Ventiundedos

Publicado el Andrey Porras Montejo

Los amoríos ideológicos entre Uribe y Otoniel

Sorprende bastante el que en la misma semana se hayan hecho dos convocatorias de manifestación civil con tan aparente disímil fundamento: el jefe del clan Úsuga y el insigne expresidente senador de la república.

Sorprende por varias razones: la primera, por el tema de las manifestaciones, la segunda, por la coincidencia en las fechas, y la tercera, por la caracterización de los líderes que cada una supone.

Bajo el nombre ceremonioso de la muerte de uno de sus caudillos, alias Otoniel ha declarado el paro armado, en el Urabá Antioqueño, con el fin de establecer una diferencia (ilegal) con el actual gobierno. Por su parte, el expresidente, bajo la fortaleza de un músculo económico que le permite salir en televisión justo antes de un partido de la selección Colombia sub 23, convoca a la ciudadanía con el fin de establecer una distancia (legal) con el actual gobierno. Los dos utilizan un manifiesto, los dos encaminan un discurso que, a las buenas publicitarias o a las malas armadas, quieren convocar a sus seguidores o demostrar su existencia. ¿Estarán asesorados Uribe y Otoniel por el mismo consultor – asesor de imagen?

Abril es un mes con memoria histórica, aquel día noveno marca en los colombianos un asunto aún no digerido, pero, por lo menos, estipulado como conciencia de una tragedia, como espasmo antes y después de la barbarie, con tintes únicos en el mundo. El que se haya decido lanzar una campaña en esta época quizá obedezca a la recalcitrante idea que se erige alrededor del caudillo…la lógica mesiánica…el que te salva soy… porque yo soy el que manda. ¿Es acaso posible que Otoniel y Uribe hayan tenido el mismo profesor de Historia?

Y por último, nada más aburrido y torpe que la imagen de quien ejerce su complejo de poder y se siente el centro del mundo, a pesar de que ya su tiempo caducó hace rato, porque, claramente, un senador ya no es un presidente y un jefe de una banda criminal ya no es un capo narcotraficante. Senador con complejo de presidente, bandido con complejo de capo, ¿será que Otoniel y Uribe van a terapia con el mismo sicólogo?

Todo este panorama resulta gris e indignante, ridículo y sorprendente, irrisorio y cruel, máxime cuando ya llevamos, en esta semana, varios buses quemados, así como miembros de la fuerza pública asesinados, ello sin contar lo que pueda pasar en la marcha del centro democrático.

Lo cierto es que, en Colombia, más de una profesión u oficio deberían ser replanteados, no solo la de los gobernantes o los malechores, sino también, entiéndase por favor la ironía, la de los consultores, los profesores de historia y los sicólogos.

Andrey Porras Montejo
[email protected]

Consultor

Comentarios