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Publicado el Alberto Donadio

El truculento negocio entre Cafesalud y Medimás

Escribe el doctor Aníbal Rodríguez Guerrero:

El Truculento Negocio entre Cafesalud y Medimás

Los trascendentales fallos del Tribunal Administrativo de Cundinamarca (TAC) que dispusieron la distribución de 4 millones de afiliados a otras EPS, así como el reconocimiento de la ilegalidad de la transacción, ponen en evidencia una grave situación de irregular uso del poder del Estado, para llevar a cabo un negocio cuya finalidad no fue otra que ocultar el desfalco ocurrido en las EPS SaludCoop y Cafésalud durante los años que estas entidades, vía intervención o medidas de vigilancia especial, fueron controladas por el Gobierno Nacional.

Para entender este embrollo hay que primero tener presente que a mayo del año 2011 cuando fue intervenida por la Supersalud, SaludCoop le adeudaba a las clínicas y hospitales la suma de $376.253 millones de pesos por servicios de salud, monto que a marzo de 2017 había crecido a la descomunal suma de $4,4 billones correspondiente al valor reclamado por los prestadores de salud (IPS) en la liquidación de la EPS. Aunque la liquidadora de SaludCoop adelgazó el desfalco glosando irregularmente más del 75% de la suma reclamada, el monto final reconocido como deuda fue de $1,2 billones, es decir 3 veces lo que se debía al inicio de la intervención.

Por el lado de Cafesalud las cosas fueron similares; en enero de 2012 la EPS fue objeto de una medida de vigilancia por parte de la Supersalud que duro 5 años; durante este lapso los pasivos con clínicas y hospitales pasaron de $50.000 millones de pesos a más de $2,5 billones según lo reconoció la directora de la firma Lazard Colombia SAS, asesora del torcido negocio, en declaración rendida ante el Tribunal Administrativo de Cundinamarca en octubre de 2018.

 

Claramente la crisis actual de Medimás EPS tiene sus raíces en el festín de corrupción que se dieron los interventores de SaludCoop y Cafesalud, con la venia del Superintendente y el Ministro de la época

Ante este oscuro panorama y posiblemente para no empañar su brillante carrera, el conspicuo ministro de salud, en compañía de su áulico superintendente, idearon un plan para “esconder la mugre bajo la alfombra”, estrategia que el Sr Ministro denominó “operación de alta filigrana” y que no era otra cosa que vender los entonces 6,5 millones de afiliados que en conjunto SaludCoop y Cafesalud tenían.
Con este fin, y como lo analizó el Tribunal, el Ministerio de Salud acomodó irregularmente las normas del sistema de salud.

Hasta ese momento, los decretos 2353 de 2015 y 780 de 2016, autorizaban que, para fines de reorganización empresarial, una EPS cediera sus afiliados con el fin de crear una segunda EPS siempre que quedara con participación accionaria mayoritaria en la nueva entidad. Como estas normas  exigían además que los pasivos pasaran a la nueva entidad, para allanar la barrera, el Ministro de Salud expidió el decreto 718 de mayo de 2017 por el que para hacer posible la venta de los afiliados dispuso que la entidad que cedía sus afiliados (Cafesalud) no tenía la obligación de quedar como accionista de la EPS que se creaba (Medimás), pretextando para ello que los ingresos producto de la negociación debían usarse para el pago de las acreencias que quedaban en cabeza de Cafesalud.

Como ñapa y con abrumadora generosidad, el Ministro dispuso que el plazo para cumplir los requisitos de solvencia financiera de la EPS resultante (Medimás) se aumentaban a 10 años.

Ajustadas las normas, el turno para cometer irregularidades le correspondió a la liquidadora de SaludCoop, quien con base en el decreto 718, acomodó el reglamento de venta permitiendo que el requisito de experiencia en aseguramiento en salud se homologara al de prestación de servicios de salud.

