¿ QUÉ PASÓ CON LA PUERTA?
Por Mauricio Luna Bisbal
Criminólogo cuántico.
Alejandro Galvis Galvis rescató para la memoria histórica nacional el símbolo de la Justicia avasallada el 9 de abril de 1948 cuando el Palacio de Justicia de ese entonces, ubicado en la carrera sexta con calle 11 en la capital de la república, fue presa de las llamas a raíz del asesinato del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán.
Galvis Galvis encontró abandonadas las cariátides de inspiración griega que adornaban la puerta principal de dicho Palacio de Justicia y con dinero de su propio bolsillo, las restauró y después de un tortuoso trámite administrativo, se instalaron para engalanar la puerta principal del Palacio de Justicia en Bucaramanga, donde lucen actualmente.
A raíz del asalto, bombardeo e incendio del Palacio de Justicia en Bogotá, durante los primeros días de noviembre de 1985, la puerta principal, hoy, 35 años después del holocausto, podría ubicarse y colocarse en el estado en el cual se encuentre, en un visible sitio institucional para que las nuevas generaciones sepan lo que ocurrió y lo que no debe ocurrir de nuevo.
Ya no está físicamente entre nosotros el patricio Galvis Galvis pero su energía de dignidad y pundonor clama para que las propias autoridades de la actual cúpula de la Justicia realicen el mayor esfuerzo en la ubicación de este símbolo patrio y su colocación en el lugar correspondiente no solo con la memoria de los ilustres magistrados, funcionarios y ciudadanos fallecidos sino también con la preservación de ese elemento esencial en la configuración política y jurídica del concepto de Estado.
Ya lo dijo bellamente el ensayista y filósofo español, José Ortega y Gasset:
» La nación nunca está hecha. Siempre está haciéndose o deshaciéndose…»
La función de los símbolos en la estructuración de las culturas es precisamente esa: la conservación de ese elemento anímico y aglutinante de la nacionalidad. Por eso los himnos y las banderas nacionales en todos los países. También los uniformes de los equipos deportivos, ciclistas y atletas.
Para entender y sentir mejor la importancia energética de los símbolos basta con acudir a la magia de las palabras: el antónimo de la palabra simbólico, lo enseñaron los griegos, es lo diabólico. Lo simbólico une y fortalece; lo diabólico desune y debilita.
Ojalá el ejemplo de Alejandro Galvis Galvis, figura procera de los santandereanos, impulse desde el faro periodístico de Bucaramanga a través de Vanguardia Liberal, diario informativo y formativo del oriente colombiano con circulación nacional, y nos dé esa energía para recuperar este símbolo de la Justicia, puerta principal de facción artística y labrada en bronce cuya estampa permanece en la mente de muchos ciudadanos quienes la observamos y admiramos al recibir su mensaje de respeto para tan ardua labor de los jueces y magistrados pues son ellos lo encargados de mantener los equilibrios y crear las soluciones para que las sociedades no desaparezcan.
La pregunta histórica: ¿ Qué pasó con la puerta?