Hicieron del día sin Iva, un Covid Friday. Retrocedimos en un día lo que logramos en tres meses de confinamiento. La turba enloquecida de consumidores desnudó lo presentido: un día mal planificado podría costarnos miles de vida. Lo fácil que era limitar la validez de la exención del IVA a compras en línea. El termómetro serán los tamizajes, en diez días, cuando se disparen los contagios.
A los alcaldes y gobernadores les faltó carácter para cuidar sus territorios y oponerse a la medida presidencial. Se exceptúan quienes objetaron habilitar el día sin Iva en sus jurisdicciones y no levantaron sus restricciones para promover compras masivas. Por la mañana, no podemos invitar a la gente que salgan a comprar, y por la noche, en alocución, sermonear a la ciudadanía con mensajes persuasivos. ¡El que educa es el ejemplo, no la carreta!
La gente salió a comprar en estampida, inobservando los lineamientos de distanciamiento social. Lejos de la buena intención promulgada, el día sin Iva se convirtió en un suicidio. La estimulación de la reactivación económica no fue bien planificada, ni responsable, ni inteligente; por el contrario, fue un desmadre. No obstante, aún el Presidente no toma la decisión de suspender la actividad, so pena de los perjuicios predecibles sobre la salud pública.
La salud y la integridad de los colombianos no puede subordinarse a la voluntad de los grandes empresarios. El mando de un gobernante no puede pignorarse a costas de lo que podría terminar en un holocausto. No es íntegro ceder a las presiones de un sector de la sociedad con cargo al agravio del otro. Lo que hoy es un día sin Iva, mañana podría significarnos cien días sin Ucis y el colapso de hornos crematorios.
No puede haber un día más sin IVA; al menos no, en las actuales circunstancias, salvo que, se limite exclusivamente a compras en línea. Haber estimulado la compra presencial con descuentos y el bloqueo de los portales electrónicos de los almacenes, causaron la hecatombe.
Estábamos estupefactos con la dicotomía que promovían desde Estados Unidos y Brasil para la reactivación económica cuando su curva iba en ascenso, y sin verlo venir, nos metieron ese gol. El gobierno propició el agolpamiento colectivo de personas en las principales ciudades, sin medir las consecuencias y de seguro, endosará la responsabilidad política a la cultura ciudadana.
Un gobierno que sanciona al vendedor ambulante y le impone confinarse, y al día siguiente estimula la concentración masiva en los grandes almacenes, es un gobierno que desmoraliza al ciudadano, fomenta la desesperanza y contraviene su autoridad. Reprimiendo a unos y premiando a otros, el Presidente Iván Duque le está enviando un mensaje equivocado a la sociedad.
A los ciudadanos desbandados por comprar lo innecesario, que la apetencia los llevó a obviar las medidas higiénicas, de bioseguridad y de toma de temperaturas, ojalá sepan que, un televisor no cabe en un cajón. No olviden decirles a los médicos, para aportar en la noción de contagio en la epicrisis, que salieron a comprar el día sin Iva.
La vida es sagrada, más cuando es la ajena. El Presidente debe suspender de inmediato el día sin Iva.
Twitter: @soyjuanctorres