Respecto de esta peculiar analogía, el Tribunal encontró un proceder irregular como quiera que por definición legal el aseguramiento en salud comporta gestión de riesgo en salud y del riesgo financiero, experticia de la cual carecían totalmente los adjudicatarios dada su calidad de instituciones de prestación de servicios de salud.

Por si lo anterior no fuera una manipulación suficientemente grave de las normas, el trio Ministerio, Superintendencia y Liquidadora, acordó con los compradores, unas condiciones de pago completamente leoninas y atentatorias de los recursos públicos del sistema de salud.

Así, el precio convenido de $1,2 billones de pesos en un 50% se pagaba en efectivo a 10 años, y el restante 50% se podía compensar con las deudas que Cafesalud tenía con las IPS compradoras por prestación de servicios.

Entonces se convino que el pago del 50% en efectivo se haría en 60 cuotas de $10.000 millones mensuales, suma que, a falta de otra fuente de ingresos, Medimás pagaría con los recursos públicos que recibiría por la atención de sus pacientes. Una sutileza jurídica del contrato de venta de 5 millones de personas, eufemísticamente llamados “activo intangible” fue la firma de la transacción por parte de Medimás como principal obligado, lo que en términos coloquiales significa una alta filigrana para que la EPS se auto comprara sus afiliados con los mismos recursos que recibía para atenderlos.

 

Por el lado de las deudas a compensar la cosa era igualmente beneficiosa pues de los $600.000 millones a pagar las IPS compradoras tenían acreencias con Cafesalud por $112.000 millones; entonces para el pago de la fracción restante; esto es, $488.000 millones, las IPS dueños de Medimás se pusieron a la tarea de adquirir cartera de otras IPS acreedoras de Cafesalud, ofreciéndoles sumas irrisorias por lo que la EPS les debía, e imponiéndoles además largos tiempos de pago.

Respecto de este anómalo ejercicio de compensación de deudas para pago del precio por la venta de los afiliados, el Tribunal encontró una violación a la libre competencia pues estableció que se irrespetaron las normas de prelación de créditos para liquidación de EPS dado que, pese a no tener afiliados desde agosto de 2018, Cafesalud permaneció como empresa con el único propósito de hacer posible el cruce de cuentas con los compradores, afectando con este enroque a miles de clínicas, hospitales y profesionales de salud a los que Cafesalud no se les dio curso a sus créditos subrepticiamente forzándolos a vender sus acreencias a los privilegiados compradores.

Cabe agregar la total complicidad del Ministerio de Salud y la Superintendencia de Salud con esta maniobra, pues, aunque la Contraloría General a comienzos del 2017 (informe fiscal 219) alertó sobre la ocurrencia de causales legales de disolución de Cafesalud, las autoridades públicas soslayaron su deber de decretar la liquidación de la EPS y por el contrario siguieron adelante con la negociación.

Como faltaba la cereza del pastel, los afortunados compradores, pese a haber recibido de la Supersalud una autorización para “comprar” 3,5 millones de usuarios, cerraron el negocio por 5 millones, recibiendo irregularmente y por cerca de 2 años, recursos públicos por 1,5 millones de personas más de las que estaban autorizados, a lo que se sumó la gravísima anomalía alertada por la Procuraduría y corroborada por el Tribunal, de permitir la operación de una EPS sin contar con red de profesionales e instituciones para atender a 5 millones de personas. Como resultado de este sobrecupo en la afiliacion, Medimas se ha embolsillado cerca de $1,4 billones por afiliados a los que no tenia como brindarles atencion medica.

Afortunadamente luego de varios años de litigio la justicia hace honor a su nombre y produce unas valientes decisiones que prometen marcar un hito en beneficio de los pacientes, de las clínicas, hospitales, de los trabajadores. Esperemos que la Fiscalia, la Contraloria y la Procuraduria pronto develen la olla de corrupcion que se dio durante la intervencion de saludcoop, Cafesalud y Medimas

Empero, aunque ya hay luces sobre lo que paso en Medimás, queda un enorme interrogante:

¿el nobel presidente sabia de las andanzas de su ministro estrella?

 

Anibal Rodriguez Guerrero

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