Por: Felipe Villegas Múnera
@backpackinglawyer
Cuando leemos o escuchamos la palabra “Himalaya”, lo primero que se nos viene a la cabeza probablemente son montañas, el Monte Everest o Nepal. No obstante, hoy les voy a contar sobre un lugar diferente que, si bien se encuentra en el Himalaya, hace parte de la cordillera que rodea a la India. Un lugar especial que no tiene nada que envidiar a las montañas de Nepal y que ofrece algunos de los paisajes mas espectaculares que he visto en mi vida. En este lugar pasé un mes. Fue un mes en donde estuve meditando, haciendo senderismo, visitando los lugares más escénicos, probando comida típica de esta región, conociendo distintos viajeros, y también pasando tiempo con las personas de esta zona de la India.
Su nombre: Ladakh. Este lugar es tan remoto que solo puede ser accedido durante seis meses del año. Existen dos formas de llegar a Ladakh: La primera, volando desde Nueva Delhi hasta la capital llamada Leh y la otra por tierra desde Srinagar o desde Manali (ambos pueblos ubicados en el norte de la India).

Mientras planeaba mi recorrido por la India en Nueva Delhi, la madre de mi anfitriona me habló de este lugar. Me contó sobre sus paisajes, sus personas y comida. Pero lo que más me llamó la atención fueron sus palabras: “no es como el resto de India”.
Para quienes han estado en la India quizás siempre recuerden su primera vez. Siendo sincero, yo no estaba pasando un buen rato. No estaba acostumbrado a tanto caos, comida tan picante, suciedad en las calles, personas tratando de estafarme todo el tiempo, bañarme con balde de agua, olores desagradables, intoxicadas, etcétera, etcétera.
Por eso sentí un poco más de tranquilidad y curiosidad cuando me hablaron de Ladakh. Así que la señora y yo trazamos una ruta para llegar por tierra desde Nueva Delhi hasta Leh, su capital. Tardé un mes y doce días en poner pie sobre la tierra del Himalaya en la India.
Pasé por Benarés (Varanasi) en donde presencié las cremaciones en el río Ganges. Luego fui a Rishikesh, la “Capital del Yoga en el Mundo” y lugar en donde los Beatles vivieron por un tiempo. Fui a Dharamsala en donde vi al Dalai Lama dando charlas sobre vida, meditación y Budismo. Dormí en el Templo Dorado en Amritsar, uno de los lugares más sagrados de la India. Pasé a Srinagar para dormir en una casa flotante en uno de los lagos principales de este país y luego de un recorrido de veintiocho horas en bus pasando por paisajes surreales, llegué a Leh, Ladakh.
Leh se encuentra ubicado a 3,500 metros sobre el nivel del mar. Su población no supera los 25,000 habitantes y la gran mayoría tiene rasgos de Budistas Tibetanos. Las personas son amables y siempre saludan, agradecen y se despiden con la misma palabra: “Yulei”. Es un pueblo frío, árido pero acogedor. La arquitectura es muy particular: las ventanas tienen marcos de madera, las paredes son de barro y los techos conservan los diseños tibetanos.
No hay mucho para hacer en Leh además de conocer los mercados e interactuar con sus habitantes. Sin embargo, este pueblo es usado por los viajeros como base para explorar el resto de Ladakh. Eso hice yo también.
La primera semana fui a un curso de meditación llamado Vipassana ubicado en un pueblo a treinta minutos de Leh. Allí pasé diez días meditando en silencio y aprendiendo las modalidades de esta técnica budista. Además de las enseñanzas que aun aplico en mi día a día, este curso me dejó un grupo de buenos amigos con los que viajé durante las tres semanas siguientes.
Lee mas sobre mi experiencia en Vipassana aquí.
Mis nuevos amigos y compañeros de viaje eran Edu (España), Kir (Alemania), Laura (Italia) y Arjun (Estados Unidos/India). Lo primero que decidimos hacer fue el Trek por el Valle de Markha. Muchas personas contratan guías o personas que carguen el equipaje pero nosotros decidimos hacerlo de manera independiente. Compramos un mapa en una de las tiendas de senderismo y empezó una travesía que duró seis días hasta que llegamos a 5.200 metros sobre el nivel del mar.
Pasamos por distintos tipos de escenarios. Al comienzo, el paisaje era verde. Había muchos ríos y montañas llenas de vida y color. Luego, se tornó un poco más árido pero rápidamente pasamos a la nieve. El último día acampamos a 5.000 metros de altura y a las 4:30 a.m. nos despertamos para subir 200 metros más hasta la cima. Fue surreal. Banderas tibetanas en la cima y todos extasiados por haber llegado a lo más alto.
Luego de regresar a Leh, nos dimos cuenta que la final de polo regional estaba llevándose a cabo y podíamos entrar gratis. Hasta ese día, no sabía que el polo como deporte se originó en Asia Central, desde Irán hasta el Tíbet y la India. Estos partidos no eran como los de la televisión. Aquí no había barrera que protegiera al público. La bola, e incluso los caballos, podían golpearnos en cualquier momento. Fue una experiencia única.
Pasamos semanas recorriendo el resto de Ladakh. Uno de los lugares que más llamó mi atención fue el lago Pangong. Este lago está ubicado en la frontera entre India y China y cambia de colores dependiendo de la luz del sol. Es así como en un mismo día, puede ser visto en azul intenso, verde e incluso morado.
Otra zona que logré explorar fue el Valle de Nubra. Aquí, hay un lugar que se llama Hunder en donde se pueden apreciar los famosos camellos asiáticos con dos jorobas. También está Turktuk, un pueblo ubicado cerca a la frontera con Pakistán y que contiene campos de cebada hermosos en sus tres colinas. Se puede caminar por los campos y por lo general las personas duermen en posadas con sus habitantes por unas suma muy económica.
Luego de pasar un mes con mis nuevos amigos recorriendo Ladakh y viendo lo hermosa que es esa parte de la India, aprendí una de las lecciones más importantes de mi viaje:
Cada persona tiene una percepción diferente sobre cada lugar, y creo que esto está altamente ligado a la experiencia que dicha persona vivió en dicho lugar.
En otras palabras, lo que para unos puede ser el mejor lugar del mundo, para otros puede ser un destino común y corriente ya que lo vivido ha sido diferente.
Para mí, Ladakh es uno de los lugares más increíbles que he visto en mi vida, pero estoy seguro que mi punto de vista sería diferente si no lo hubiera vivido con ese gran grupo de personas que ahora son mis amigos. Para todo viajero intrépido y curioso, recomiendo visitar Ladakh. No se arrepentirán. Aquí vi los mejores paisajes de la India, pasé días meditando en silencio, hice trekking por el Himalaya y lo mejor, conocí algunos de los viajeros más interesantes del mundo.
Espero que este post les haya gustado. Si quieren leer más visiten Vagamundeando: Backpacking Lawyer y no se olviden de seguirme en Instagram y en Facebook: @backpackinglawyer