Por: Felipe Villegas Múnera
@backpackinglawyer
Les quiero dar la bienvenida a este nuevo espacio en El Espectador.
Al ser éste mi primer escrito oficial, me parece justo presentarme y explicarles por qué cambié un estilo de vida corporativa para dedicarme a viajar por el mundo.
Mi nombre es Felipe, nací en Cali, estudié Derecho en la Universidad del Rosario y trabajé como abogado en una de las mejores firmas de Colombia durante algunos años. Crecí en un círculo social “afortunado” ya que nunca me faltó nada. De hecho, siento que me sobraron muchas cosas mientras crecía.
Por cosas de la vida, hubo un tiempo en el que no tenía plata ni siquiera para ir a la universidad hasta que un ángel se me cruzó por el camino y me ayudó. Mis padres también lo dieron todo para que yo pudiera terminar mis estudios y graduarme como abogado. Durante mi época universitaria, busqué la forma de obtener ingresos para solventarme día a día y luego vivir de una forma más cómoda.
Comencé a trabajar en una de las firmas más prestigiosas de Colombia como abogado y todo parecía ir hacia arriba. Al ganar más dinero, empecé a darme más lujos y a “disfrutar” más de esas comodidades que creemos necesitar.
Sin embargo, me di cuenta que esas cosas no me estaban haciendo feliz. Pasaba la mayor parte de mi tiempo en la oficina. Trabajaba para hacer más dinero sin poderlo disfrutar. Los fines de semana estaba más pendiente de mi celular y correo que de cualquier otra cosa. En fin, me la pasaba estresado y no disfrutaba mi vida.
En cuestión de un año, dos de mis jefes mueren y decido reaccionar. Me doy cuenta que estoy pasando los mejores años de mi vida encerrado en una oficina con la aspiración de crecer laboralmente para hacer dinero y poder disfrutarlo a duras penas dos semanas del año o cuando estuviera viejo y me retirara. Si es que llegaba a viejo.
Cuestionando el sentido de mi vida, me di cuenta que no quería llegar a los cincuenta, mirar atrás y arrepentirme de no vivir una vida que de verdad quería. Así que decidí renunciar.
“¿Y qué voy a hacer?” pensé.
Pues, me voy a viajar.
Por allí dicen que viajar es la mejor solución para todo. Siempre me gustó viajar pero nunca lo había hecho solo y mucho menos al estilo mochilero. Me encantó la idea. Irme por el mundo a explorar esos lugares de los que había leído o visto en películas. Conocer todo tipo de personas y culturas y lo mejor de todo, conocerme más a mí mismo. Era la mejor opción.
Así que empecé a investigar. Leí blogs de viaje, revistas y libros. Le pregunté a diferentes viajeros sobre sus experiencias y pedí consejos. Vi tutoriales en Youtube sobre cómo empacar mi mochila y más. Creo que “sobre-estudié” todo el tema pero lo logré, me animé a viajar. Vendí todo, reuní mis ahorros y me fui.
Compré un tiquete de ida a Barcelona sin fecha de regreso.
Con el pasar del tiempo me enamoré de los viajes, de las personas, de la comida y de los paisajes. Viajo solo pero no me siento “solo” ya que siempre hay alguien nuevo por conocer. Aprendí a valorar el tiempo conmigo mismo y a disfrutar de mi propia compañía. He pasado momentos malos también, pero se compensan siempre con los buenos. Si me preguntan, no cambiaría esta decisión por nada. Ya son casi tres años viajando “sin pausa pero sin prisa” y me siento lleno, aunque sé que esto tal vez no será para siempre.
Antes de empezar a viajar, había ido a cinco países, siempre de vacaciones. Hoy en día llevo más de cuarenta países visitados y miles de experiencias vividas. Mi estilo de viaje cambió y con este, mi estilo de vida.
Así que si me lo permiten, en los siguientes escritos estaré compartiendo más sobre mis experiencias de viaje. Espero que les gusten.
Para leer sobre consejos de viaje visita: Vagamundeando: Backpacking Lawyer