Escribe ET:—
Estimado Doctor Alberto los abogados uniandinos, como Usted, estamos más que reconocidos con la merecida escogencia de Eduardo Cifuentes Muñoz como magistrado del Tribunal Especial para la Paz. Eduardo Cifuentes fue magistrado fundador de la Corte Constitucional donde permaneció por espacio de nueve años, luego fue presidente de la misma Corte, Defensor del Pueblo, Director de Derechos Humanos de la Unesco en Paris, profesor y decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de los Andes. Sus sentencias fraguaron las bases de la doctrina constitucional del país.
Creativo, original, brillante y profundo; heredero y guardián de la mayeútica de Ciro Angarita. Y lo más extraño en esta época: honesto a toda prueba. Cuarenta años de ejercicio profesional en altos cargos públicos y privados sin la menor tacha o sombra.
Estas líneas que seguramente secundan todos los egresados de la facultad y su decanatura muy seguramente, luego de los homenajes a los maestros idos, abrirán espacio para el que se le haga en vida a Eduardo Cifuentes como el abogado Andino con más distinciones en el ejercicio del derecho. Este reconocimiento ayudaría a disipar el hedor que hoy envuelve a las “altas cortes” con un ejemplo orientador del comportamiento propio de los abogados que aspiren a tomar el timón de las instituciones.