Utopeando │@soyjuanctorres

Publicado el Juan Carlos Torres

El ocaso de la política tradicional y el poder del marketing.

La semiótica electoral es dinámica, de ahí la importancia del marketing en las campañas. El padre del growth hacking político en redes sociales es Obama, venció paradigmas que pensamos inmóviles en política, como debates en televisión o en plaza pública, su medio hegemónico fue el internet, decía cosas magistrales en un minuto en un video que se masificaba exponencialmente y así conquistó a USA.

Las campañas modernas no sólo censan la intención de voto, sino el inconsciente colectivo para poder llevar el mensaje persuasivo que seduzca a las masas. El de hoy, en Colombia, es que la gente se cansó de la política tradicional, y eso implica no sólo las caras sino las formas de hacerla, prueba de ello, el abstencionismo y el poder del voto en contra.

Sectores antipetristas , antiuribistas y de centro, con el mismo discurso de confrontación, alianzas objetables, sin nuevas caras y con la misma forma de hacer política, protagonizaron el escenario visceral y tradicional de la política en Colombia que ha causado gran desgaste y apatía en los últimos años, mientras que, la campaña de Rodolfo Hernández, fue la gran ganadora, supo leer el momento, que igual intuyó Centro Esperanza, con un tipo decente como Fajardo, pero también visto como de clase política tradicional y castigado por decisiones en otrora.

Rodolfo Hernández, no tiene un plan claro, es un populista que sabe comunicar muy bien, se desmarcó de la clase política tradicional y tiene el mejor equipo en marketing de esta campaña. Dice lo que la gente quiere escuchar, sin tanta verborrea, clarito y puntual. Él sabe que a la gente le gusta que le digan que va a acabar con las ratas (corruptos), que chao al 4×1000 y que bajará el IVA (aunque no explique cómo). Eso seduce a una sociedad agotada de la clase política, y eso es más impactante que el académico ejercicio de explicar una reforma tributaria o de pensiones, aunque cada cosa tiene su público, de ahí la necesidad de segmentar el discurso.

No sólo lo vendieron como la cara fresca, sino en un lenguaje asertivo, como el Rey del Tiktok, saben que la sociedad colombiana escucha más reguetón de lo que lee, que está más activa en redes sociales que en las aulas, y que tiene más impacto un meme que un plan de gobierno de cien hojas. La vejez descodifica ternura, mano dura a la antigua y seriedad, y su equipo de campaña lo aprovechó. Nadie puede negar que un lema como “yo estoy con el viejito”, inspira: solidaridad, protección y cariño.

Fico Gutiérrez, empezó en esa vía, (también lo hacía bien Alex Char) vendiéndose como la cara fresca, como la renovación en la política, pero cargando el peso de las alianzas de los partidos tradicionales y del actual gobierno. Por no apartarse del uribismo, naufragó. Cayó en el juego de atacar visceralmente a Petro, y lo montó en el pódium de las encuestas. El colombiano, cuando detecta que existe agresión de mala fe, se solidariza generando un efecto contrario, como en los realities.

Mientras todos peleaban, Hernández, en una campaña paralela, crecía. Primero los descabezó a todos, luego se vendió noble reconociendo bondades de Petro y la encerrona que los demás le hacían; también despertó solidaridad su desafortunada tragedia familiar. Faltando poco, advirtieron que escalaba al segundo lugar, y ahí todos contra el cucho, empezaron con humor, y después se fueron con todo. Los petristas y uribistas lo visibilizaron y provocaron el mismo efecto que el uribismo con Petro, de subirlo al pódium,  y se les coló en la boca de la urna.

Hoy el panorama es diferente, a los ni Petro ni Uribe con Hernández, los reforzará el antipetrismo, matemáticamente superando a Petro; sin embargo, los votos de Federico Gutiérrez, no todos son de opinión, también pertenecen a los clanes territoriales, partidos de coalición, los uribistas, un sector cristiano, y los del gobierno Duque. Hernández, estratégicamente (en público) da la bienvenida a todos los votos, pero sin alianzas ni compromisos.

De lo anterior, pueden inferirse tres fenómenos: i) que el antipetrismo esté por encima de todo, y no les importará que Hernández defienda temas sensibles como: el aborto, matrimonio igualitario, adopción entre parejas del mismo sexo, legalización de la marihuana, restablecimiento de relaciones con Venezuela, defensa del acuerdo de paz con las Farc y negociación con el ELN, entre otros, ii) que los caciques territoriales y partidos, que no forjan voto de opinión sino de conveniencia no inviertan sin garantías de participación gubernamental, y iii) que un sector de los ni Petro ni Uribe abandonen a Hernández, para no mezclarse con los votos que endosará Fico.

El discurso antiuribe y anticontinuismo funcionó para vencer a Fico, pero es un error de Petro utilizarlo contra Hernández. Los 8.5 son inmovibles, la población a seducir ahora, es aquella que no cree en la forma tradicional de hacer política, entonces lo incorrecto es vender el mismo discurso de confrontación y con la misma oratoria que ya los cansó.

Gustavo Petro ha hecho un gran esfuerzo en verse fresco, jovial y ha dosificado en parte su discurso, aunque le falta; además tiene gente cercana que no le está ayudando, con credenciales, inclusive. Debe «cortarles» el plan de datos. Los que más le hacen metástasis son los petristas barra brava, que antes que unir a los del centro, indecisos y/o abstencionistas, los ahuyentan.

Mientras Petro hable de cambio y unidad, de la política del amor y la vida, y los llamados a consolidar esa unidad no desescalen la hostilidad con quienes no comulgan con el decálogo del Pacto Histórico, le será difícil a Petro, conquistar los votos que necesita.

@soyjuanctorres

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