VIDA PERRA

Publicado el Henry Salazar

Príncipe: otra víctima de la violencia

Desde cualquier lugar que se mire, el hecho que resultó en la muerte violenta de Príncipe, causada por un disparo de arma de fuego accionada por Juan Sebastián Toro, no resiste ninguna justificación.

En primer lugar, su afirmación de que mató al perro “pero en defensa propia” es casi ridículo. Un perro puede morder por diferentes razones, pero dudo mucho que Príncipe haya tenido la alevosía y la sevicia, si aceptamos el supuesto ataque, de quitarle la vida a su verdugo. El agredido afirmó que le “alcanza a aruñar el hombro izquierdo”. Un rasguño en un hombro es muy distinto a un disparo de arma de fuego dirigido al cuerpo del animal. Y si Toro es abogado, como dicen algunos medios, debería comprender mínimamente el concepto de legítima defensa y cuándo aplica.

Pero también sostiene que la sociedad está haciendo una campaña de desprestigio en contra de su buen nombre. Seguramente deber ser otro miembro más de esa categoría de colombianos que son gente de bien. Que mató al perro pero no hizo nada malo. Somos todos los demás quienes le estamos arruinando sus nobles títulos y su prestigio.

Si se trató de un problema de tránsito automotor en una vía pública, qué tenía que ver el perro en todo esto. Esta manera de resolver las cosas, con insultos, con agresión, con mentiras, silenciando al otro con un arma y sacando provecho en los medios de comunicación gracias al reconocimiento social que ha obtenido por sus “hazañas” deportivas, para ofrecer disculpas fingidas y reclamar por la condena que la sociedad le ha hecho, tan sólo son otras muestras de su incompetencia, de los atajos que tiene su escala de valores y de la exaltación que siguen haciendo varios del estilo mafioso y oportunista que se ha instalado en la sociedad para alcanzar y defender una posición. Es mucho más fácil confrontar al otro con un arma en la mano, particularmente, cuando ese otro está desarmado.

Se pone en duda también la forma y la capacidad institucional para determinar quién reune las condiciones necesarias para obtener un permiso de porte legal de armas de fuego. Un ciudadano como Toro, claramente está mostrando que no debería portarla ni tener un permiso de las autoridades para ello. Esto supone un alto grado de responsabilidad, de buen juicio y de una sólida comprensión de los alcances que tiene obtener un privilegio de esta naturaleza.

También es vergonzosa la posición de algunos senadores. Aunque lamentaron lo sucedido se excusan diciendo que desde la legislación no hay nada que hacer para castigar este tipo de acciones ni a sus autores. Hay legislación, que requiere ser revisada, actualizada y mejorada, sí, pero no hay forma de aplicarla. Las sanciones no son claras. Y lo más peligroso son las excepciones. Lo único que nos deja esta postura es acudir a la sanción social para que los hechos se conozcan, no sólo por las versiones mediáticas.

Es muy poco probable que Príncipe obtenga el beneficio de una investigación seria por parte de las autoridades competentes con el objeto de establecer la verdad de lo sucedido. Y mucho menos algún resarcimiento que haga justicia por la pérdida de su vida. Su familia debe estar enfrentando un dolor muy profundo marcado por el recuerdo de un acto de agresión violento que cobró la vida de su mascota. Y eso no va a cambiar. Así el asesino se disculpe y pague la multa por llevar consigo un arma.

Pero como sociedad podemos participar en la construcción de una manera contundente pero legítima prevenir estas cosas y de proteger la vida como premisa fundamental de convivencia. Preguntémonos si la idea que tenemos de tolerancia es la más adecuada, porque al parecer sólo debe ser ejercida por los agredidos. Estamos confundiendo tolerancia con resistencia ilimitada al maltrato, el irrespeto y la agresión.

Por último, NO tiene ninguna pertinencia para explicar lo sucedido que este individuo haya participado en una competencia deportiva. A quién le importa esto, especialmente cuando sus actuaciones no tienen relevancia alguna: en 2013 abandonó en la 7ma. etapa y en el 2014 abandonó en la 5ta. etapa. Y en el 2015 ocupó el puesto 73 entre 79 competidores que llegaron a la meta. ¿Cuál es su merito? No olvidemos que en estas pruebas, todos los que llegan después del primer lugar son perdedores. Acaso ¿su desempeño le da el permiso de asesinar a quién se le ponga enfrente?

@VidaPerraBlog

 

 

 

 

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