica y Honduras. Antes de unirse al BID, José trabajó para el sector privado y también en el sector público en Canadá para la industria energética, en áreas como la ecología humana, evaluaciones de impacto ambiental y política ambiental. José es graduado en Antropología y Planificación urbana y regional de la Universidad de McGill.

Comentarios